«Cuando empiezo una novela a lo mejor no sé exactamente quién va a ser el asesino»
Edu Arias es un escritor hecho a sí mismo. De la quinta de 1981, el gijonés ha conseguido desarrollar una carrera literaria desde cero, sin el apoyo de ninguna editorial. El mundo de la auto publicación se ha desarrollado de una forma exponencial, en parte gracias al auge de los libros electrónicos que permiten alicatar costes y llegar a un público más amplio gracias a plataformas como Amazon.
Arias, informático de profesión, ha publicado ya cinco novelas y tres de ellas están ambientadas en su ciudad. Y todas ellas son del género negro.
Cinco novelas y cinco novelas negras dedicado al género.
Sí, porque la última es Lorenzo Blanco y el Misterio del Campus. Y la más reciente que la saqué en noviembre del año pasado.
¿Por qué género negro?
Muy fácil: porque es lo que más me gusta leer. Entonces también es lo que más me gusta escribir. Me gustan otros géneros. Me gusta la ciencia ficción, me gusta el teatro… Pero la verdad que lo que más ha leído siempre ha sido novelas policíacas y novelas negras. Y bueno, me pareciera una decisión lógica, vamos a decir.
Al final lo que ves, lo que uno conoce y lo que uno maneja más, ¿no?
Es donde te encuentras más cómodo. Yo por lo menos sí.
Además, de cinco novelas que has publicado, esta última es la tercera que has ambientado en Gijón. ¿Qué te da Gijón como escenario?
Hombre, pues cuando saqué la primera fue hace siete años, en 2015. Ahora es bastante corriente que esté descentralizado, pero parecía que era como obligatorio en las novelas hacerlo en las grandes ciudades, como en Madrid, Barcelona, París, Nueva York, etc. Y a mí me parece que nuestra ciudad es igualmente válida que cualquier otra para montar una historia. Y luego, bueno, también a nivel sentimental, por así decir. Yo soy de aquí y por la emoción a lo mío, porque me parece estupendo también y creo es lo que mejor conozco también de cara a las percepciones de los paisajes, etcétera. Pues bueno, me resultaba válido por muchos motivos.
Además, tenemos mucha tradición con la Semana Negra de Gijón, es un poco capital de la novela negra.
Y a la Semana Negra, de hecho, siempre voy. Muchísimos años como solo como lector y ahora, desde hace siete años, voy como autor también, lo cual para mí es un orgullo
Si además hoy es un certamen que ya tiene un recorrido muy importante.
Si no me equivoco, de género negro, que es el más antiguo de España.
Aunque ahora te dedicas a dar a la tecla, vienes de un mundo muy diferente, el informático.
Sí. De hecho esta novela en concreto, la de la del Campus, podemos ver que juego en casa, porque lo ambiento en la universidad en la que yo estudié. Por lo que te comentaba antes, siempre me ha gustado muchísimo leer. Desde hace bastante. También me gusta escribir. Y, bueno, surgió la posibilidad. Me animaron bastante, sobre todo mí mujer y amigos cercanos. Y me lancé un poco a la piscina. Como con la primera novela tuvo una acogida bastante buena ya vi que sí iba a haber más seguro.
Y al final el público es el que te va guiando un poco.
Sí, sí, sí, claro.
Es curioso porque muchas veces el escritor que viene de un mundo más técnico, no del periodismo, o de la filología o la historia, suele desarrollar novelas mucho más relacionadas con su ámbito de trabajo. Sin embargo, es curioso que tú te hayas escrito novela negra tradicional.
Sí. Se me viene a la cabeza Robin Cook, que es médico y entonces hace novelas de médicos. En mi caso, salvando las distancias, Lorenzo Blanco es una especie de Hércules Poirot, pero moderno. Aunque en esta novela en concreto me parece que sí que toco temas relacionados con lo que estudié. Pero ya lo tengo bastante separado. Si te soy sincero, me resulta más vocacional esto de la literatura que lo tecnológico, que también me gusta. Siempre tengo algún guiño porque, por ejemplo, en la anterior novela tenía algo de tema de algoritmos, de cifrado. Una serie de cosas así un poco técnicas, pero que sí que están relacionadas con las TIC, digamos. Lo toco un poco inicialmente, pero no es el meollo de la cuestión.
¿En qué escritor te fijas más? ¿A quién tienes de referente?
