Tras la sentencia que echaba para atrás el Cascayu, la recuperación del doble sentido sigue arrastrando críticas y problemas
Ya llevamos unos días desde que el tráfico en El Muro recuperara la doble dirección. La sentencia en contra del Ayuntamiento y el depósito de la fianza por parte de Stop Muro devolvían cierta normalidad a la zona, tras dos años de Cascayu.
Sin embargo, la ejecución de la obra para recuperar ese doble sentido, está trayendo cola. No es sólo ya la polémica del posicionamiento de los gijoneses en contra o a favor, sino que los cruces de carril bici y del propio tráfico rodado han levantado ampollas.
En el caso del carril bici existen dos puntos calientes. El primero está situado en el extremo del Muro con el río Piles. Ahí el carril bici, que viene desde el Rinconín pegado a la acera más próxima a la playa, se cruza hasta su conexión con la mediana de la calzada. Lo mismo sucede al final de ese tramo, en el Náutico, donde el carril bici vuelve a cruzar para pegarse a la acera.
Lo singular también llega al tráfico rodado. En las inmediaciones de la caseta de Salvamento, el tráfico rodado en dirección centro, realiza un cambio de carril difícil de explicar. Los vehículos que entran en la ciudad cambian su habitual carril pegados a la playa y se incorporan al que, antiguamente, era el segundo carril de salida de Gijón. Allí también se cruza con el carril bici, lo que ha levantado una ola de críticas y memes en las redes.
Que la Alcaldesa se iba a vengar de Stop Muro por la sentencia del «Cascayu», es algo que yo al menos me esperaba venir. Y como Gijón no está precisamente falta de gilipollas, habrá bastantes que echarán la culpa a Stop Muro de cada accidente que causen los cambios que hagan las obras de eliminación del «Cascayu». Porque los habrá, tanto accidentes como gilipollas culpabilizadores, y la Alcaldesa cuenta con ello.