II PARTE DE LA ENTREVISTA CON EL EXFUTBOLISTA JUANELE
“El Mundial de Estados Unidos (1994) es una espina clavada. Clemente fue muy injusto conmigo, pero no le guardo rencor. Que disfrute de la vida”
“En Gijón se vive muy bien. Me encanta Cimadevilla porque allí vivía mi abuela. Voy bastante a pasear, es como reencontrarme con mis orígenes”
Lo que no le falta es el cariño de la gente. Fue un ídolo para la afición sportinguista y muchos lo siguen recordando. ¿Es una inyección de moral?
Me encanta que la gente recuerde mis jugadas, mis goles en el Veriña, el Sporting, el Tenerife o el Zaragoza. Eso es importantísimo para mí.
Me habla de los equipos, pero ¿su no participación con la selección española en la Copa del Mundo de 1994 es una espinita clavada?
Siempre lo dije y me mantengo: es una espina clavada. No digo que tenía que ser titular ni jugar todos los partidos, pero en mi cabeza tenía claro que podía disputar 20 o 30 minutos en todos los encuentros y podría hacer cosas importantes en la selección. No fue así, era joven, tuve problemas después de la selección y la espina clavada está ahí.
¿Y podemos conocer las razones por las que Juanele no llegó a jugar en aquel Mundial?
Por anécdotas. Me saqué una foto delante de un Ferrari, una vez pedí una hamburguesa para mí y otros compañeros… Son cosas que no le gustaron a Clemente. Son tonterías, pero por eso y no tener la experiencia suficiente no pude jugar en la selección en ese Mundial. Clemente fue muy injusto conmigo. No le guardo ningún rencor, al contrario, le deseo lo mejor y que disfrute de la vida, pero fue injusto que no jugara por lo menos un partido.
Me llama la atención que con todo lo que ha pasado en la vida es una persona tremendamente empática.
Sí, claro. Eso lo viví desde pequeño con mis compañeros, en el vestuario. Son cosas que aprendes cuando eres niño y te valen para la vida adulta.
En su regreso a Asturias fijó, de nuevo, su residencia en Gijón. ¿Es el mejor lugar para vivir?
Sí (risas). Para mí sí, soy de aquí, nací aquí, mi familia está aquí y todos están muy a gusto. Gijón es una ciudad en la que se vive muy bien, muy tranquila, donde hay pocos problemas y me encanta el clima, falta un poco el sol, pero me encanta pasear: las sidrerías, la calle Corrida, Cimadevilla…
¿Cuál es tu lugar favorito?
Me encanta Cimadevilla porque mi abuela vivió allí muchos años. Luego se fueron a Roces, pero Cimadevilla me encanta por la gente, por los playos que vivieron allí. Es una zona a la que voy bastante a pasear y a desconectarme un poco de todo. Es como reencontrarme con mis orígenes.
¿La pandemia le ha pasado factura?
Me ha afectado a mi enfermedad. Lo pasé mal porque salir solo a comprar al supermercado y estar solo en casa no lo llevaba bien. Durante el confinamiento no lo pasé muy bien. Me puse a leer, ver la televisión, hacer cosas que normalmente no hago. Fueron tres meses duros.
¿Creyó en algún momento que no salíamos?
No. Creo en el ser humano, en todos los avances que hay y que podemos con todo.
Su hija es enfermera. ¿Esto le ha hecho ver la crisis sanitaria de otra manera?
Un poco sí. Ver a mi hija que sacó la carrera de enfermera, verla trabajar, hablar con ella y me comenta cosas de los hospitales, de lo que pasó, de lo que ve…
Cuando estalla el COVID, ella trabajaba en Madrid. ¿Que se le pasa un padre por la cabeza?
Buf. Se me pasó de todo. Ahora tengo la suerte de tenerla en Gijón, estar cerca de ella y poder hablar todos los días, quedar a tomar un café, pasear. Cuando estaba en Madrid con todo lo que se veía no era agradable.
¿Es su mayor motivación?
Sí, esa es mi mayor motivación. La quiero mucho y además es una niña muy tranquila, muy relajada y la verdad que es una de las mayores motivaciones que tengo.
¿Sigue consumiendo fútbol?
Mucho y más que voy a consumir porque el fútbol me encanta. Me lo paso muy bien viendo partidos, sobre todo, de mis cuatro equipos: Veriña, Sporting, Tenerife y Zaragoza.
“Vender a un futbolista bueno es un error total porque ese jugador puede hacer que los demás sean mejores en el equipo y poder traspasarlos”
¿Le gusta más el fútbol profesional o el de cantera?
Los dos. Me encanta ir a ver a críos y fijarme en jugadores que puedan tener mis características. También me gusta mucho ver al Sporting, al Zaragoza y al Tenerife. Estoy en casa y espero como agua de mayo a que lleguen los partidos para verlos y analizarlos. Ya me gustaría que subieran los tres, pero este año no va a poder ser.
¿Cree que el actual Sporting tiene solución?
Ahora mismo tiene que pensar en ir partido a partido y debe mejorar mucho en el tema de la cantera para ser un club que aspire a subir a Primera División.
Usted pertenecía a la ‘Quinta de los yogurines’ con Abelardo, Manjarín o Luis Enrique. Todos traspasados, algo que se ha repetido en los últimos años. ¿Vender es un error?
Hay jugadores que tienes que vender, pero vender a uno bueno es un error total porque ese futbolista puede hacer que los demás sean mejores en el equipo. Eso posibilita que puedas vender a esos jugadores que, por decirlo de alguna manera, son menos buenos que él.
¿Cómo era en el vestuario el actual seleccionador Luis Enrique?
Era un tío muy simpático, muy cachondo. En el entrenamiento era un pulmón, le encantaba entrenar fuerte y que se ganó a pulso estar en el Real Madrid, Barcelona, Sporting y selección española. Junto a Quini, Ferrero o Abelardo fue de los jugadores más importantes de la historia del Sporting.
Cuando le ve ahora en la banda saltando, dando órdenes ¿recuerda a ese compañero con el que compartía escudo?
Es totalmente igual. Cuando lo escucho hablar en las ruedas de prensa es igual que cuando hablaba en el vestuario con los compañeros, las cosas que hacíamos…
¿Cómo es ahora un día en la vida de Juan Castaño Quirós?
Llevo una vida muy tranquila. Me gusta pasear, descansar, ver fútbol todos los días. También me gusta la hípica, pero verla, no practicarla (risas).
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