Los que más me gustan son los de género negra clásicos. Me han gustado, evidentemente, Agatha Christie o Conan Doyle. Pero así más contemporáneos me gusta mucho Lawrence Block, que es el que le dio el nombre a Lorenzo Blanco, es españolización. A lo mejor aquí en España no es tan puntero, pero en Estados Unidos es muy importante. Me gusta mucho Michel Connelly, seguro que es mucho más conocido por hablar en público. Andrea Camilleri, por ejemplo, el autor de Salvo Montalbano, que a mayores también va a ser novela negra mediterránea, pues es a lo mejor más puntos en común con el tema de la gastronomía que yo también toco. Hay bastantes autores, no te puedo decir uno solo.
Al final el escritor que sólo tenga una referencia, tiene un problema…
Sí, sí, sí, sí.
Lorenzo Blanco: ¿Qué tiene de real? ¿A quién se parece dentro de tu vida?
Casi todos los personajes, de alguna manera – de forma voluntaria o involuntaria- recogen rasgos de gente que conozco en la vida real. Porque bueno, yo creo que es muy difícil disociar cuando quieres poner un personaje que te cae bien, que tiene cosas positivas o que te gustan. Al final te inspiras en gente que, aunque no sea voluntariamente, conoces que tiene esos rasgos y viceversa. Pero no, no es ninguno de los personajes se corresponde con nadie en el mundo real.
Sí que Lorenzo Blanco y Miguel Canales, que su mejor amigo – que además aquí tiene un papel bastante importante porque él estudió Ingeniero de Telecomunicaciones y además también es escritor -, ahí hay un poco de eso. Son con los dos con los que más me identifico, pero ninguno de los dos es mi alter ego y los dos tienen rasgos míos. Pero ninguno de los dos soy yo y no hay ningún personaje que sea nadie concreto.
Hay mil técnicas de escritura. ¿Cuál es la que utilizas tú? Cuál es la técnica que utilizas tú? Cómo te organizas para trabajar?
Yo suelo tener siempre (o intento tener siempre) la idea de dónde parto y más o menos a dónde quiero llegar. No lo tengo todo. No es que sepa el número de capítulos, ni el número de páginas. Por ejemplo, yo que escribo misterio, pues a lo mejor no sé exactamente quién va a ser el asesino. Pero sí tengo, y sí sé más o menos, por dónde van a ir los tiros, qué sospechosos va a haber. A lo mejor no sé exactamente la motivación concreta, o el método concreto, y cómo se comete el asesinato, pero sí sé más o menos de dónde parto y a dónde quiero ir. Sé que hay escritores que se van dejando llevar por la historia, pero a mí en una novela larga me resulta luego muy complicado que encajen todas las piezas, el rompecabezas en novela. Si es un relato corto, sí puedo empezar a escribirlo sin tener ni idea de por dónde va a salir, porque son dos páginas o tres. A lo mejor tienes uno, dos, o tres personajes; no tiene que ser coherente la historia con otras cosas que pasan en los capítulos anteriores y posteriores. Yo no me pongo a escribir normalmente sin tener bien claro a dónde quiero llegar.
George RR Martin habla de escritores jardineros y contructores. Sin llegar a ser un constructor, tampoco eres un jardinero, estás a mitad de camino de ambos…
Sí, eso es, sí. Yo lo había escritor de brújula.
¿Eres de los afortunados que se dedican exclusivamente a escribir?
Ahora mismo sí, ahora desde hace unos años. Y tengo un poco aparcado lo de lo de informática. Lo que pasa es que al final siempre tienes que compaginar con otras cosas.
¿Algún detalle del último libro?
Sí, una cosa también que a lo mejor tiene su gracia, su anécdota. Dentro del libro hay como un libro, dentro del libro hay ficción. Dentro de la ficción, uno de los personajes – el amigo de Lorenzo – está escribiendo una novela. Cuenta las historias de los casos que investiga su amigo, pero es que esta vez él ya tenía pensado en la cabeza otra novela diferente. También de género negro, pero no basado en sus andanzas. Cuando se encuentra con el caso nuevo, está en el campus y se lo cuenta a Lorenzo y le dice algo así como “ya me me fastidiaste porque yo tenía otra idea y ahora voy a tener que escribir tu novela y no puedo hacer la otra”. Y entonces Lorenzo, que es así como bastante sarcástico, le dice ”¿qué pasa, que no tienes suficiente espacio en el disco duro? Escribe las dos”.
Esta otra novela que escribe es un poco un guiño a las otras que tengo, que no son de Gijón y es un thriller con un tío que es asesino a sueldo.