«Cuando vamos una pareja a un bar y pedimos dos cañas o Coca-Colas y pagamos 4,5 o 5 euros no nos quejamos, y eso que poco más que quitar la chapa nos han hecho»
Durante estos días se está hablando mucho de una posible subida en el precio de la sidra por parte de los llagareros y, por tanto, en las sidrerías. Siempre que se toca el tema nunca hay consenso: es nuestra bebida social, parte del día a día y por lo tanto todos tenemos una opinión.
Y cuando muchos opinan, ya se sabe… Por eso como siempre y con respeto ahí va nuestra reflexión. Está claro que para un paisano que toma una botellina o dos de sidra al día 20 o 30 céntimos supone mucho , pero también que las subidas de la luz o combustibles afecta mucho a los llagareros.
¿Por qué no ‘nos duele’ pagar más por otras cosas que llevan menos servicio?
Desde un punto de vista neutral y gastronómico, además de esta situación que muchos achacaban al covid y a la crisis actual, esto debía de ser así hace tiempo. ¿Y por qué? Pues porque cuando vamos una pareja a un bar y pedimos dos cañas o Coca-Colas y pagamos 4,5 o 5 euros no nos quejamos, y eso que poco más que quitar la chapa nos han hecho.
Pero en cambio, pedimos una sidra y un camarero especializado (escanciador) nos viene 3 veces en 10 o 15 min para servirnos 6 culetes, cuando además por regla general a las sidrerías les exigimos más pincho y aún así, cuando suben 20 céntimos nos parece caro.
Por otra parte está el tema del vaso especial, fino y más costoso que el de caña o refresco. Y el importante trabajo de calidad de los agricultores, de los llagareros, la D.O, el Serida…
Innovación y mejoras en el proceso
En estos últimos 10 a 15 años se ha logrado tener unos procesos de elaboración muchos higiénicos, controlados y de calidad. Se ha logrado catalogar casi 500 tipos de manzana que hay en la región y cuáles son las mejores variedades para la sidra.
Todo ello se ha trasladado a las pomaradas, a su recogida y selección. Cada botella viene con su etiqueta e información y en algunos casos con QR de trazabilidad. Esto ha hecho subir la calidad exponencialmente y que ya no haya «palos malos de sidra pa’los foriatos”.
Con todo este proceso de cambios y calidad, con toda la gente que ahora hay detrás de una botellina de sidra, quizás, en proporción, era más cara antes que ahora. ¿Habrá una bebida más barata en relación calidad precio? Encima es más sana que otras bebidas alcohólicas y, sobre todo, nuestra.
Dicho esto, la polémica está servida a pie de chigre, pero que no nos falte la sidra y la alegría para discutir sobre ella. Porque la sidra es parte de Gijon y, aunque haya variedad de opiniones, a buen seguro que la seguiremos tomando cada día con más calidad y, a poder ser con D.O.P que garantiza que las manzanas son asturianas.
Igual si el social-comunismo del Gobierno del Principado no se fuera sacando nuevas tasas e impuestos para quien cultiva la manzana, para quien hace la sidra, para quien la transporta, para quien tiene un negocio donde la sirve… Es que puestos a joder con tasas e impuestos, el Gobierno del Principado jode también al que la bebe. A lo mejor por eso quien va a beber sidra protesta: por el por qué de la subida, más que por pagarla.