El Principado ha vivido en los últimos años crímenes en el que la mayoría de menores murieron a manos de sus padres
Lardero (Logroño) amanecía hoy con la triste noticia del asesinato de un niño de nueve años a manos de un hombre de 55 años. Según los primeros indicios el agresor, que ya ha sido detenido, se habría llevado engañado al pequeño del parque en el que jugaba. Se da la circunstancia de que ya había cumplido una pena de prisión por asesinato, ocurrido en Logroño en 1998, y otra por agresión sexual en 1993, según adelantaba el diario El Mundo. En el momento de este asesinato el hombre se encontraba, al parecer, en libertad condicional.
Un duro crimen que hace recordar algunos otros vividos en Asturias, la mayor parte a manos de sus propios progenitores. Uno de los últimos casos era el asesinato a puñaladas de un recién nacido en Gijón a manos de su propia madre en 2019. La mujer, que en el momento de los hechos tenía 27 años, reconoció el crimen durante el juicio celebrado este mes de mayo. La gijonesa habría ocultado el embarazo a todo su entorno, incluido su novio, con el que convivía. Tras dar a luz asestó 53 puñaladas al pequeño, al que tiró a un contenedor. Fue condenada a prisión permanente revisable.
Otros casos
No en un contenedor, sino en una maleta en las vías del tren en Oviedo, aparecía en 2014 Imran, un niño de 21 meses cuya autopsia reveló que habría sufrido varios episodios de maltrato. La madre y su novio fueron detenidos y finalmente declarados culpables. Él por asesinato y maltrato (28 años) y la madre por cómplice de asesinato y autora por omisión de delito de malos tratos (20 años). También en 2014 sucedía el asesinato de Amets y Sara, dos niñas de 9 y 7 años a las que su padre arrebataba la vida con una barra de hierro en un piso de San Juan de La Arena. El cadáver del homicida aparecía después bajo el viaducto de la Concha de Artedo, desde el que se arrojó para quitarse la vida. Hacía un mes y medio se había enterado de que la madre de las pequeñas había rehecho su vida con otro hombre. La madre, tras separarse, ya había pedido una orden de alejamiento.
En 2017 David Oubel se convertía en la primera persona en ser condenada en España a la pena de prisión permanente revisable. El avilesino asesinó a sus dos hijas, Candela y Amaia, de tan solo 9 y 4 años de edad. Oubel las drogó con benzodiazepinas y posteriormente las asesinó con una sierra radial en Moraña, Pontevedra.