Empecé de una manera tardía en el activismo, con 34 años, pero también es cierto que hasta hace poco no había podido ser yo misma, retrasé durante más tiempo del que me gustaría confesar dar el paso y verme como siempre me vi, una mujer, una mujer trans.
Y es que el activismo me abrió los ojos hacia muchas realidades que siempre había desconocido, tanto el activismo LGTB como el activismo feminista me han enseñado cosas muy importantes, el apoyo, tanto el que se da como el que recibe, y esa sensación de que estás trabajando para lograr cosas importantes. A veces son pequeños pasos, pero otras veces son avances muy importantes.
Es cierto que mi realidad, mis vivencias serán distintas a las de otra compañeras, de igual manera que lo será de una compañera racializada, o con discapacidad, de igual manera puede ser distinta al de otras mujeres trans. Pero lo realmente importante es que estemos unidas, que todas rememos en la misma dirección hacia una igualdad real.
Marián Lago