El prestigioso centro asturiano fue el primero en ofrecer los servicios médicos oncológicos de última generación en el Principado, evitando que los enfermos tuvieran que desplazarse a Madrid para tratarse
El IMOMA lleva casi tres lustros ofreciendo la vanguardia médica a los enfermos oncológicos. Surgidos de la unión del Grupo Masaveu y Liberbank, el Instituto de Medicina Oncológica y Molecular de Asturias sigue al pie del cañón, innovando y luchando contra una enfermedad maldita que parece, a ratos, imposible de vender. Sin embargo, hay esperanza. Ayer, en la sala Mirador de la Feria de Muestras, una charla entre médicas y una enferma tratada en el Instituto, quedó claro que el camino es duro, pero no inalcanzable.
Ana Talamantes era una de las médicas asistentes. Genetista, para más señas, una especialidad que según XXX no está reconocida en España. Pero para el IMOMA esa no ha sido una barrera en su lucha por tener un equipo multidisciplinar e integral. “Cada vez tenemos más respuestas, y la esperanza de vida es mayor”, asegura. Pero “falta mucho por deducir y por investigar. Que podamos personalizar los tratamientos ha hecho que podamos curar casos que antes no podíamos”.
En esa línea también se expresó Lucía Méndez, jefa del servicio de Oncología Radioterápica, quien ya ha superado los diez años en la institución. Lucía, afirma, se decantó por el proyecto del IMOMA debido al “talento arrollador” del centro y a la “visión global, integral, desde el punto de vista del paciente”.
Acompañando al equipo médico estuvo Rita Santos, enferma oncológica que fue tratada en el Instituto. Santos quiso destacar que “estoy aquí por mala suerte. Pero también la tuve buena al encontrar este equipo médico. Todo el equipo médico está para ayudarnos”.