Si de verdad queremos ver una Asturias moderna y una Asturias en la que se pueda invertir la negativa tendencia demográfica, el trabajo de lo privado y lo público debe ir a la par
Las tres cámaras de comercio, industria, navegación y servicios han cerrado el proceso de renovación de sus directivas y, con la excepción de la de Avilés, la continuidad ha sido la norma. Félix Baragaño, en Gijón, y Carlos Paniceres, en Oviedo, repiten cargo para un mandato al que durante los próximos cuatro años se suma el empresario Daniel González, en Avilés.
Por definición, las Cámaras, como corporaciones de derecho público, tienen como labor fundamental la de servir de órgano de los intereses generales del comercio ante el gobierno y los comerciantes mismos; adelantar investigaciones económicas sobre aspectos o ramos específicos del comercio interior y exterior y formular recomendaciones a los organismos estatales. Una tarea que han venido desempeñando desde la aparición de la primera en 1599 en la localidad francesa de Marsella.
Después de unos años en los que estas entidades parecían haberse sumido en una dinámica sin efectividad aparente, los efectos de las crisis y la llegada de la pandemia han espoleado el trabajo de estas corporaciones. En febrero del pasado año, las tres cámaras decidieron poner en marcha una iniciativa que denominaron oficina de captación de inversiones. El servicio permite que los inversores puedan identificar las oportunidades de negocio y evaluar las posibilidades de Asturias como destino de una inversión. Todo ello garantizando la confidencialidad de la operación y el promotor en todo momento y sin los protocolos a los que se ven obligadas las administraciones. Es decir, las cámaras se han arremangado y se han puesto a hacer lo que tendrían que haber hecho hace mucho tiempo.
Porque el resultado de esta oficina en poco más de un año de vida demuestra que las tres cámaras han acreditado que conocen bien su labor y que son una vía indispensable para avanzar en el desarrollo económico de nuestra comunidad, además de que pueden y deben, porque saben, desarrollar una tarea fundamental en el fomento de la cooperación público- privada.
Y a los hechos me remito. La intermediación cameral ha sido fundamental en la instalación del centro logístico de Amazon en el polígono de Bobes que podría alcanzar picos máximos de hasta dos mil puestos de trabajo. La oficina de captación de inversiones también resultó determinante en la llegada a Gijón del grupo Quirónsalud, con un hospital en Nuevo Gijón que supondrá más de trescientos empleos directos y una inversión de cuarenta millones. A esta cartera de inversiones se va a sumar también la empresa La empresa Sialtrónica, con una inversión de 600.000 euros y la creación de 25 puestos de trabajo en el Parque Empresarial del Principado de Asturias (PEPA). Y parece que no serán las únicas.
A la vista de estos resultados, me atrevo a afirmar que esta es la pauta adecuada que se debe repetir para atraer nuevos proyectos: colaboración, trabajo callado y discreto, y sin dejarse llevar por las tentaciones de los anuncios precipitados que en tiempos pasados llegaron incluso a convertir a Asturias en un hazmerreir nacional.
Dicen los presidentes de las tres cámaras asturianas que las empresas y los empresarios saben negociar estos asuntos por que conocen las necesidades empresariales. Es decir, empresa quiere empresa y este es un axioma incuestionable al que las administraciones públicas deben aportar procedimientos abreviados y garantías institucionales. Y cuando hablo de garantías institucionales añado la advertencia que hace unos días hacía el ex gerente del Área Sanitaria III, Enrique González: “Si la privada paga a los cirujanos de Cabueñes un 20% más, pensarán en irse a la Quirón”.
Si de verdad queremos ver una Asturias moderna y una Asturias en la que se pueda invertir la negativa tendencia demográfica, el trabajo de lo privado y lo público debe ir a la par. Lo contrario sería desvestir a un santo para vestir a otro. Empresa quiere empresa y las instituciones deben velar por la convivencia laboral entre lo público y lo privado. Otra cosa pertenecería a modelos de gobiernos que, al menos en Asturias, nunca han funcionado.