Entrevista a la bailaora Sara Baras
“En el norte hay una respuesta y una entrega maravillosa al flamenco”
“Estaba con Paco de Lucía cuando le dijeron que le habían concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Siempre me he sentido súper orgullosa del maestro”

Sara Baras (San Fernando, 1971) trae este fin de semana su espectáculo ‘Alma’ a Gijón. Una primera parada en el Principado que se repetirá el próximo mes de junio en Oviedo como uno de los platos fuertes del Festival de Danza. Apura las horas de los ensayos antes de subirse a un escenario que, como ella misma reconoce, es especial. Sinónimo de éxito, la andaluza no solo se centra en el flamenco ya que también ayuda en la lucha contra el síndrome Rett, un trastorno que afecta al habla y habilidades motoras, principalmente a las niñas.
Su último espectáculo ‘Alma’ arranca la gira en Gijón. ¿Qué le ha llevado a la elección?
La verdad es que es una tierra a la que siempre le he tenido un cariño especial, un recuerdo maravilloso del público y del Teatro Jovellanos. No sé cuántos años hace que bailo en Gijón y empezar allí me parece muy bonito. De hecho, otras veces también ha sido casi la primera ciudad de la gira. El norte, donde todo el mundo piensa que a veces hay más distancia con el flamenco, es todo lo contrario; hay una respuesta y una entrega maravillosa. Es un gustazo poder elegir un teatro y una tierra así para empezar. Espero que me de suerte.
Flamenco y bolero se dan la mano en ‘Alma’; el primero lo heredó de su madre y el segundo de su padre. ¿Los límites para fusionar solo existen en nuestra mente?
Cuando hay calidad, entrega, sentido casi no hay límites. Lo que te parece que de primeras está limitado, cuando lo llevas a la práctica, lo sientes, lo vives, está mucho más cerca de tener un sentido muy bonito porque realmente en las fusiones lo interesante es que un registro le aporte al otro, no le corte o le distancie sino todo lo contrario. Siempre sin olvidarte de lo que eres y con los pies en la tierra, pero cuando fusionas lo engrandeces.
¿Conectar con el público es la parte más complicada?
Es el regalo más grande que te da este arte. Con verdad, con entrega, con mucho trabajo, con mucha técnica para llegar a un buen nivel y sin olvidar que todo es entregarte desde el corazón; ahí es cuando aparece una conexión. No sé si es lo más difícil, pero es el regalo más bonito que te da esta profesión, esa sensación de estar conectado con el público.
Hablábamos antes de las veces que ha estado en Asturias. Avilés, Gijón, en junio también volverá a Oviedo… En todas las ocasiones le ha ido bien ¿Esto es una presión añadida, el querer agradar al espectador?
No. Para mí es la ilusión, el recuerdo de haber vivido noches especiales en esta tierra con este público maravilloso. Por ello, vengo ilusionada para enseñarles mi nuevo proyecto. Realmente eso no me provoca una presión, al contrario, me da más fuerza e ilusión para venir. También me tiene muy alerta y hace que no baje la guardia, no lo digo sólo por mí, sino por toda mi compañía. Estamos siempre muy a tope y eso nos hace ir creciendo un poquito. Si piensas que la última vez fue tan buena, esta quieres que sea un poquito más o al menos igual.

