Este martes ha sido el turno de varios amigos y vecinos del concejal de Llanes asesinado en 2018
Nueva jornada del juicio por la muerte del concejal llanisco Javier Ardines en agosto de 2018. Este martes han pasado ante el tribunal vecinos y amigos del fallecido. Una de ellas ha sido la vecina de la víctima. Ha indicado que «pasadas las seis de la mañana, entre seis y cuarto o seis y media, escuchó voces, al menos de dos hombres, hablando muy alto en el camino». Poco después, a las ocho, su marido encontró el cadáver «tirado en un charco de sangre y con aspecto muy malo».
Son ya nueve las sesiones de este mediático juicio contra los cuatro acusados de asesinar al concejal llanisco. En el banquillo se sientan Pedro Nieva como supuesto inductor del crimen, Jesús Muguruza, acusado de ser el intermediario con los dos supuestos autores materiales de la muerte de Ardines, Maamar Kelii y Djilali Benatia. Los cuatro se enfrentan a una pena de 25 años de prisión. La mujer que hoy ha prestado declaración ha explicado, a preguntas de la defensa de Pedro Nieva, acusado de inducir el crimen, que ese día se levantó a las 6 de la mañana porque no podía dormir y se puso a cocinar. «Al rato oí voces como si hubiesen entrado en el jardín de mi casa, voces muy fuertes sin entender lo que se decía. Creí que habían entrado en casa, eran como mínimo dos personas y voces masculinas. Cuando fui a avisar a mi marido dejé de oírlas así que no le dije nada», ha manifestado.
Paseo con el perro
Tras ella ha prestado declaración su marido que ha explicado que cuando salió a pasear el perro este se volvió y fue cuando se dio cuenta de la presencia de un cuerpo tirado en el camino. «Salí por la mañana con el perrín y el perro dio la vuelta, fue entonces cuando vi que había un cuerpo en el camino, en medio de un charco de sangre y con aspecto muy malo. En ese momento no me di cuenta de que era Javier», ha relatado. Ha explicado que volvió a casa a por el móvil para llamar al 112. También ha relatado que la doctora que le atendió por teléfono le mandó comprobar si el cadáver tenía pulso y si respiraba. «Me mandó darle la vuelta para ver si respiraba, insistió pero yo le dije que no tocaba absolutamente nada y menos mal que no lo hice. Colgué y ya llegó la Guardia Civil», ha explicado ante el tribunal.
Otro vecino que vive en un chalet próximo al de la familia de Ardines y en el camino donde apareció el cadáver también ha indicado que se levantó varias veces esa noche porque «los perros no paraban de ladrar». «Tengo dos perros que por la noche estuvieron ladrando y me levanté dos veces a ver que ocurrió, miré desde la ventana de casa, vi que ladraban al camino pero está oscuro y no se ve nada», ha explicado. Este joven ha manifestado que en su momento ya prestó declaración ante la Guardia Civil, donde había reconocido haber tenido problemas «tiempo atrás» con la víctima. «Si llego a saber que años después mi declaración iba salir en la prensa hubiera sido más discreto», ha dicho.
Fardos de droga
En la jornada de este martes también ha testificado el marinero que Javier Ardines tenía en su barco, La Bramadoria. Preguntado por el abogado de Pedro Nieva sobre si había escuchado los rumores que vinculaban a Ardines con el alijo de unos fardos de drogas aparecidos en la zona ha manifestado que sí, pero antes de la muerte del concejal. El joven ha relatado que el día de la muerte de Ardines había quedado con él para faenar y desconocía que les iba a acompañar una mujer para poder hacer fotos desde la embarcación.
Esa mujer también ha prestado declaración asegurando que había quedado con Javier Ardines a las 6.15 de la mañana delante de su casa. Al ver que se retrasaba a las 6.45 le llamó por teléfono y le envió mensajes pero no le respondío. Entonces se fue a casa y se lo comentó a su marido que es médico y ese día tenía guardia. «Mi marido estaba de guardia y fue a quien llamaron y a las 9 de la mañana me llamó para decírmelo. Me dijo ‘murió Ardines’, al principio creí que era su padre, pero ya me dijo, no, el que murió fue Javier», ha relatado. Ha explicado que tenía una relación de «mucha amistad» con Javier Ardines y su mujer y coincidía también con el acusado Pedro Nieva, porque «también era de la pandilla de verano».