El coronavirus provocó un silencioso terremoto en el mundo del arte. Los museos de todo el país se vieron obligados a cerrar sus puertas y el sector cultural sufrió -y aún hoy las sufre- graves consecuencias. Pero el arte inunda nuevamente Gijón. Lo hará este 25 de septiembre en una Noche Blanca que se espera con más ganas que nunca.
Reducción de aforo e inscripciones nuncas
Un total de 17 espacios entre museos, galerías y equipamientos culturales ofrecerán 31 actividades en 52 sesiones para marcar el inicio de la nueva temporada artística. Será la novena edición de un evento que viene celebrándose desde 2012, y con el que la pandemia mundial no ha podido.
La programación cultural volverá a extenderse por distintas partes de la ciudad, pero con restricciones sanitarias. Todas las actividades necesitan inscripción previa, la mascarilla es obligatoria y el público inscrito en alguna actividad deberá presentarse en el lugar con 15 minutos de antelación. Pero esto no ha supuesto obstáculo alguno y la mayoría de los actos cuelgan el cartel de completo.
No quedan plazas ya para el Museo del Ferrocarril, que pondrá en marcha algunas de sus locomotoras en un encendido nocturno. Ni tampoco para la Ciudadela de Capua y su actividad ‘Salir al fresco’, una visita guiada para conocer cómo fueron durante un siglo las noches del singular barrio japonés. El aforo también está completo para el scape room del Museo Nicanor Piñole o para el concierto de Tarik Rahim en el Centro de Cultura Antiguo Instituto.
Pero hay muchas más opciones entre las que elegir: itinerarios guiados a exposiciones, , visitas teatralizadas, encuentros con artistas, charlas, proyecciones cinematográficas, performance… Las actividades comenzarán atardecer y se prolongarán hasta pasada la media noche. Todas se sustentan en cuatro pilares fundamentales: vanguardia, ciudadanía, sostenibilidad y gratuidad.
Será una edición adaptada a las circunstancias actuales, con menos aforo y nuevos formatos para respetar los protocolos sanitarios y garantizar la seguridad de los asistentes. Pero el objetivo sigue siendo el mismo: acercar la cultura a los ciudadanos. En definitiva, una noche para vivir el arte en sus diferentes formas y lenguajes y disfrutar de él y con él.