ÁNGEL LORENZO, presidente de OTEA Gijón
«Exigir no tener deudas para dar ayudas es prácticamente una excusa que sirve para no tener que concederlas»
«La única opción que se puede plantear judicialmente es la acción individual, empresa por empresa»
«Madrid no ha cerrado la hostelería y ha tenido los mismos niveles de contagio o menores que otras regiones»
POR VÍCTOR GUILLOT · Ángel Lorenzo es desde hace escasos meses el presidente de OTEA en Gijón, la mayor asociación de hosteleros en la ciudad. Desde su llegada, este empresario socio del grupo Gavia está intentando reordenar la hostelería gijonesa, tratando de flexibilizar las restricciones que asedian a uno de los sectores económicos más relevantes desde que comenzó la pandemia.
-El presidente de la Cámara de Comercio, Félix Baragaño, afirmó hace unas semanas que no tenía sentido reclamar ayudas directas al gobierno central. Defendía otro concepto más agresivo y también más equitativo como el de las compensaciones. Pasado este tiempo y al filo de que termine el estado de alarma, sería interesante conocer cuál es hoy su planteamiento.
-Desde OTEA hemos defendido las medidas judiciales para reclamar compensaciones, pero nosotros, como asociación, no podemos asumir una demanda colectiva. Esa acción corresponde individualmente a cada hostelero. Eso no quita que la reflexión de Baragaño sea cierta. Por supuesto, creemos que tiene que haber compensaciones antes que ayudas, porque las ayudas sólo sirven para tapar agujeritos. Pero todo este gran agujero de casi 14 meses no se puede tapar si no es con compensaciones que el gobierno central ha querido, de alguna manera, equilibrar teniendo en cuenta los ingresos que cada hostelero tuvo en 2019. Creemos que por ahí se puede ir por el buen camino pero aún así, también pensamos que sería insuficiente.
«Todos tenemos el mismo objetivo, independientemente del paraguas de cada asociación»
-Entonces, si cada hostelero tiene que demandar, entiendo que Otea renuncia a iniciar una acción judicial colectiva.
-Es que la única opción que se puede plantear judicialmente es la acción individual. Tiene que ser empresa por empresa, valorando el tipo de cierre o daño que se le ha causado. La demanda colectiva solo puede iniciarse para revocar medidas cautelares de cierre, pero para iniciar una demanda de compensación necesariamente ha de ser cada hostelero quien la ejercite.
-¿Se están recibiendo ya las ayudas municipales y autonómicas?
-Nos están llegando con algunos problemas. El cierre ha generado deudas con la administración y otras empresas. Es lógico que muchos hosteleros acaben debiendo dinero. El gobierno nos dice que no otorga ayudas a aquellas empresas que tengan deudas. Si necesitas una ayuda es porque debes dinero a alguien, a otra empresa o a la propia administración. Por lo tanto, ese filtro que han impuesto elimina muchas ayudas. La administración nos dice que para recibir ayudas debes estar exento de tener deudas y eso es prácticamente una excusa que sirve para no tener que concederlas.
-Es previsible que después del 9 de mayo continúen las limitaciones en el horario de cierre y los aforos.
-Lo seguimos contemplando como un problema. Hasta la fecha hemos conocido la existencia de fiestas y reuniones como hechos aislados. Creemos que los jóvenes le han perdido el miedo al covid equivocadamente. Piensan que si sus abuelos y padres están ya vacunados, el problema ha desaparecido. Así que se reúnen en carbayeras, plazas, parques, viviendas. A partir del 9 de mayo prevemos que eso irá a más. Ya no habrá toque de queda y las reuniones en domicilios particulares irán a más. Hasta ahora son ilegales pero a partir del 9 de mayo no. Por eso nosotros le planteamos al gobierno que permita el ocio nocturno. Nosotros somos profesionales y vamos a exigir que la gente cumpla las medidas sanitarias: la mascarilla puesta, la distancia social, la separación entre mesas, todas las normas que nos exige, en definitiva, el Principado. De esta manera la gente se podrá reunir y estará más segura que en una fiesta en un domicilio donde se pueden incumplir todas las medidas anti-covid.
–La existencia de múltiples asociaciones de hosteleros en Gijón se ha visto como una división entre hosteleros. ¿Cómo son las relaciones en estos momentos?
