Hace tiempo que los habitantes de Gijón consideran al olímpico Saúl Craviotto como un playu más. El deportista, de 36 años y natural de Lérida, ejerce cuando no está compitiendo como Policía Nacional en la villa de Jovellanos, a donde llegó hace 8 años.
Al suspenderse los Juegos el pasado año, Craviotto se reincorporó al cuerpo en pleno confinamiento para ayudar a sus compañeros y controlar, vehículo a vehículo, la documentación de los ciudadanos que realizaban desplazamientos.
Su historial olímpico como español, con cinco medallas, solo es igualado por el de David Cal. Entre las preseas de Craviotto: oro en Pekín, plata en Londres, oro y bronce en Río y ahora plata en Tokio. Ya ha declarado que París 2024 es su próximo objetivo.
🛶💪 ¡Grande entre los grandes! Campeón fuera y dentro del agua. Estamos tardando mucho en nombrar Hijo Adoptivo de #Gijón a @Saul_Craviotto 🔴⚪🔴
— Manuel Iñarra (@loloinarra) August 7, 2021
🥈👏 Enhorabuena a todo el #K4: Cooper, Arévalo, Germade y, como no, a Miguel García#CraviottoHijoAdoptivoDeGijón https://t.co/Q4et6tbJP1
Su carrera deportiva y amor por Gijón (y por el Sporting, como exhibió ayer en su celebración de la plata), son motivos de peso para que desde el partido Ciudadanos, el coordinador general en la ciudad, Manuel Iñarra, haya postulado públicamente su candidatura a Hijo Adoptivo de la Villa. Un honor que recientemente ha recibido el empresario asturmexicano Antonio Suárez.
Entre otras distinciones de este catalán gijonudo, destacan la medalla de oro de la Real Orden del Mérito Deportivo (2009) y el Premio Nacional del Deporte Don Felipe de Borbón (2016), y en un plano totalmente distinto, ganador del MasterChef Celebrity 2017.