La ex empleada de LogiRAIL y ex Miss Asturias asegura a miGijón ser víctima de un «pisoteo de mi honor», afea a Barbón que «me quiera cargar con el muerto» de acudir a Fiscalía, y afirma que no siguió el consejo del presidente porque «no me dejaron poner otro nombre» en la denuncia

José Luis Ábalos, Koldo García, Víctor de Aldama… Ocurra lo que ocurra en el futuro, e independientemente de los dictámenes judiciales que están por venir, los tres personajes anteriores quedarán para siempre vinculados al conocido como ‘caso Koldo‘, la presunta trama de corrupción basa en el amaño de contratos públicos que, desde su estallido público en febrero del año pasado, ha hecho tambalearse los cimientos del PSOE. Sin embargo, no son los únicos nombres que han pasado a convertirse en familiares para el español de a pie. Otro más resuena con fuerza desde hace meses, y más aún tras su declaración ante el Senado este mismo lunes: Claudia Montes. Quien fuese elegida Miss Asturias mayor de treinta años en 2017 se ha convertido en una pieza clave del escándalo por su presunto conocimiento de varias de las irregularidades denunciadas durante su tiempo como empleada de LogiRAIL, y por lo infructuoso de sus supuestos intentos de darlas a conocer a diversos cargos socialistas, incluidos el presidente del Principado, Adrián Barbón, y la cúpula del PSOE de Gijón, ciudad en la que reside. Ahora, mientras aguarda la citación para una segunda sesión en el Senado -en la que, asegura, presentará una completa batería de pruebas, recopilada con ayuda de su abogado, Alfredo Arrién, del despacho Paredes y Asociados-, esta gijonesa de 46 años, madre de un hijo, lidia con el escarnio público que afirma estar sufriendo, pero decidida, añade, a limpiar su nombre y destapar la verdad.
«Han pisoteado mi honor; me han acusado de mentirosa, de ser una ‘enchufada’, de prostituta… Me han destrozado la vida«, asegura por teléfono a miGijón, mientras hace memoria de todo lo ocurrido desde que, en 2019, durante un acto organizado por el PSOE de Gijón al que acudió Ábalos, conoció al entonces ministro de Fomento. La impresión inicial fue positiva; tanto que, fruto del relato de ciertos problemas para afrontar el pago de su vivienda que Montes compartió con él ese día, a poco encontró una aportación económica de 1.300 euros, «con condición de devolución». Y así lo hizo la gijonesa, aunque no con ello cesó el trato mutuo. Ábalos, sabiendo de su situación de desempleo, le facilitó varios enlaces con ofertas a las que podría postularse. Punto. Hasta ahí su relación, reitera Montes, que no guarda un recuerdo negativo del ex ministro. «Era un referente en política y siempre me trató con educación, como a todas las mujeres; creo que todas aquellas que le conociesen dirán lo mismo«, aventura. Por descontado, la asturiana rechaza de todo punto la existencia de cualquier vínculo sexual entre ambos, y descarta que su entrada en LogiRAIL respondiese a alguna suerte de favoritismo. «Si Ábalos me hubiese ‘enchufado’, habría pegado una llamada y estaría trabajando al día siguiente, y no fue así; pasaron varios meses hasta que me llamaron y, además, si estuviese ‘enchufada’… ¿Me habrían puteado como me putearon, con salarios mínimos y horas extras infernales?«, se pregunta.
«Barbón tendría que haber empezado la investigación él, y que Fiscalía me hubiese llamado a mí; se lo debe a todos los asturianos»
Pero los hechos son los hechos -al menos, los conocidos hasta el momento-, y lo cierto es que esa conexión con el ex ministro ha convertido el de Montes en uno de los testimonios clave para el caso. La conexión… Y el que, según su propio testimonio, la ex modelo tratase de poner en conocimiento del partido ciertas presuntas irregularidades que detectó en el seno de LogiRAIL. Fue en ese punto cuando comenzó lo que ahora no duda en calificar como un «calvario». Cuando, en 2021, Ábalos fue reemplazado al frente de Transportes por Raquel Sánchez y, después, por Oscar Puente, la gijonesa remitió «mensajes a los dos, avisándoles de lo que había«, sin obtener respuesta. A escala autonómica, llegó a enviar tres correos electrónicos a Adrián Barbón, que gestionó el gabinete del presidente, y a plantearle por Instagram, en conversación directa, que se citasen para que viese las pruebas y la acompañase a presentar la denuncia; no obstante, el líder asturiano la animó encarecidamente a acudir al Ministerio Fiscal, órgano competente en la materia. Y, si bien Barbón ha negado de todo punto que existiese una amistad entre ambos, Montes alega que «había una confianza, y ese día le hablé como a un amigo, pero que no me quiera cargar a mí el muerto; tendría que haber empezado la investigación él, y que Fiscalía me hubiese llamado a mí«. Una forma de proceder, la que la ex modelo entiende como correcta y no cumplida, que el presidente «le debe a todos los asturianos«.
