Ante el color marrón con el que el río Piles bajaba esta semana hasta la bahía de Gijón y las declaraciones de la alcaldesa Ana González, en las que se afirmaba que «no es por un problema de contaminación, que no lo hay, sino por barro y suciedad acumulados», desde el Grupo Covadonga han dado también su opinión sobre el problema de la turbiedad de las aguas.
«A pesar de que como se defiende desde la concejalía ha sido un invierno seco, se hace más que evidente que con cada tormenta o día de lluvia considerable, se sufre una fuerte crecida que amenaza a todo el sistema de aguas residuales de la ciudad. Se convierte esto en un claro ejemplo de que en el tramo urbano del Piles no se deben desarrollar proyectos cuya máxima es la de la libertad de flujo del agua», ha declarado el presidente de la entidad grupista, Antonio Corripio, que ha recordado que la propuesta que habían presentado para ampliar la sección hidráulica y la evacuación rápida de los caudales fluviales, con «la consiguiente reducción del riesgo de inundación», es algo que «no se contempla desde el consistorio».
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