Querido amigo, este verano ya no te bañarás en la Escalerona, pero no te preocupes porque tanto tu mujer Isabel como tus amigos lo haremos por ti
¡Libré Teté, libre! Esas eran las palabras de esperanza de Alfonso Peláez cada vez que nos tropezábamos por la calle de La Merced, donde regentaba el negocio familiar, Droguería Asturiana. Pero tanto él como yo, sabíamos que cualquier encuentro podía ser el último, lo sabíamos y por eso al despedirnos nos abrazábamos, siempre nos abrazábamos.
Peláez era otro de esos míticos de la ciudad. Un “gijonudo” que participaba activamente en mil historias de Gijón. Ese entusiasmo por lo taurino, el Sporting, las tertulias y la playa se la inculcó con creces a sus hijos, María y “mi niño Peláez” como yo me refiero, por el cariño que le tengo, al redactor de La Nueva España Ignacio Peláez.
Contador de historias gijonesas, Peláez siempre entregaba su columna escrita a boli y en cualquier trozo de papel. Y es que para plasmar la inspiración no hace falta tener un teclado delante ¿verdad?
Querido amigo, este verano ya no te bañarás en la Escalerona, pero no te preocupes porque tanto tu mujer Isabel como tus amigos lo haremos por ti. Y tomaremos también los “culinos” de sidra correspondientes en Ataúlfo. ¡La partida no me la hagas echar eh!
Que tengas un buen viaje amigo mío.
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Alfonso Peláez Canal era médico de formación y regentó toda su vida el negocio familiar de la calle Munuza, Droguería Asturiana. Había publicado tres libros sobre historias de la ciudad.
Falleció de madrugada después de una larga enfermedad. Deja viuda Isabel Vila y dos hijos, María e Ignacio Peláez.
Famila,no os tengo que decir lo que siento esa gran perdida,un abrazo de esta familia de Zahara que os quiere de corazón, abrazo Isabel, María e Igna