Lógicamente, queda en el aire la gran pregunta… ¿Siguió Montes el consejo de Barbón, y elevó la información de que disponía al Ministerio Fiscal? Sí… Pero no. «Después de que un amigo policía me informase, fui al Juzgado y pregunté al personal administrativo por un fiscal, para hablarle de un tema serio«, recuerda. Las funcionarias la enviaron a presencia de una mujer «de unos sesenta años», a la que relató cuando sabía, y que «me puso cara rara, como de estar alucinando«. El punto de ruptura fue el momento en que Montes preguntó a la supuesta fiscal si podía registrar el expediente con otro nombre, para «protegerme a mí y a mi hijo, porque tenía mucho miedo». La negativa de la aludida llevó a la ex modelo a optar por dejarlo estar. «Salí como entré, y no quedó nada por escrito que dejase constancia de ello«, asegura. Y tampoco ayudó que cierta persona del entorno político, de la que no quiere revelar ni nombre, ni cargo, ni afiliación, se sugiriese encarecidamente «no moverlo, no hacer nada«.

¿Y qué decir del PSOE de Gijón, del que Montes fue militante hasta que, con el estallido del escándalo, decidió darse de baja? Bien, su gran reproche hacia sus ex compañeros de partido es que, en el momento en que se vio en el foco, la desamparasen, hasta el punto, ahonda, de minimizar su importancia en la estructura socialista local. «Era una persona totalmente integrada; le dediqué tiempo al partido porque quiero ayudar a mis vecinos, pero ahora se me deja por mentirosa«, lamenta. Y resalta que, en aquellos tiempos, «tuve buenas relaciones con Tino Vaquero, con Carmen Eva Pérez, con Monchu García… Me conocían perfectamente«. Incluso, como ya desvelase hace días, asistió a una cena con el que fuese candidato socialista a la alcaldía de la ciudad, Luis Manuel ‘Floro’ Flórez, a la que también acudieron «su mujer, otro matrimonio, una mujer que ostentaba un cargo importante y otros tres militantes, incluido el cirujano Vallina (presumiblemente Manuel Vallina-Victoreto, candidato a las primarias del PSOE)». De ahí que la postura actual de los socialistas gijoneses le resulte, como poco, dolorosa. «Creo que no se quieren meter en problemas, y es normal que no quieran verse salpicados, porque esto se lo pueden hacer a cualquiera, pero me parece muy mal por su parte«, sentencia, reconociendo que le hubiera gustado «que alguien de Igualdad hubiese salido a decir públicamente que yo no era una prostituta, o que me hubiese llamado para ir a la manifestación de 8M y darme apoyo«.
Con esas cartas sobre el tapete, y mientras el revuelo mediático prosigue en torno a su persona, ahora Montes y el letrado Arrién están centrados en preparar ese catálogo de pruebas que elevarán al Senado y que, esperan, confirmarán la veracidad de los testimonios de la gijonesa. Por el momento, su credibilidad cuenta tanto con defensores como con detractores, y a estos últimos les ha proporcionado munición extra para desconfiar que Montes, este mismo verano, afirmase en un medio nacional haber tenido una vinculación sentimental con el ex futbolista Iker Casillas. Fue, reconoce, una revelación que «me ha venido mal«, pues el que el antiguo portero de ‘La Roja’ lo desmintiese ha desatado, en palabras de la ex modelo, «una avalancha enorme, porque tiene toda una manada detrás que se cree lo que diga«. Aun así, Montes está decidida a desvelar, más pronto que tarde, la verdad sobre esa supuesta relación, como también a esclarecer las dudas que orbitan en torno a su papel en el ‘caso Koldo’. «Si me retas a una cosa, si me tachas de mentirosa, me voy a defender«, concluye, acariciando el que su gran deseo: ser vista como «lo que soy: una mujer valiente, que se ha atrevido a denunciar y que deja un buen recuerdo allá por donde pasa. Por eso agradezco los muchos mensajes de ánimo que me llegan desde Gijón. Yo lo único que quise fue que se cumpliese la ley«.