«Cuando en 2012 abrí la puerta de la emisora de SER Avilés nada podía hacerme pensar lo que estaba por llegar y que al final se ha convertido prácticamente en una alegoría de la vida»
Noventa y dos semanas después me siento delante del ordenador para escribir un punto y aparte en este verano que de igual manera se convertirá en un punto de inflexión tras haber vivido los que seguramente han sido los peores años de nuestra vida.
Hace diez años iniciaba en Avilés una de las aventuras laborales más inesperadas y que con la perspectiva que da el tiempo ha supuesto una de las mejores experiencias en los ya largos años de pescante que llevo en esto de los medios de comunicación. Cuando en 2012 abrí la puerta de la emisora de SER Avilés nada podía hacerme pensar lo que estaba por llegar y que al final se ha convertido prácticamente en una alegoría de la vida.
Porque si hay algo que de sentido a nuestro trabajo es el contacto con lo que sucede alrededor y en estos diez años no solo he sido testigo de cómo una ciudad con malos humos se ha transformado en un destino turístico y en un referente nacional de la cultura -especialmente del teatro-. Avilés pasó muchos años siendo una villa hosca y con la aspereza que provoca el recelo de sentirse “tan solo” la tercera ciudad de Asturias. A la sombra de Gijón y Oviedo, a la villa del Adelantado le hacía mucha falta bajar esos malo humos, que durante décadas han sido fuente de empleo y pintaron un carácter gris, para poder ver más allá de sus chimeneas. Y doy fe de que en estos diez años Avilés se ha convertido en una verdadera villa que ha adelantado.
En este tiempo, la ciudad se ha convertido en un referente internacional de la investigación, el desarrollo y la innovación. La inauguración de la Acería LDIII de la antigua Ensidesa en 1989 marco el primer hito en la modernización industrial de la comarca avilesina que continuó en 2002 con la inauguración del Parque Empresarial Principado de Asturias (PEPA), el Centro Tecnológico del Acero en 2005, el de I+D de Arcelor en 2008 y la constitución del Parque Científico y Tecnológico «Isla de la Innovación». Tres décadas después, cinco empresas del peso de Satec Hub, Windar, Gonvarri, Azsa y Saint Gobain han elegido Avilés como sede de sus centros de investigación. El 45% de las infraestructuras para la innovación a disposición de las empresas en Asturias, está en Avilés y una de cada tres infraestructuras industriales, para la innovación de España, están en Avilés.
Hoy más que nunca, Avilés es Innovación, pero también es la ciudad a la que la actriz Malena Alterio calificó hace unos años como el “estrenódromo” teatral de España gracias a un Teatro Palacio Valdés al que hace poco más de diez de años le trajeron un hermano, el Centro Niemeyer, para que por la villa pasen al año lo más novedoso, lo que luego triunfa en Madrid, los grandes autores y las grandes actrices. Sin ir más lejos: en octubre, el Premio Princesa de Asturias de las Letras lo recogerá Juan Mayorga, un autor que en Avilés ha encontrado su casa teatral. Concha Velasco, Lola Herrera, José Sacristán, Mario Gas, Nuria Espert, Juan Diego, Kevin Spacey, Carmen Machi… O los de casa, Javier Gutiérrez, José Antonio Lobato, Maxi Rodríguez, Cris Puertas, Jorge Moreno… El teatro avilesino es un auténtico estandarte de modernidad, un emblema para esta ciudad a la que, sin duda, se le han bajado los humos y se ha convertido de pleno derecho en una referencia internacional también en campos como las energías renovables o los nuevos materiales.
Las expectativas industriales que generan los terrenos liberados por las antiguas baterías de coque de Ensidesa; la por fin certeza de que a medio plazo los camiones dejarán de atravesar la cuidad para acceder al Puerto o que la villa acabará con el divorcio ciudadano que marca la barrera ferroviaria, supone un antes un después para una ciudad que, al igual que yo, ha puesto punto y aparte. Hoy es momento de disfrutar y esperar que el otoño que vaticinan venga con menos plagas de las que nos anuncian. A partir de septiembre, si quieren, les sigo contando lo me encuentro en mis paseos. Hasta entonces, feliz verano.
Me parece que no. Actualmente, y hasta fin de año,no hay ningun espectáculo programado en el Niemeyer, solo 4 ó 5 en Teatro Palacio Valdes, y alguna que otra cosa en la calle.
Similar situación o peor, en Oviedo.
El liderazgo cultural de Gijón está lejos de ser alcanzado, lo que no quiere decir que no se reconozcan los esfuerzos de programación del Palacio Valdés