“Divina natura dedit agros, ares humana aedificavit urbes”. Marco Terencio Varron
RAE: Parque (del fr. parc): En una población, espacio que se dedica a pradera, jardines, y arbolado, con ornamentos diversos, para el esparcimiento de sus habitantes.
Si visitamos la página web del Ayuntamiento de Gijón nos dice: “El Parque de Isabel la Católica se ubica en un terreno anteriormente pantanoso. En la década de 1930 se planteó la necesidad de desecar las marismas por razones de salubridad y aprovechar su relleno, mediante el vertido de escorias y materiales de derribo, para construir un parque. El saneamiento total no se completó hasta los años 60. Actualmente el parque está incluido dentro del Patrimonio Cultural de Asturias como jardín histórico de Asturias y está considerado como un Bien de Interés Cultural. Se han catalogado 65 especies de plantas distintas, con más de 1200 ejemplares repartidos por el jardín”.
Lamentablemente, el parque de Isabel La Católica languidece. Basta dar un paseo por el lugar y ver el estado en el que se encuentra. El parque necesita una mayor atención para solucionar el evidente deterioro que padece, además de mejorar su mantenimiento y seguridad. Ejemplo de ello son las lagunas y el canal del Molín, que sufren una gran degradación de sus aguas por la falta de limpieza de sus fondos, o las pintadas en las estatuas, o el deterioro de las instalaciones de las aves (aviario y palomar), y así un largo etcétera. A todo ello habría que añadir la necesidad de abordar determinadas obras, como la retirada de las vallas electrificadas o el cambio de la arena del parque infantil por otro tipo de suelo, mas higiénico y que permita la accesibilidad en las condiciones adecuadas a todos los niños que quieren jugar en él.
A todo este deterioro manifiesto, del que cualquier ciudadano puede percatarse, hay que añadir la MALA CALIDAD de las aguas de las lagunas del parque, que representan un insalubre foco de bacterias fotosensibles y algas, y por ello de toxinas. Por si fuera poco, estas aguas van a parar al río, lo que provoca que el nivel de toxicidad en la desembocadura del Piles sea muy alto respecto a otras zonas del cauce. La profundidad media es de 30 centímetros, de modo que, cuando vean a los patos nadando en sus aguas, piensen que en realidad están caminando sobre su fondo. No parece el mejor ecosistema para las aves que nos visitan todos los años, además de las que viven permanentemente en el lugar. Seguimos esperando por la licitación de las obras del drenaje de los fangos de las lagunas. Ahora se nos dice que podrían hacerse con fondos europeos. Éstos parecen la panacea para todos los males de la ciudad, y da la impresión que desde Europa estén dispuestos a financiar todas las obras de Gijón. Sin embargo, la realidad es otra, pues primero deben de salir las convocatorias, posteriormente hay que presentar los proyectos y por último esperar a que se concedan. Largo se fía, si “suena la campana” y nos los conceden, cuando además no van a ser todos los presentados. Una lotería a la cual fía la alcaldesa los grandes proyectos medioambientales, y como toda lotería no siempre toca, o no toca lo esperado.
A iniciativa de Ciudadanos, el Pleno aprobó en septiembre de 2016 la elaboración de un Plan de Usos y Gestión de este parque que pusiera fin a tantos años de abandono y dejadez municipal. Pero para que dicho Plan pueda desarrollarse, es necesario acometer una serie de actuaciones e inversiones que lo mejoren y permitan mostrar los valores ambientales, culturales e históricos que atesora aquel lugar de esparcimiento. De lo contrario, el Plan no será más que un simple documento sin desarrollo real.
Tres años más tarde, ante la inacción del equipo municipal, solicitamos en el Pleno la elaboración de un “PLAN DE INTERVENCIÓN URGENTE EN EL PARQUE ISABEL LA CATÓLICA”. Proposición que fue rechazada por el PSOE e IU, a pesar de haber anunciado un plan de inversiones para solucionar el deterioro del Parque. Inversiones que alcanzaban los 1,65 millones de euros.
Estamos ante un parque al que la ciudadanía dispensa un enorme cariño, en el que muchas generaciones de gijoneses han paseado, jugado en su zona infantil o han ido a conocer las aves que lo utilizan para invernar. En definitiva, se trata de un emblema de nuestra ciudad y uno de sus pulmones más importantes, y a pesar de ello en la actualidad languidece. A día de hoy sólo se ha licitado la mejora en las infraestructuras del parque, sin embargo, no parecen haber empezado las obras o lo que se ha hecho hasta ahora no es “visible”. La única parte que aparece acabada es la conversión de la Avenida del Molinón en un área integrada en el Parque. Ha transcurrido casi un año y medio del anuncio de las inversiones y no se ha hecho casi nada, un año y medio de mayor deterioro del Parque, un año y medio perdido en dar soluciones a sus problemas. ¿Tendremos que esperar otro tanto para ver alguna actuación? Los gijoneses no merecen que este entorno se deteriore día a día. Hay que apostar por una ciudad sostenible, donde uno de sus puntos más importantes sea recuperar los espacios verdes urbanos.
Félix Rodríguez de la Fuente dijo en 1968 del parque que era un lujo del que podían disfrutar los gijoneses al lado de casa, y que en otros lugares sólo podían verse con prismáticos. No podemos olvidar que es parque de mayor biodiversidad animal de la cornisa cantábrica. Es nuestro deber preservarlo, no sólo para las visitantes actuales, sino para el futuro de todos los que quieran deleitarse con este maravilloso entorno.