Rubén y Laura crearon Migaya hace poco más de un año. Desde entonces, y tras su famosa versión en galleta de Las Chaponas, innovan en la repostería asturiana para presentar los sabores de siempre con un toque original e innovador

La historia de Migaya es la historia de dos enamorados, Rubén García y Laura García , que encontraron el día de su boda la inspiración que les haría emprender. Ellos son dos de los rostros que se encuentran detrás de la empresa gijonesa, a la que también se ha unido el reputado chef Alejandro Montes, amigo íntimo y pieza fundamental en el sabor inconfundible de Migaya.
Con poco más de un año de vida ya disponen de tres productos en el mercado: Las Chaponas -que les dieron ese primer empujón- y Las Rocas de Arroz con Leche y las de Casadiella. Que todo suene y sepa a asturiano no es casualidad, y es que estos dos enamorados también lo están de Gijón y de Asturias.
Después de probar Las Chaponas y entender por qué media ciudad ya está encandilada con su sabor, hablamos con Rubén del origen de esta aventura que empezó con su mujer. Un ingeniero y una enfermera, que, tras muchas horas sin dormir para compaginar ambos trabajos, siguen mimando Migaya con la misma pasión que el primer día.
¿Cómo acaban una enfermera y un ingeniero fundando Migaya?
Para hablar de Migaya nos tenemos que remontar a la creación de Las Chaponas en formato “galleta”, obra de Rosa Vilchez. Ella regentaba una confitería de las de toda la vida en Gijón, y se quedó enamorada de la escultura. Estuvo dos años investigando y creando hasta que por fin, en 2013, dio con la receta definitiva. A partir de ahí la pone a la venta en la confitería.

Ella misma también vendía un pequeño formato para eventos, y da la casualidad de que la contratamos para que ese fuera uno de los regalos de nuestra boda. Por cosas del destino, la nuestra era la última que ella iba a hacer, y nos habló de que estaba pensando en vender la patente. Mi mujer y yo nos habíamos enamorado de esa galleta y del proyecto. Sin tener mucha idea de dónde nos metíamos dijimos que sí, que nosotros comprábamos esa patente. Y aquí estamos.
Cuando volvimos de la luna de miel decidimos empezar juntos, también con Rosa, este proyecto que más tarde se convertiría en Migaya. La (mala) suerte quiso que viéramos la luz poco antes del primer Estado de Alarma, y ahí Rosa, que ya estaba jubilada, decidió que era el momento de salirse y descansar. En ese momento nos quedamos nosotros dos y es cuando decidimos crear Migaya, una marca bajo la que vender repostería asturiana. Queríamos representar nuestra tradición de una forma original e innovadora, y un buen ejemplo son nuestras Rocas de Arroz con Leche y de Casadiella.
«Somos asturianos, queremos a Asturias y la llevamos muy dentro. Las Chaponas fueron un trampolín perfecto para poner en valor nuestra repostería»
Como dices, todo en Migaya tiene un aire asturiano, las recetas, los símbolos… ¿Por qué esa necesidad de llevar a la tierrina como estandarte?
Somos asturianos, queremos a Asturias y la llevamos muy dentro. Las Chaponas fueron un trampolín perfecto para poner en valor nuestra repostería, que va mucho más allá de lo que la mayoría de la gente conoce. Por ejemplo, la mantequilla o los quesos en muchas ocasiones se traen de Francia u otras regiones, cuando en Asturias somos una potencia en estos sectores.
Tenemos que poner en valor lo que tenemos aquí, y queríamos hacerlo de una forma creativa.

