La UME y la Policía Nacional rastrean los vehículos hundidos donde podrían encontrarse los restos de la madre y la niña, en un caso que permanece abierto tras más de tres décadas

La balsa de la bocamina de Berbes, en Ribadesella, se ha convertido desde primera hora de este martes en el epicentro de una operación que busca arrojar luz sobre una desaparición que se remonta a 1987. La Unidad Militar de Emergencias (UME) y la Policía Nacional han iniciado labores de rastreo en el agua, donde se encuentran al menos dos vehículos que podrían contener restos de María Trinidad Suardíaz y su hija Beatriz, de apenas un año cuando desapareció junto a su madre.
El caso, que se reabrió tras una orden del Juzgado de Instrucción Número 4 de Gijón, busca aprovechar los medios técnicos y humanos necesarios para avanzar en unas investigaciones que permanecían dormidas desde hace décadas. Se sospecha que el investigado en la causa, ahora de 81 años y residente en un centro asistencial de Zamora, podría haber arrojado al barranco los vehículos con madre e hija en su interior. A lo largo de los años, los investigadores trataron de localizar a las desaparecidas en diferentes propiedades vinculadas al hombre, sin éxito, hasta que la reapertura del caso ha permitido retomar las pesquisas centradas en la balsa.
María Trinidad y Beatriz habían abandonado su último domicilio conocido en Gijón entre finales de junio y mediados de julio de 1987, en un contexto marcado por denuncias por maltrato del principal sospechoso y dificultades personales. La incertidumbre sobre su paradero ha perdurado más de tres décadas. Ahora, se abre una nueva esperanza de hallar sus restos, poner fin al caso y responder los interrogantes sobre su desaparición.