-Todos tenemos en el horizonte salvar la hostelería y que la gente vuelva a visitar nuestros locales cuando regresemos a la normalidad. Desde que asumí mi puesto en OTEA he tenido reuniones con Reacciona y con Asturias Suma. Me falta Hostelería Con Conciencia, reunirnos y hablar. Pero sí quiero dejar claro que todos tenemos el mismo objetivo independientemente del paraguas de cada asociación. Lo ideal es que estemos todos unidos.
-Hágame un diagnóstico de la situación del sector después del 9 de mayo.
-No lo hay pero creemos que el destrozo será muy grande. Entre la solicitud de ayudas y los ertes, es muy difícil hacer un diagnóstico preciso de cuántos establecimientos hosteleros van a sobrevivir a la pandemia realmente. Serán muchos los que cierren y, sobre todo, muchos del ocio nocturno. Eso conllevará una pérdida enorme de puestos de trabajo. El problema no es sólo de los empresarios. Hay muchísima gente que trabaja en la hostelería. Somos el sector que más aporta al PIB asturiano. Los ertes están maquillando las cifras de desempleo y el cobro del 70% de un salario puede ser asumible para tu vida durante uno o dos meses, pero durante un año es terriblemente difícil.
«Si toda la hostelería demandase al Estado el agujero sería enorme»
-¿Son las ayudas y préstamos ICO realmente ayudas? Pienso en los ICOs y la devolución de esos préstamos.
Una ayuda puede servir para reactivar un negocio pero no para cubrir sus pérdidas. Los ICOs no dejan de ser un endeudamiento. Es como si te parten las piernas y después te piden que compres la silla de ruedas. El ICO significa mayor endeudamiento. No dejan de ser préstamos que habrá que devolver a partir del año que viene, cuando el sector ya estaba previamente bastante ahogado. Si a esa situación le añades el gasto de pagar ese ICO, lo único que haces es agravar el problema. Nosotros no lo consideramos ayuda, sino endeudamiento. Lo que sí queremos son compensaciones porque nos han obligado a cerrar. No está demostrado que la hostelería sea el problema de esta pandemia.
-¿Le diría al hostelero que reclame ayudas o que pida compensaciones?
Primero queremos ver lo que nos va a pagar el gobierno central y el autonómico. Determinar si es suficiente o insuficiente y a partir de ahí hacer las valoraciones consecuentes. Creemos que será insuficiente. Después, si un hostelero decide demandar compensaciones deberá tener en cuenta que se va a meter en un pleito que puede durar un par de años y que a lo mejor se pierde. Si toda la hostelería demandase al Estado el agujero sería enorme. Somos el único sector que nos obligó a cerrar y cuando se le ha permitido abrir lo ha hecho con restricciones. La hostelería es segura. Madrid no ha cerrado la hostelería y ha tenido los mismos niveles de contagio o menores que otras regiones. Y Madrid es una capital con mucha confluencia de gente y con su aeropuerto, que es también la puerta de entrada de Europa.
-Tengo la impresión de que van a ser los propios hosteleros quienes se saquen las castañas del fuego. ¿Prevén campañas de recuperación de la hostelería?.
-Es uno de los objetivos que nos hemos planteado en OTEA Gijón. Cuando todo esto pase, queremos que la gente vuelva a salir a la calle y que sea una ciudad viva. Ahora la gente se está quedando en casa. Es muy triste observar las fachadas de los locales donde se anuncia que se alquila, se vende o se traspasa. Por eso es importante planificar ya incentivos para que la ciudadanía tenga una disculpa para salir. Hasta ahora sólo tiene un motivo para quedarse en casa. Entre las iniciativas, queremos retomar el tardeo. Muchos vecinos se han habituado a tomar la copa de tarde y han encontrado un motivo de ocio que se adecua sobre todo en quienes no prefieren el ocio nocturno. Por ese motivo, queremos flexibilizar algunos temas de la ordenanza municipal que permita convivir la hostelería con los vecinos. Creemos que es posible incorporar sesiones de tardeo, sesiones de vermú, en espacios alejados de viviendas como puedan ser merenderos y poder disfrutar, además de música acústica, mientras no se moleste a los vecinos.