La familia Fernández dice adiós al club rojiblanco tras casi treinta años
Se acabó el culebrón veraniego rojiblanco. Tras casi treinta años en el club, la familia Fernández ha vendido sus acciones a Orlegi Sport, compañía mexicana especializada en la gestión de equipos deportivos. El Santos Laguna y el Atlas, ambos clubs de México, son las puntas de lanza de la compañía. Hasta hoy. En una notaría de la madrileña calle Goya, se han firmado los contratos. La firma, que se había aplazado hasta tener el visto bueno del Consejo Superior de Deportes, se consideraba un mero trámite. Hace ya más de una semana que el proceso de venta estaba cerrado.
La compra del Sporting, que se cifra en unos 40 millones de euros, es oficial. Supone uno de las inversiones más caras de la historia de la segunda división española, tan sólo superado por la reciente venta del Zaragoza (valorada en unos 90 millones) y la del Deportivo de La Coruña (130 millones debido a la deuda que tuvo que asumir Abanca). La familia Fernández controlaba, a través de diferentes vías, alrededor del 70% de las acciones sportinguistas, por las que el club estaría valorado en unos 60 millones.
Cambios en el organigrama
Orlegi Sports reformulará la junta directiva completamente. Alejandro lrarragorri, presidente de la compañía, ocupará el mismo cargo en el Sporting. Alfonso Villalva y Martin Hollaender serán los vocales, y José María Segovia será el secretario del nuevo organigrama. Una fórmula que incluirá al gijonés Gerardo García, ex representante de Jony Rodríguez, como máximo responsable de la parcela deportiva. De esta forma, y a pesar de que Alejandro Irarragorri no se trasladará a Gijón para dirigir el club, tendrá en la ciudad a gente de su máxima confianza con el fin de devolver el club a la categoría de oro del fútbol español
Planificación deportiva
Desde que se filtrase la noticia de la venta del Sporting, la planificación deportiva se hallaba paralizada. De hecho, Abelardo había comenzado a contactar con jugadores de su confianza para transmitirles el interés, pero siempre con el bloqueo de movimientos hasta que se produjera la venta del club. La figura de Javier Rico, desde hace tiempo, estaba bajo sospecha dado que el proyecto deportivo de la temporada había fracasado, jugando con un posible descenso al fútbol no profesional por primera vez en la historia rojiblanca.
Con el horizonte ya más despejado, el Pitu y Gerardo García serán los encargados de pincelar la temporada que viene. Hay varios frentes encima de la mesa. Las salidas, que hasta ahora parecían ser obligatorias, se estudiarán con cuidado. Djuka, Gragera y Pedro son el bloque sobre el que el míster de Pumarín quiere construir su proyecto. La renovación del balcánico, por tanto, se antoja clave.
Manu, que vuelve de cesión, y Villalba son las otras dos patatas calientes. El ovetense tiene opción de volver a salir cedido si renueva, otra vez, con el Sporting, pero hasta hace pocas fechas no parecía que estuviera por la labor y se hablaba de un traspaso. Fran Villalba, por su parte, se había incomodado con la dirección deportiva debido a las negociaciones con su club de origen, además de que tendría ofertas de primera división y de clubs que lucharán este año por el ascenso. La llegada de un proyecto aparentemente serio como es el mexicano, podría cambiar el escenario.
Reacción de la afición
Como en cualquier movimiento de calado, la afición rojiblanca acoge de diversa manera la llegada de Orlegi. Unos, la mayoría, ponen las esperanzas de que Alejandro lrarragorri y su equipo devuelvan el antiguo esplendor al Sporting. Otros mantienen la cautela, escarmentados por los experimentos que han sufrido otros equipos con las inversiones extranjeras. Las experiencias en el Málaga – que llegó a jugar Champions antes de que el jeque se cansara y abandonara su juguete -, Racing y Alavés con Pitterman, o el propio equipo de Santander con Ahsan Ali Syed, mantienen la prudencia alta en muchos seguidores gijoneses. Otro sector, sin embargo, se ha mostrado reacio a la llegada de un dueño no asturiano.