La Policía Nacional investiga el intento de quemar una de las puertas secundarias del complejo, ocurrido a primera hora de la mañana de este miércoles; desde la entidad agradecen los masivos apoyos recibidos, y aseguran que seguirán con su labor

Todo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos, de forma sorpresiva, sin que se produjesen daños de consideración… Aunque, ese sí, dejando tras de sí algún que otro destrozo, un temor persistente y, sobre todo, una mezcla de indignación y dudas que aún hoy sobreviven. Así fue como se saldó el último ataque perpetrado contra la sede de la Fundación Mar de Niebla, ubicada en el barrio de La Calzada, y ocurrido a primera hora de la mañana de este miércoles. Alrededor de las siete y media una empleada de la limpieza detectó un fuego que ardía contra una de las puerta del complejo; la rápida intervención de la profesional, que extinguió las llamas valiéndose de cubos de agua, impidió que el foco penetrase en el edificio, y la dirección de la entidad ya ha denunciado el caso ante la Policía Nacional, que mantiene abierta la pertinente investigación. Unas pesquisas que giran en torno a la gran pregunta que los propios integrantes de Mar de Niebla se siguen haciendo a estas horas: ¿lo ocurrido fue un acto vandálico casual, o un ataque premeditado?
«Sinceramente, no podemos decirlo; puede que nunca lo sepamos», admite Eva Tirado, codirectora de la Fundación, anteponiendo la objetividad y el sentido común a la muy humana visceralidad usual en estos casos. Lo que sí es un hecho es que la puerta en cuestión corresponde a una de las varias entradas secundarias de que dispone el inmueble, que ocupa la friolera de 1.600 metros cuadrados, y no está señalizada con el nombre o el logotipo de Mar de Niebla. La misma limpiadora que identificó y apagó el conato «pasó por delante de ella a las siete de la mañana, y allí no había nada«. Unos minutos después, ya ataviada con su uniforme y con el equipo de trabajo preparado, percibió el olor, y siguió su rastro hasta la ‘zona cero’, donde las lenguas de fuego ya lamían el vidrio de la puerta y el asidero, forrado de plástico. Ni siquiera fue necesario recurrir a los extintores; haciendo gala de reflejos y resolución, la empleada tomó el cubo de agua y vertió el contenido sobre las llamas, acabando con ellas. Acto seguido, alertó a la directiva.
Una entidad «arraiga en el barrio», «querida» por los vecinos y cuya labor «se percibe como positiva»
Desde que el caso trascendiese, principalmente gracias al comunicado oficial hecho público en la web y en las redes sociales de Mar de Niebla, Tirado y su equipo están recibiendo un aluvión de muestras de apoyo. «Son muchos años desarrollando nuestra labor social, nos sentimos muy arraigadas y queridas en el barrio, y creo que se percibe que el trabajo que hacemos es positivo«, reflexiona la codirectora, que suma quince años se servicio en la Fundación. No obstante, y aun sin poder confirmar si lo sucedido fue premeditado, o no, ni ella, ni los suyos son ciegos a la polarización que se vive en estos tiempos. «Sabemos que, en una parte de la sociedad, se está generando cierto rechazo a determinados colectivos como por ejemplo, el de los inmigrantes, y muchas de las personas a las que atendemos son extranjeras«, detalla. Y hechos como la reciente polémica en torno al traslado del Albergue Covadonga, concede, han añadido más leña al fuego. De todos modos, los efectos físicos, en forma de ataques, han sido mínimos. De hecho, Tirado acota que «incidentes así no nos habían pasado antes; ha habido pintadas, incluso con cruces nazis, pero habrán sido dos o tres en quince años«.
Con esos antecedentes tan aparentemente livianos… ¿Por qué denunciar? La respuesta es de cajón: para evitar la impunidad de su autor o autores y, de paso, para lanzar a los cuatro vientos un mensaje de rechazo unánime a la violencia. «Es cierto que, al final, todo quedó en poco, pero si no llega a estar la limpiadora podría haber llegado a más«, advierte la codirectora del centro. Más aún, en su opinión optar por la inacción, limitarse a que el seguro asumiese sus responsabilidades y dar carpetazo al suceso podría servir para «animar a que la próxima vez, suponiendo que la haya, se haga algo peor«. De ahí la decisión de poner el caso en manos de la Policía Nacional. Como concluye Tirado, a la espera del dictamen de la investigación, «queremos que quede claro que no toleramos la violencia, provenga de quien provenga. Y Mar de Niebla es una entidad siempre abierta; si alguien no está de acuerdo con algo de lo que hacemos, que venga y nos los plantee. Nunca cerraremos la puerta a nadie; ni lo hemos hecho, ni lo haremos».