«Al encarar la realidad del establishment gijonés con mis apuntes de la facultad de periodismo bajo el brazo, caigo del caballo con extrema violencia»
Las reacciones de ciertos políticos y algunos de sus subordinados y followers ante el periodismo que hacemos en este medio me hacen preguntarme el nivel de democracia, bien entendida, que tenemos en nuestra querida villa de Jovellanos. Ay, Jovellanos, qué diría el buen Gaspar, amante pasional de la libertad él, cuando viera a los Cien Mil hijos de San Luis despotricar con el simple ejercicio del denominado cuarto poder.
Una gran persona me mensajeaba hace poco con una frase que me dio que pensar: “No tengo yo mucho perfil de estar en contra del partido que gobierna en Gijón, pero creo que algunos arriba no están nada acostumbrados a que un medio investigue, no al partido, sino al gobierno, a la oposición y a todo aquel que se pone al servicio de la ciudad”.
Desconozco cuándo nuestros servidores públicos cayeron presa de cierta soberbia fernandina, quizás siempre fue así, pero ahora, al encarar la realidad del establishment gijonés con mis apuntes de la facultad de periodismo bajo el brazo, caigo del caballo con extrema violencia.
Afortunadamente, constato que no estamos locos, que miGijón no vive en Matrix y que en efecto hay un fallo en la política local cuando hablo con otros compañeros, geniales periodistas distribuidos en casi todos los medios que cubren la actualidad a esta vera del Piles, y me dicen que, en efecto, no está el horno para artículos fiscalizadores.
Democracia y medios. Recuerdo como si fuera ayer mis clases de teoría de la comunicación y teoría del periodismo, con la agenda setting y la espiral del silencio como grandes hits; las constantes invocaciones a la Primera Enmienda americana de 1791 que garantiza la libertad de expresión de los medios (por cierto, Jovellanos siempre fue más anglófilo que afrancesado); o películas con más realidad que ficción como Ciudadano Kane (1941), Todos los Hombres del Presidente (1976), La Cortina de Humo (1997), Buenas Noches y Buena Suerte (2005), La Sombra del Poder (2009) o Las idus de Marzo (2011).
Cuánto idealismo acumulado en pocos párrafos, pensaréis. Creedme cuando os digo que, hoy más que nunca, nos hace falta, pues hay una fina línea entre ser un medio de comunicación y ser La Gaceta de Gijón, como algunos quieren que seamos. Buen finde y buena suerte.
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