
Lo más asombroso ha sido, tal y como explican los patronos, la escasa comunicación que ha mantenido con el centro que, prácticamente, se han enterado por los periódicos de la situación
Que Laboral Centro de Arte no tenga un futuro definido es, sin lugar a dudas, un fiasco para los artistas, los creadores, los investigadores y para el conjunto de la ciudadanía asturiana en general y la gijonesa en particular. La Consejería de Cultura ha justificado razones económicas que explican el motivo por el que Lucía García, gerente de LAB, y Karin Ohlenschläger, programadora, no continuarán encabezando uno de los proyectos que, lentamente, ha ido feneciendo hasta el día de hoy.
Es cierto que dos contratos de alta dirección para el grado de actividad que se estaba desarrollando hace que su continuidad, necesariamente, se discuta, incluso, que sea objeto de controversia, pero la Consejería y los patronos de LAB difirieron este asunto hasta que se ha producido la extinción de los contratos. Efectivamente, con la pandemia, LAB tenía la oportunidad de planificar su futuro y su relación con los espectadores. Del mismo modo que la taquilla no lo justifica todo, ni los criterios de rentabilidad son el único baremo desde el que medir el éxito o el fracaso de una institución, también es cierto que la ausencia de visitantes en los últimos años obligan necesariamente a un replanteamiento de todo. A lo largo de estos años se han tomado muchas decisiones de orden económico y gestión que han arrojado a LAB al ostracismo, sin que nadie en la Consejería de Cultura propusiera una sola alternativa
El desastre cultural es inminente. Todos los proyectos y el crédito internacional que Lab, pese a su situación, ha ido acumulando a lo largo de estos años se va directamente al garete si no se le otorga de la necesaria estabilidad institucional. Pero uno tiene la impresión de que Berta Piñán, consejera de Cultura, no contempla en su horizonte la importancia de LAB, ni tampoco de las artes plásticas, audiovisuales y de orden eminentemente industrial que han caracterizado a LAB. Lo más asombroso ha sido, tal y como explican los patronos, la escasa comunicación que ha mantenido con el centro que, prácticamente, se han enterado por los periódicos de la situación. LAB, más que un centro de creación y de investigación, se parece hoy más a un viejo orfanato.
La pregunta es la siguiente. ¿Qué diablos está pasando en la consejería de cultura, respecto a LAB y a casi todo fenómeno cultural en esta región? ¿Por qué ese desapego a un espacio artístico donde la innovación y la investigación fueron punteras y abrir un camino desde el que desarrollar múltiples y diversas estrategias culturales? Si nunca creyeron en esto, ¿por qué no lo dijeron antes?. Y si realmente creen en ello, entonces ¿qué pretenden? ¿Realmente quieren convertir LAB en unos estudios de cine?. Joder, menudo chiste.
Laboral Centro de Arte o Ciudad Cultural no es que se ha muerto sino que nació muerta. Nunca promocionó actividades verdaderamente culturales. Ni ha comenzado a crear un «minimuseo» con unas obras de Arte … … que nunca ha albergado.
No quedan más que unas grabaciones de unas instalaciones o montajes de algunos pretendidos artistas venidos de fuera.
No hay vestigios de los muchos artistas asturianos que nunca fueron admitidos a participar en sus misteriosas actividades culturales.