Algo está pasando en Oviedo que no está pasando en Gijón
El caso es que a Canteli, Fitur le ha pillado con el revólver cargado que es cómo se ganan después las elecciones
Vamos a volver a viajar. Al igual que la pandemia fue decapando nuestra cultura hasta reducirla a las cuatro paredes de este salón, estas cuatro estanterías y una cama, la vuelta a la normalidad le va añadiendo capas a la vida, le va agregando habitaciones y cosas que volvemos a hacer; ya saben beber, comer y dormir, follar, rezar y viajar. Así que Fitur, la Feria Internacional de Turismo, regresa esta semana a los madriles. El Ayuntamiento de Oviedo tendrá su propio stand para promocionar el turismo religioso, el Xacobeo, un suponer, y esas cosas de comer y rezar que los españoles llevamos haciendo tan bien desde la Edad Media. Sin embargo, Gijón no tendrá un lugar propio, aunque se ha gastado algo más de 5.000 euros en un vídeo promocional de un minuto de duración que promociona los sentimientos de libertad y el deseo de volver a recibir turistas por la ciudad. Pero no estará en Fitur como sí lo estará Oviedo, ay.
Algo está pasando en Oviedo que no está pasando en Gijón. Quiere uno decir que la mentalidad de los ovetenses, con el equipo de Canteli al frente, está continuando una programación cultural y turística que no está sucediendo en Gijón, extensión, por demás, de esa relación extraña, onírica y especular que hay siempre entre las dos ciudades. El caso es que basta con echar un vistazo al Festival de Música Independiente Vesu de este año para darse cuenta de que la programación musical de la capital es muy superior a la nuestra. No es por desmerecer a los promotores privados del ocio, que están a su negocio y bien que hacen, es, sencillamente, que Gijón no aguanta la comparación. No hay color. Alguien nos tiene que explicar todavía por qué motivo no se celebran conciertos en el teatro Jovellanos con la misma nueva normalidad que se celebran en el Teatro Armando Palacio Valdés de Avilés (La habitación roja, Sidonie). O por qué hay una buena programación teatral pero no se acepta el mismo aforo para los conciertos de música pop, rock y así en este plan.
Mientras tanto, en Oviedo, Canteli se ha erigido como el defensor de las discotecas, los pubs y el negocio nocturno para los jóvenes. Ha dicho, como Lola Flores, que los jóvenes saben y deben comportarse. Está dispuesto a que Oviedo sea tan importante en el Xacobeo que Dios se ha paseado por El Corte Inglés para recibirle en bermudas. Estos políticos de derechas, tan americanos, siempre dispuestos a fomentar el turismo y el baño en la playa aunque ande rondando a su alrededor la aleta de un tiburón blanco. Canteli tiene algo de hombre de western, de hombre de rancho y frontera, simpático y cimarrón. Gana elecciones porque sabe que la vida se articula en las terrazas y las cantinas antes que en Instagram. El caso es que a Canteli, Fitur le ha pillado con el revólver cargado que es cómo se ganan después las elecciones.
Mientras tanto, en Gijón, el LEV denuncia la falta de interés de la Consejería de Cultura en promocionar el festival, el Tsunami informa que este año no podrá celebrarse en la Laboral, y seguimos sin saber qué ha sido del Gijón Sound Festival. Al otro lado de la frontera, en el estado tejano de Oviedo, un señor que podría estar celebrando tranquilamente su jubilación, no ha dejado de programar actividades porque ha visto que el español vuelve a ser viajero, aunque todos sus viajes se queden en un único viaje al día por 80 mundos. La economía no da para mucho más. Yeeepaaa.