Se repartieron unas 25.000 pulseras xiringüeleras para acceder a la «Xirinzone», en una tarde lucida, multitudinaria y sin incidencias graves
“La xente de la cueva, ya se ha reuniu, pa que´l xiringüelu salga luciu”. Y como bien dice la canción, el Xiringüelu 2022 salió lucido, multitudinario y sin incidencias graves. Policía y registros anti droga, buzos en toda la orilla del Salceu, sanitarios y ambulancias; antidisturbios (hasta 400 efectivos en total), duchas para refrescarse… y mucha fiesta. Fiesta a “degüellu”
A primera hora de la mañana, el acceso al prao, enfadaba a algunos romeros con caseta, que no entendían muy bien el porqué de esa cola interminable. El registro antidroga era el primer control que hubo que sortear. Una vez pasado el trance, cada uno iba a donde le correspondía. Los romeros y romeras con casetas, a su ubicación, y los demás a resetear sus pulseras xiringüeleras. Y estas han sido la novedad de la esperada edición, las pulseras que permitían el acceso a la “Xirinzone” y que rondaron las 25.000. ¡Casi nada!
Pero bien, una vez dentro de la zona tradicional, las 12.00 horas es crucial para muchos. El entorno de la Peña “El Ahorcao” se “peta” para ver el izado de bandera y el entone del Asturias Patria Querida. Después, a comenzar la romería de las romerías. Siempre nos visita un famoso, famosísimo. En esta ocasión Jesús Calleja, o lo que es lo mismo, Adolfo Marcos, presidente de la Cofradía del Xiringüelu, mimetizado con el aventurero, volvió a desternillar a todo el que se cruzaba con él.
Tampoco faltaron las charangas. Pasodobles, bachata… de todo se pudo bailar, al son de los tambores y trompetas de las formaciones contratadas para el evento. Pero ¿y dentro de las casetas? Sidra a dolor, cervezas, refrescos, agua (fundamental para que a nadie le de un bajón o un golpe de calor) huevos, cocidos, tortillas, lacón, bollos preñaos, dulces… y mucha risa. En la “Xirinzone”, organización a tope. Carpas y en algunas, hasta echadores de sidra particulares. ¡Toma ya!
Y así va pasando el día, entre reencuentros que son posibles de año en año, besos, amores nuevos, amores despechados, y mucho “brilli brilli” en la cara. ¡Ah! Y mucho tattoo emulando la viruela del mono. Así es que en unos días, por toda Asturias, se sabrá quién estuvo en la fiesta de Pravia, porque los rotuladores, que se contaban por docenas, son más que difíciles de quitar. ¡Ni frotando con estropajo!
En fin, todo llega y todo pasa. En esta ocasión, felizmente y a pesar del gentío, todo el mundo controló y el que no lo hizo estuvo protegido por el gran despliegue de medios que se pusieron a disposición de los romeros y romeras. Hoy, a seguir el protocolo de recuperación. Café, comida, piscina, sol y siesta… y mucho ibuprofeno.
Hasta el año que viene.