Mantienen la motivación en las dosis adecuadas porque se plantean objetivos a “cortísimo plazo”, incluso diarios. Se plantean retos atractivos, alcanzables para sus posibilidades, realistas y que les generan satisfacción al acabar el día
Cuando hablamos de equipos deportivos nos fijamos en la gran estrella, en el que marca más goles o en el que anota más puntos. Pero en contadas ocasiones sabemos de los porteros, y menos aún de los porteros suplentes. Son los grandes olvidados.
Si por casualidad el lector ocupa este rol, le animo a que siga leyendo y no se desanime por este primer párrafo. Supongo que no lee nada nuevo, aunque entiendo que puede no ser agradable leerlo o escucharlo una y otra vez. Le animo porque, al acabar de leer el texto, sentirá todavía más orgullo de pertenecer a esa “rara avis” que son los y las guardametas.
Los cuerpos técnicos suelen confiar en un guardameta y suelen mantener su criterio durante cierto tiempo. El portero suplente suele pasar grandes periodos sin competir y existe riesgo de no sentirse competente, de sufrir niveles de motivación inadecuados y de aparición de indefensión aprendida. También puede sentirse desplazado, un bicho raro, desanimado y hasta algo apático. El riesgo de estas consecuencias negativas incrementa en los deportistas jóvenes.
Por estos y otros motivos, las personas cercanas a estos deportistas deben ayudarles a convivir, e incluso a sentirse competentes en esta situación. Familiares, amigos, compañeros de equipo, cuerpo técnico y entorno en general deben apoyarles.
Los y las guardametas suplentes poseen habilidades psicológicas diferentes a los jugadores de campo. Y desde un punto de vista frío y objetivo, existen numerosos motivos para apoyar esta afirmación.
- El ejemplo del jugador José Manuel “Pepe” Reina es el primer motivo. En la Copa del Mundo de 2010 en Sudáfrica, el bueno de “Pepe” no fue el segundo portero, ¡¡si no el tercero!! A decir verdad lo tenía difícil. Sin embargo, aceptó magníficamente su rol, sacrifico su “ego” y puso por delante al colectivo. Logró que los futbolistas fueran una familia. Aportaba sonrisas, diversión y buen ambiente. La alegría reinaba en el vestuario, y supo redirigir sus objetivos competitivos dentro del campo a lograr el reto de conseguir un grupo unido. Pasó al recuerdo de todos por ser el animador y “speaker” en el recibimiento a los campeones en la Plaza de Cibeles en Madrid.
- Los porteros suplentes saben que pertenecen a un grupo y que el beneficio colectivo trasciende al individual. Son conscientes que el cuerpo técnico toma las decisiones que cree mejores para el equipo y las aceptan. También asumen que en ocasiones eso conlleva perjuicios individuales. Es decir, que son generosos y sacrifican el “yo” por el “nosotros”.
- Además, tienen claro lo que está bajo su control y lo que no. Son plenamente conscientes de que su función principal es el esfuerzo durante los entrenamientos y centran su atención y esfuerzo en ello. Saben que lo que acontezca el fin de semana trasciende a su control y no permiten que les haga sentir mal.
- Son diferentes porque no dejan que algo que no depende de ellos condicione su estado de ánimo. Saben que éste debe depender de superarse en cada entrenamiento. Solo si no cumplen con eso tienen algo que reprocharse.
- Mantienen la motivación en las dosis adecuadas porque se plantean objetivos a “cortísimo plazo”, incluso diarios. Se plantean retos atractivos, alcanzables para sus posibilidades, realistas y que les generan satisfacción al acabar el día.
- Son diferentes porque, a diferencia del resto de futbolistas, pasan grandes periodos en el banquillo y siempre están preparados para competir. ¿Cómo lo consiguen? Conocen bien que ante una lesión, sanción o decisión técnica repentina, les tocará participar y no pueden darse el lujo de estar desprevenidos.
- Los más aplicados también practican la visualización. Esta herramienta es clave para estar preparado psicológicamente para competir repentinamente cuando llevan algún tiempo sin hacerlo. Es conveniente utilizar este recurso 24/48h antes de la competición y visualizar momentos previos a partidos que eran conscientes de que iban a participar para generar esas mismas sensaciones de tensión y activación. También, y ya en los momentos previos a la competición, es recomendable realizar esta técnica visualizando situaciones de partido dónde hayan realizado buenas intervenciones para afrontar la competición con dosis adecuadas de autoconfianza.
Alfonso Rodríguez Fernández
Psicólogo deportivo y coach ejecutivo (Scopum coaching)