Un gol de Ekain tumba al Sporting, que queda a 4 puntos del descenso a falta de otros tantos partidos
Como esas resacas pegañosas, con dolor de cabeza, boca seca y malestar intestinal, teniendo comida familiar por el Día de la Madre. Así fue el partido del Sporting. De esos de los que, casi antes de comenzar, ya quieres que terminen, y que el mal sea el menor. Cuando sabes que tienes más que perder que que ganar. Esa es la sensación de los 11.000 valientes que acudieron a El Molinón a vivir un nuevo bochorno, cayendo contra un equipo que, sin jugarse absolutamente nada, fue superior (excepto en los minutos finales) a un equipo que se jugaba la vida. Un gol de Ekain, a los 15 minutos de juego, fue suficiente para que los ibicencos asaltaran el campo gijonés y metieran en un lío mayúsculo al Sporting, que queda a solo 4 puntos del descenso a falta de 4 jornadas.
Intentó Martí probar cosas nuevas, saliendo con Djuka y Pablo Pérez de inicio en ataque, a costa de perder a Villalba en banda. Una probatura inocua que no surtió efecto desde el primer momento. Comenzó mandando el Ibiza, que no se jugaba nada, ante un timorato Sporting, que seguía jugándoselo todo. A los 9 minutos, Nono, desde fuera, probó a Cuéllar, solvente en dos tiempos.
Fue un primer aviso de lo que vendría después, al cuarto de hora. Cifuentes puso un centro desde cuarenta metros que Ekain, el más listo de la clase (pero también el más bajito), consiguió contactar ganando el salto a un superado (nuevamente) Berrocal. Su remate, inapelable, solo pudo Cuéllar seguirlo con la mirada. 0-1 en el marcador y primeros pitos de una afición que, aunque escasa en número, quiso dejar claro su hartazgo.
Ni siquiera el gol consiguió despertar al Sporting. De hecho, los rojiblancos quedaron groguis, esperando la campana del fin del round. En la siguiente jugada, nuevamente Nono, puso un centro que el goleador Ekain no llegó a impactar y le cayó al exrojiblanco guerrero en el segundo palo. Su volea se fue alta por poco y El Molinón ya terminaba de impacientarse.
La primera de los locales, al filo de la media hora, cuando Pablo Pérez prolongó un balón de cabeza en el centro del campo para la carrera del “Puma”, pero su disparo se fue alto. Parecía que el Sporting comenzaba a ser consciente de lo que se jugaba. Pedro filtró un pase a la carrera de Kravets, pero su centro, raso, no encontró el remate de Pablo Pérez en el segundo palo. El rechace, ni Djuka, ni el “Puma”, ni Bogdan fueron capaces a embocarlo.
Martí, ante la inoperatividad ofensiva de su equipo, intentó tener más balón centrando a Villalba para dejar la banda derecha a Pedro. El poleso tuvo en sus botas una falta que era un caramelo, pero la estrelló en la barrera. El remate, en la segunda jugada y que se fue fuera por poco, fue la más clara de los locales en la primera mitad.
Para entonces, ya había recibido Pablo Pérez la primera amarilla, por una dura entrada abajo a Appin, que pudo ser merecedora de más. El drama llegó en el descuento, cuando el canterano, capitán rojiblanco, se ganó la segunda tarjeta saltando con el codo extendido en un balón dividido por alto. Segunda amarilla y roja. Y el Sporting con uno menos para intentar la remontada.
El comienzo de la segunda parte, similar al primero, con dominio ibicenco. Guille Rosas por Bogdan, el único cambio de Martí para intentar la remontada con un jugador menos. Herrera tuvo la primera clara, entrando como cuchillo en mantequilla en la defensa rojiblanca tras una pared con Ekain. Su remate, franco, pero manso, se fue a las manos de Cuéllar.
A la hora de encuentro, nuevamente Herrera puso en problemas a Cuéllar, que no acertó a hacerse con un centro aparentemente sin peligro que Appin a punto estuvo de embocar. El emeritense, rápido de reflejos, supo rehacerse. Un córner de Kravets, que Gragera remató con la chepa, el único acercamiento hasta el momento.
En la grada, gritos contra la directiva y los jugadores, mientras el campo era un solar. A un cuarto de hora del final, la más clara del partido hasta el momento del Sporting, con un gran galopada de Kravets que sirvió un buen balón filtrado a Ramírez. El rojiblanco, con una gran maniobra, sentó al portero ibicenco para embocar a placer, pero el gol quedó anulado por fuera de juego.
La más clara, en la que todo el estadio cantó gol, hasta el speaker, la tuvo el Sporting a menos de 10 minutos del final. Djuka forzó una falta en la frontal que Pedro ejecutó magistralmente, por fuera de la barrera. El balón impactó en el lateral de la red, dando la impresión óptica de que el esférico había entrado y desatando la algarabía en la grada y en los micrófonos. Falsa alarma, con el 0-1 aún en el marcador.
Y la volvió a tener el Sporting, con un balón prolongado de tacón por Borja López para dejar solo a Djuka, franco para engatillar. El montenegrino, con todo a favor y el balón botando, descerrajó un remate que se fue alto. Y otra más, que no terminó dentro de milagro. Campuzano descargó en el centro del campo para la carrera de Calavera, que ya pisando área cruzó un remate raso que se fue rozando el palo. A balón parado, en la última jugada del encuentro, un remate de Campuzano tras un balón prolongado por Borja López terminó en las manos del guardameta visitante enterrando las esperanzas rojiblancas. El Sporting hizo más en los últimos cinco minutos que en todo el encuentro, pero no fue suficiente para salvar un punto. Y las alarmas vuelven a sonar con fuerza, a solo 4 del descenso a falta de otros tantos partidos.