Dos errores de la zaga rojiblanca condenan a los de Martí en su debut
Quiso el Sporting de Martí, en el debut del técnico balear, homenajear al Antroxu gijonés, un tiempo de fiesta, alegría y folixa. Pero lo hizo de la peor forma posible, disfrazándose de mediocridad y haciendo de su defensa una comparsa. Solo faltaron las turutas. Los rojiblancos perdieron en el último minuto, de la forma más cruel posible, tras haber logrado el empate en el descuento con un gol de Djuka. No fue suficiente. Dos errores defensivos, primero en cadena, con especial protagonismo para Mariño, y después de Berrocal, dieron la puntilla a un Sporting que no supo siquiera hacer buena una de las máximas más extendidas en el mundo del fútbol, aquello de “entrenador nuevo, victoria segura”. En este caso, el cambio en el banquillo no tuvo su efecto en el verde y los rojiblancos siguen vagando en la zona media-baja de la tabla, con más pena que gloria y con el entierro de la sardina cada vez más cerca.
Amenazó el Sporting con despertar brotes verdes al inicio del encuentro, disfrazado de equipo con querencia por el balón, con un Christian Rivera anclando el centro del campo para dar vuelo, libertad y balones a Pedro y Fran Villalba. El valenciano protagonizó el primer disparo del partido, al primer minuto de juego, con la zurda, desde la frontal, desviado.
Un mero espejismo de lo que estaba por venir. Con el paso de los minutos, el Zaragoza se fue haciendo dueño del encuentro. Por las botas de Eugeni pasaban más balones que por las de Pedro y Villalba, que se limitaban a ver volar balonazos sobre sus cabezas. Un cambio de dinámica que terminó por verse reflejado en el marcador.
El Sporting volvió a sufrir nuevamente a balón parado, con un clamoroso fallo en cadena que regaló el gol a los maños. Eugeni pusó el balón desde la esquina, cerrado, al área pequeña. El esférico rondó las inmediaciones de la meta local sin que nadie acertara a despejarlo, llegando al segundo palo para que Jaume, solo, lo empujara a la red con el pecho. Berrocal, Borja López (la pareja de zagueros elegida por Martí para su debut) y sobre todo Mariño quedaron nuevamente en evidencia. El portero vigués denota su mal momento y falta de confianza con continuos errores en las salidas, que hacen que el Sporting sea un flan defensivo a balón parado, una comparsa.
Quisieron los de Martí volver a meterse en el partido, y a punto estuvieron de lograrlo con un disparo de Bogdan, con la zurda, desde dentro del área, que repelió la base del poste. La última jugada de la primera parte fue el perfecto ejemplo de lo que, una vez más, fue este Sporting: Jony botó una falta intentando un lanzamiento directo pero su disparo se fue alto, como si de un tiro a palos de rugby se tratara. La cara de desesperación del flamante fichaje del mercado invernal denotaba la mala imagen dada por el conjunto rojiblanco en la primera parte.
Intentó Martí cambiar el rumbo del partido, dando entrada a Nacho Méndez por Pedro Díaz. El comienzo de la segunda mitad fue similar al de la primera, con un Sporting dominante y con gusto por el balón. Pero la primera fue del Zaragoza, en un nuevo regalo rojiblanco, en un mal control de Borja López en el área. El balón fue a dar a Eugeni, cuyo disparo rechazó con solvencia Mariño. En la siguiente jugada, Fran Gámez volvió a probar al vigués con un remate lejano que el cancerbero paró en dos tiempos.
Martí intentó agitar la pomar cambiando las bandas, poniendo en el verde a Gaspar y el “Puma” Rodríguez. Y a punto estuvieron los dos de lograr el gol en un centro de Bogdan, que Gaspar no pudo alcanzar en el primer palo y que el “Puma” remató alto en el segundo. A la hora de partido, la más clara del Sporting. En la siguiente, el panameño firmó una gran jugada individual para internarse en el área, donde fue derribado. Pidió penalti, pero ni el árbitro ni el VAR lo estimaron.
Tras los cambios, el equipo era otro completamente distinto, con más mordiente e ideas, pero el Sporting no supo aprovechar esa efervescencia para lograr el gol. La última intentona fue dar entrada a Eric Ramírez y Campuzano para jugar con tres delanteros los últimos diez minutos. La ocasión, no obstante, fue para los maños, con un chut de Vada desde fuera, a la escuadra. También la tuvo Ramírez, a la carrera, tras un pase filtrado, pero su remate lo rechazó Cristian Álvarez a córner.
En los últimos minutos, el colegiado expulsó a Nacho Méndez por roja directa pero, tras ver la jugada repetida en el plasma del VAR, retiró la expulsión. La alegría se multiplicó en las gradas en el descuento, cuando el Sporting logró el gol del empate. Kravets robó un buen balón en defensa, batiendo metros para darle el esférico al “Puma”. El centro del panameño, muy bueno, encontró la cabeza de Campuzano. Cristian paró en primera estancia el gran remate del catalán, pero entre Gaspar y Djuka embocaron el rechace lo embocaron.
Parecía que el Sporting iba a salvar un punto, ya en el descuento, pero un nuevo regalo defensivo, el enésimo, rompió el zurrón rojiblanco. Con los locales volcados, un pelotazo en largo del Zaragoza se convirtió en un gol. Berrocal, en un error mayúsculo, hizo la estatua y permitió a Iván Azón plantarse solo frente a Mariño, al que regateó con suma facilidad para poner el definitivo 1-2. Un nuevo tiro en el pie de la defensa rojiblanca que supone una nueva derrota de los gijoneses.