Sara Baras es una mujer que traspasa fronteras. Además de obtener infinidad de galardones en Andalucía, fue, por ejemplo, embajadora honoraria de la marca España en la categoría de Cultura y Comunicación en 2017 o Medalla de Oro a las Bellas Artes en 2020. Con medio siglo de vida, ¿ha cumplido todos sus sueños?
No (risas). Me siento muy agradecida por todo y a todas las personas que han hecho que mi carrera siga estando tan fuerte, pero tengo mucho sueños todavía por cumplir. Soy madrina de la fundación ‘Mi Princesa Rett’ y uno de mis grandes sueños es que la investigación pueda conseguir una cura para estas niñas. A través del baile tenemos voz propia y hacemos cosas muy bonitas. Insisto en que esto no quiere decir que no estoy agradecida y que no me sorprenda al mirar atrás y ver el carrerón, no solo de la compañía que llevamos 25 años de compañía privada, algo importante, si no realmente también mi carrera y la cantidad de oportunidades, momentos vividos, premios, cariño, respeto… Son cosas que me llenan de orgullo. Ahí sí que la responsabilidad te hace de vez en cuando un poquito de daño en el sentido de que quieres estar siempre en el lugar que crees que debes estar.
Ya que menciona los proyectos, la pasada Nochebuena se coló en las casas de miles de españoles con una nueva versión del tema de Mecano ‘Una rosa’ ¿Cómo se fusiona Sara Baras con Rozalén y Ana Torroja?
Eso es otro regalo de la producción. De pronto poder compartir espacio con estas grandes artistas, bailar un tema de siempre… Pasa un poco con los boleros, los boleros de los hijos de ‘Alma’ son como las melodías, como que estás muy acostumbrada a escuchar y ya sabemos que Ana Torroja, ‘Mecano’, es banda sonora de nuestra vida. Entonces el poder bailar un tema con ella y encima con la fusión de Rozalén, que también es otra grande ha sido precioso. La actuación la grabamos estando de temporada en Madrid y después verlo en casa junto a la familia es una sensación muy bonita. Estoy muy feliz de tener la oportunidad de hacer ese tipo de cosas.
“Bailar es una forma de ser, una forma de vivir. Siempre digo que todo el mundo debería de bailar”
Más allá de tratarse de su profesión, ¿bailar es una manera de encontrar luz, fuerza en el camino de la vida?
Bailar es una forma de ser, una forma de vivir. Siempre digo que todo el mundo debería de bailar. Uno cree que tiene que bailar súper bien para bailar y no es así. Uno simplemente tiene que dejarse llevar y el movimiento del cuerpo y el poder dibujar con tu cuerpo algo es súper bonito. Es muy importante en mi vida. Por supuesto, tiene su parte de sacrificio como cualquier trabajo, pero forma parte de mi manera de vivir, es decir, de mi forma de ser. El baile me ayuda mucho, me da otra manera de ver la vida.

¿La pandemia le ha obligado a cambiar esa química que tiene con su público?
La pandemia, salvando todas las personas que han sufrido y las que se nos han ido, me ha ayudado a crecer. Me ha dado tiempo a valorar ciertas cosas que, de pronto íbamos tan deprisa, ya no las valoras. Me han dado más ganas de volver, de sentir esa entrega en un escenario, ese silencio o ese aplauso tan maravilloso que el público nos da. He tenido tiempo para valorar todavía más las cosas importantes de la vida, las sensaciones que tenemos en lo nuestro y, por otro lado, he aprendido a compartir de otra manera, con distancia, pero buscándote. Siempre digo en el flamenco que la oportunidad de reinventarse está en el fallo y creo que en este momento, salvando la gente que lo ha pasado y lo sigue pasando mal, la compañía ha intentado no bajar la guardia. El hecho de poder ensayar con un ordenador, conectar con el director musical de la compañía, Keko Baldomero, poder seguir creando y estando fuertes ha sido un aprendizaje bestial.
Le quiero preguntar por alguien muy importante para usted: Paco de Lucía, de cuya fundación es una de las patronas. Creo que fue una de las primeras personas que supo que le habían concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2004.
Sí, sí, increíble lo que es la vida. Estaba con él en ese momento. Lo viví de una manera alucinante porque siempre me he sentido súper orgullosa, como todos, del maestro (Paco de Lucía) al que sigo adorando y lo quiero muchísimo. Fue bestial y su sencillez lo hacía todavía más grande. Es un momento que nunca olvidaré, en el Festival de Jimena, en Cádiz. De pronto, el hotel en medio del campo se llenó de prensa, fue como una cosa alucinante. Vivir eso con el maestro como he tenido la suerte de vivir muchas situaciones preciosas, son cosas que las llevo clavadas en mi corazón. Lo que es la vida, ahora me da la oportunidad de ser patrona de su fundación. El poder estar con su familia, sentirle tan cerca y poder hablar de todo lo que él nos ha enseñado y lo que provocaba para que el flamenco estuviera en el lugar que corresponde es otra suerte. Me encanta que me lo preguntes porque es verdad que ahí tengo pasión.