Una marca que comienza en una boda (la vuestra), tiene que seguir teniendo representación en este tipo de eventos. ¿Cómo es la puesta en escena de los productos Migaya en estas ocasiones?
Sí hemos tenido alguna boda, aunque trabajamos con eventos de todo tipo. Lo que hacemos en estas ocasiones es ofrecer nuestros tres productos (las Chaponas y Rocas de casadiellas y Rocas de arroz con leche) pero en un formato ideal para regalar.
De esta manera, las Rocas que puedes encontrar para eventos son exactamente la misma receta y en una caja similar al tamaño grande (que incluye 12 piezas), pero en “mini” (con 3 Rocas). Lo mismo pasa con Las Chaponas, que suelen estar en formato estándar (8 unidades) y que en estas ocasiones vendemos en un formato más reducido que puede ser de 2 o 4 galletas.
En cuanto a lo demás, se mantiene todo. El mismo empaquetado y el mismo cariño que en los formatos grandes. Intentamos cuidar los detalles y tener un packaging visualmente atractivo, por lo que además de para eventos, también pueden ser un detalle perfecto ahora que llega la Navidad.
Las Chaponas son, sin duda, el mayor estandarte de Migaya. ¿Cuál es esa “receta mágica” que engancha tanto y las ha hecho tan conocidas?
La receta entera no te la puedo dar, es secreto de la casa (risas). Pero es una galleta estilo sablé, que es un término francés para definir esa textura arenosa en boca. Lleva mantequilla, por supuesto asturiana, y harina de escanda ecológica. Además, azúcar moreno de caña, una cobertura de chocolate con leche y finalmente un toque de cacao que busca reproducir el acero corten de la escultura original.
«A veces compatibilizar ambos trabajos es muy difícil pero en Migaya, al ser un proyecto común de los dos, es algo que haces con especial ilusión»
Junto al tándem que formas con Laura, en Migaya también contáis con el chef Alejandro Montes. Además de ser nombrado Mejor Maestro Pastelero Joven de España ha regentado una de las pastelerías con más solera de la capital, Mamá Framboise, durante más de diez años ¿Cómo se fragua esta colaboración?
Alejandro es amigo íntimo de la infancia. Cuando le dije que habíamos comprado la patente no tardó ni diez segundos en decir que nos ayudaba. Él es todo un referente a nivel nacional, pero además, poder contar con su experiencia después de diez años en un negocio de renombre como Mamá Framboise, para nosotros es simplemente un lujo.
Él tiene una creatividad enorme y sabe cómo materializar las ideas en un producto real. Es nuestro asesor técnico y diseñador.

Entiendo que él también formó parte de esas dos nuevas creaciones que son Las Rocas de Casadiellas y Arroz con Leche que antes hemos nombrado. ¿Cómo surgió esa idea y dónde podemos hacernos con los productos Migaya?
Decidimos evolucionar e innovar, y así surgieron. Los dos principales referentes en la repostería tradicional asturiana son las casadiellas y el arroz con leche, que nos sirvieron de inspiración para crear nuestras rocas.
Son productos que sorprenden mucho a la gente por ser muy crujientes y en el caso de las Rocas de arroz con leche, incluso muy ligeras. Estas últimas llevan arroz inflado tostado con chocolate blanco y un toque de limón y canela, mientras que las de casadiella simulan el relleno de este postre tan típico asturiano: avellana, nuez tostada, chocolate caramelizado y un toque de anís.
¿Ya tenéis en mente cuál será el próximo producto Migaya?
Actualmente hemos presentado nuestra línea de turrones, con los mismos sabores de nuestra familia de Rocas, arroz con leche y casadiella. Nuevamente hemos buscado la originalidad, presentándolos en un formato de lingote, poco visto hasta el momento y que resulta muy sencillo de compartir y conservar.
Hasta que no finalice la campaña de Navidad no nos centraremos en nuevos desarrollos. Sí podemos deciros que próximamente tendremos novedades y, como siempre, Asturias será la protagonista.
Innovación, apertura de tienda, nuevos productos… ¿Cómo se compatibiliza una aventura empresarial como Migaya con vuestros trabajos como ingeniero y enfermera?
A veces compatibilizar ambos trabajos es muy difícil pero creemos en Migaya y al ser un proyecto común de los dos, es algo que haces con especial ilusión. Al final, nos sirve para pasar más tiempo juntos haciendo algo que nos encanta, así que por duro que llegue a ser en muchas ocasiones, es muy gratificante.