Continúa el juicio de la gijonesa acusada de asesinar a su bebé de 53 puñaladas y arrojarlo al contendedor, en el barrio gijonés de Nuevo Roces donde residía, ha pedido este jueves «perdón».
«No tendré vida suficiente para arrepentirme», ha señalado en la cuarta sesión del juicio con jurado popular celebrado en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias con sede en Gijón, en la que los forenses han confirmado que actuó conscientemente.
«Perdón a mi familia porque le he arruinado la vida y a la de Daniel, que siempre me trató muy bien«, ha apuntado la procesada, que ya había confesado los hechos.
El padre del bebé ejerce como acusación particular
Tanto Fiscalía como acusación particular, que ejerce el padre del bebé, piden para ella prisión permanente revisable. La Acusación Pública pide además que se indemnice al padre del bebé en 50.000 euros y la acusación particular en 105.000, dinero que será donado al Patronato San José para el cuidado de menores.
De acuerdo al relato del Ministerio Fiscal, en la mañana del 1 de agosto de 2019, la acusada, cuando estaba sola en su vivienda de Gijón, en la que residía con su compañero sentimental, dio a luz a un bebé vivo de 2.670 gramos de peso, de sexo varón, siendo su embarazo a término. El mismo día, con la intención de acabar con su vida y antes de las siete de la tarde, hora a la que su compañero sentimental regresaba del trabajo, la acusada, utilizando un cuchillo de cocina, asestó al bebé 53 puñaladas en distintas partes del cuerpo, que le provocaron la muerte.
Después de matarlo, la acusada metió al bebé, unido por su cordón umbilical a la placenta, en una mochila, que tiró con el cuerpo dentro en el interior de un contenedor de basura situado en la misma vía, todo ello antes de que regresara su compañero sentimental. El bebé fue encontrado por un ciudadano la noche del día siguiente, a las 02.30 horas aproximadamente, dentro del contenedor.
La acusada había ocultado el embarazo a su pareja sentimental, con la que convivía, y a todas sus amistades y familiares, por lo que nadie conocía su estado. En el momento de los hechos su pareja se encontraba en el trabajo y le mintió, por teléfono y cuando volvió a la vivienda, ya que le dijo que la sangre que había por distintas zonas de la casa era a consecuencia de un sangrado masivo que había sufrido por un quiste en un ovario. Tras la exploración ginecológica con posterioridad al hecho realizada a la acusada por el servicio de ginecología del HUCA, se comprobó que no tenía ningún quiste en los ovarios.