«Creer en lo imposible a veces es un don. Creer en nuestra tradición es lealtad a la tierra«
“Valentín no eligió nacer en Asturias, pero sí eligió quererla, amarla y cuidarla con su vocación de gaiteru”. Con estas palabras finalizaba el discurso brillante del presidente del Principado Don Adrián Barbón en la gala de homenaje de los cuarenta y cinco años de andadura artística de Valentín Fuente en el auditorio de Pola de Siero hace escasos días.
Que se realice un homenaje de la envergadura del que vivimos para este gaitero aún joven y tan enfocado desde que le conozco (y conocemos) por el mantenimiento y divulgación de las tradiciones, y en concreto el arte de oficiar la labor de “gaitero de antes”, no es moco de pavo.
Pero os preguntaréis qué es eso de ser gaitero “ de los de antes”. Muy sencillo. Conocer, comprender, divulgar e intentar enseñar la noble función del gaitero. Y esta función consiste entre otras cosas en saber tocar un baile, poder acompañar una tonada asturiana que se preste, o tocar en una misa o pasacalles, sin limitaciones ni prejuicios. También hacer de la pareja de gaita y tambor un símbolo indivisible de nuestra cultura, abanderando romerías, cancios de chigre, bodas o folixas.
Esto nos puede parecer fácil y habitual, pero no es sencillo aúnar todas esas cualidades en muchos intérpretes de gaita. Uno, por la dificultad que conlleva. Y dos, porque requiere un conocimiento de lo vieyu y del facer popular muy interiorizado. Y como no, el respeto a lo tradicional. ¡Ojo! No hablamos del purismo discriminante hacia los avances lógicos del instrumento como la mejora de afinación o la introducción a partitura de todo el repertorio popular, entre otros ejemplos. Hablamos de mantener las tradiciones según nos las transmitieron nuestros predecesores. Así es como Valentín se forjó aprendiendo de uno de los más grandes como fue Maximino García “El gaiteru Carrocera”. Y ahora la historia se repite ya que Valentín está siendo uno de los referentes de toda esa generación de nuevos gaiteros/as que se acercan a la disciplina para conocerla desde las tripas.
Yo conocí a Valentín en la fiesta de la Collada de Arniciu (folixa ya desaparecida) que se celebraba en pleno monte lindando entre los concejos de Caso y Piloña. Campestre, popular y tradicional fiesta donde Valentín amenizaba desde temprana hora. A la Anabel de entonces, con sus 7 años, le tocó debutar y subir a uno de sus primeros “grandes escenarios”, y allí estaba Valentín con su simpatía y educación para hacerla sentir como en casa y cómoda antes de cantar. Ese sólo fue el principio de una larga trayectoria de encuentros en festivales de tonada, concursos y certámenes donde coincidíamos e iba in crescendo la admiración mutua.
En nuestro entorno cercano de la tonada asturiana no es raro escuchar hablar de él como uno de los mejores guías para acompañamiento de canciones, independientemente de su contrastada calidad musical, su calidad humana impera. Es por ello que el Concurso de tonada de Siero dió hace años sus primeros pasos de la mano de Valentín como gaitero acompañante y ahora es el director del mismo haciéndolo crecer exponencialmente cada año. También es fundador de los cancios de chigre de la Pola, peculiar forma de divulgación de la canción asturiana, la gaita y el tambor en entorno social folixeru para animar al respetable a recuperar el hábito de cantar en locales públicos. ¡No me diréis que no es transgresor recuperar esta costumbre cuando lo habitual es que te prohíban entonar una por puro modernismo vil!.
Creer en lo imposible a veces es un don. Creer en nuestra tradición es lealtad a la tierra. Valentín no se ha rendido en su empeño por llevar la gaita a las cumbres más altas donde seguramente se escuchará una canción que diga algo así como:
“Toca la gaita gaitero, lanza tus sones galanos, esos sones tan galanos, venga baile y venga sidra, y alante los asturianos”. Que así sea.
No cabe la menor duda, sin ser el mas tecnico, el mas afinau, el que mas musica sabe y mejor interpreta las melodias, es un gaiteru completo y ejemplo para todos los que tenemos pasion por el instrumento, en definitiva UN SEÑOR GAITERU.