El aumento de la vigilancia en áreas como Castiello deriva la atención de los maleantes a zonas menos protegidas; el pasado viernes se consumó un robo en una casa, mientras que otro se frustró después de que el atacante viese a gente en el interior

Se ha convertido en algo poco menos que familiar que, periódicamente, las noticias de asaltos a viviendas se abran paso en la actualidad de Gijón. Y si, durante años, fue Castiello el epicentro de esa tónica, esta vez los focos apuntan a Cabueñes. Allí, el pasado viernes y en las primeras horas de la noche, dos inmuebles unifamiliares situados en las proximidades de la caleya Conde fueron atacados de forma consecutiva; la buena suerte quiso que, en el primer caso, los ladrones huyesen al ver a los ocupantes en el interior, pero en el segundo el que la casa se hallase vacía sentenció su suerte. Efectivos de la Policía Nacional, de la Local y de la Guardia Civil están investigando unos hechos que, según fuentes oficiales, podrían haber sido perpetrados por maleantes itinerantes, lo que encajaría con el grueso de asaltos registrados en las parroquias rurales gijonesas. Sin embargo, eso no tranquiliza a los lugareños, que ven con preocupación como el refuerzo de la vigilancia en ciertas áreas del concejo deriva la atención de los ‘cacos’ a otras más expuestas.
«De momento estamos mejor que Castiello, eso es verdad, pero ya vemos que, en cuanto la autoridades hacen presión allí, empiezan a venir hacia aquí«, advierte Nabila Gómez, presidenta de la Asociación Vecinal ‘Fontevilla’ de Cabueñes. Ella misma fue una de las primeras personas a las que los afectados por esos dos robos acudieron para relatar lo ocurrido; especialmente, en el segundo caso, el consumado, que terminó con la vivienda en cuestión «desvalijada» tras un acceso a través de la ventana. Afortunadamente, cierta cámara de vigilancia estratégicamente posicionada captó a uno de los autores -se desconoce si fue el único- abandonando el escenario con total tranquilidad, con el rostro embozado y todavía sosteniendo la barra de hierro que le valió para abriese paso hasta el interior. Las primeras patrullas policiales llegaron poco después, pasadas las diez de la noche, aunque para entonces el individuo ya se había alejado, y no fue posible echarle el guante.
«El miedo no es tanto a que te roben, como a que te hagan algo«, ahonda Gómez, quien no oculta que en Cabueñes, después de lo sucedido, se ha impuesto «un poco de susto«. Y eso que en la última reunión con el Gobierno municipal, celebrada hace dos semanas, los mandos de la Policía Local aseguraron a los lugareños que «esa gente no suele buscar el enfrentamiento; no le compensa». Pero no basta conque sea dicho. Hace falta algo más. Por ejemplo, lanza el guante la presidenta vecinal, «que las Administraciones refuercen la vigilancia también aquí, como se ha hecho en Castiello, con más cámaras, con patrullas…«. Eso, y aumentar la información a disposición de los ciudadanos, dentro de lo que permita el desarrollo de las investigaciones policiales. Y es que, «aunque entendemos que hay muchas cosas que no se nos pueden decir, para no dar pistas a los ‘malos’, estaría bien que nos explicasen a qué conductas sospechosas debemos atender, para poder identificarlas y dar aviso«.