«La caseta es un poco improvisada, pero lo que queremos en pasarlo bien», asegura Sara, de ‘Resacón en las peñas’
El Prau Entrepuentes, más conocido por Salceu, llevaba dos años triste, lloroso, lánguido. Estos días ha vuelto a la vida y luce repleto de maderos, ramas, toldos. El trasiego de coches es inmensurable al igual que lo es el ruido de las motosierras, taladros eléctricos, martillazos.
Y es que quedan apenas 24 horas, para que la romería de las romerías, el Xiringüelu, vuelva a reunir a más de cuarenta mil personas en torno a ese Salceu praviano.
Las peñas ultiman a todo gas lo que será su refugio durante todo un día. Una parcela en la que hay que levantar una caseta. De la forma que sea. Habrá unas más llamativas que otras, pero todas tendrán la misma función. Atechar a los romeros y romeras que sin duda van a pasar un día de “restallu”.
Para algunas será su primera caseta, como es el caso de las jovencísimas María Fernández, Soraya Galán y Sara Selgas. Ellas y unas cuantas amigas y amigos más pertenecen a “Resacón en las peñas”. “La caseta es un poco improvisada, pero lo que queremos en pasarlo bien”, asegura Sara.
Cerca de ellos unos clásicos de la romería, “El Ahorcao”. Son muchos los años que llevan festejando la fiesta. Ya lo hacían en Cañedo y bajar a levantar la caseta es “moco de pavo”. Todos saben lo que tienen que hacer y se esmeran en que cada año sea diferente. Javi Balbona, el flamante presidente de este gran grupo de amigos, es el encargado de izar la bandera de Asturias el día grande. A las doce de la mañana del domingo, ni un minuto más, ni un minuto menos, se parapeta en lo alto del casetón para llevar a cavo el ritual y cantar el himno de nuestra región.
Pero hay algunos grupos que el tema del diseño y casi arquitectura de la caseta es todo un reto. Acostumbrados a ganar el concurso que cada año premia a las más llamativas, ponen todo su empeño en que siempre sorprenda. Es el caso de “Los Merucos”.
De Pravia y Avilés, sus miembros se empeñan en hacerlo más difícil cada año. “Llevamos desde el sábado pasado” nos comenta Francisco Boj.
“Poco a poco nos fuimos complicando…y ahora cada vez queremos hacerla mejor”.
Para “Los vixilantes de la barra” este será un año de control, ya que por lo que se pudo ver estos días, han diseñado una auténtica caseta de vigilantes de playa, con silla alta y todo, así que no quedará nadie sin controlar por este divertido grupo. Y si no lo hacen ellos, sin duda tendrán tarea unos recién estrenados “Vigilantes de la Jarra”. Jóvenes y resueltos, estos veinteañeros de Cudillero recordarán sin duda, su primer Xiringüelu. “Llevamos tiempo observando a los demás para hacer nuestra caseta”, confesaba Fernando Fresnedo: “No hemos tenido que ver ni YouTube, ni nada de nada”.
Antes de dejar reposar al Salceu de tanto trajín, Joel Díaz Ponseda, miembro de la cofradía, explicó con detalle que el premio que recibe la mejor caseta, llamado El Cuervón, es un reconocimiento de corazón, de orgullo por haber hecho la mejor caseta y nada más. Sin pasta de por medio.
Tampoco se olvidó de recordar que hay un Xirinfantil para que los más pequeños, se vayan empapando de la fiesta y su significado.
Les aprenden a clavar puntas, hacer agujeros, poner el toldo, escanciar sidra, pero con agua; todo supervisado por los mayores encargados de tal tarea.
Y este año hay una novedad más, el Xiringuaje. Es un campamento que se realizará en Pravia y que permitirá que los niños estén atendidos por animadores y cuidadores durante diez horas. Comerán, jugarán y dejarán a sus padres que puedan disfrutar de la fiesta en el prao.
Pero antes del domingo queda mucho por delante. El pregón, el bollu, más verbena…y la traca final del domingo, la romería.