Más de un centenar y medio de personas, según estimaciones de la Asociación Vecinal, se animaron a disfrutar del masivo montaje, inspirado en bosques encantados, realizado artesanalmente por los propios lugareños y en el que no faltaron risas, sorpresas… Y algún que otro susto
Densas masas de hojarasca otoñal, largas y herrumbrosas cadenas colgadas de los techos, tupidas telas de araña, lápidas y ataúdes diseminados por doquier, una mesa para cenar ocupada por comensales inquietantemente poco ‘vivos’… Y, sí, también calabazas. Nada faltó ayer viernes en la celebración temática del Samaín con la que la Asociación Vecinal de Portuarios quiso deleitar a los habitantes del barrio, y a cuanto visitante foráneo quiso acudir. Y cuando se dice ‘nada’, quiere decir ‘nada’. Porque los integrantes de dicho colectivo, en un claro afán por tirar la casa (del esfuerzo) por la ventana para disfrutar de la festividad, convirtieron su sede en un auténtico y completamente equipado ‘Túnel del terror’, que a lo largo de la tarde, especialmente en sus horas finales, hizo las delicias de niños y adultos por igual. Ahí está las cifras para demostrar su éxito… Más de un centenar y medio de personas aceptaron el reto de cruzar el umbral del complejo, y de llevarse no pocas sorpresas, algunos sustos y, sobre todo, muchas risas y un grato recuerdo.

Fueron días previos de arduos preparativos y de echar mano de la imaginación colectiva para prepararlo todo, lo que se logró, destacan desde la Asociación, gracias a un trabajo en equipo que les ha permitido funcionar como una máquina bien engrasada. Tanto es así que el grueso de los detalles expuestos ayer fueron realizados artesanalmente por los vecinos, y no comprados expresamente. Un detalle, por cierto, que no pocos visitantes supieron valorar. De hecho, la cita acabó convirtiéndose en una suerte de pequeña fiesta, llegando a instalarse una barra de bar en el exterior de la sede. Así, por espacio de varias horas procesiones de pequeños y mayores, en su mayoría debidamente disfrazados para la ocasión, descubrieron los secretos del ‘Túnel del terror’, decorado como si de un fantasmagórico bosque encantado, con su casa embrujada de rigor, se tratase. Una deliciosa experiencia para público y organizadores que, a pocos les cabe duda, se repetirá en el futuro.












