Berta García, diploma olímpico de rugby en Río de Janeiro 2016
“Me gustaría que Asturias tuviera la campaña del COE ‘Todos Olímpicos’ para hacer promoción de los deportes olímpicos en colegios y transmitir los valores del olimpismo”
“No juego a rugby femenino, juego a rugby. El deporte no tiene género y es lo que hay que enseñar a las jóvenes generaciones”
Pocas mujeres tienen el currículum de Berta García (Luanco, 1982) en el rugby español. La luanquina llegó a disputar los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro obteniendo un diploma olímpico con las ‘Leonas’. A eso se suman sus distintas experiencias en el banquillo dentro de la selección así como en el Gijón Rugby Club donde ahora coge las riendas del femenino. Para la asturiana la clave del éxito está en el trabajo que hay que hacer con la base y considera que los deportistas de alto nivel merecen otro trato.
Hicieron historia por partida doble: abrieron los Juegos y en un deporte que volvía a ser olímpico después de un siglo. ¿Todavía recuerda la cita de Río de Janeiro?
Eso no se me va a olvidar nunca. El rugby había sido olímpico en las primeras ediciones de los Juegos Modernos, la última vez en París en 1924 y volvía después de muchos años en una modalidad diferente, pero regresaba al programa olímpico.
¿Soñaban con un diploma olímpico?
La competición duró tres días y ganamos en el último partido a Fiji, un combinado con mucho potencial y que ahora lo está empezando a sacar, han ganado alguna World Series y tienen muy buen equipo. Nosotras soñábamos con lo que fuera porque en el último Mundial en 2013 habíamos quedado cuartas, la mejor posición de España en un campeonato del mundo de todos los tiempos. Eliminamos a Australia para meternos en el oro, que son los cuatro primeros y sabíamos que éramos capaces de cualquier cosa. El año de los Juegos no fue nuestra mejor etapa, pero se podía soñar. Sabíamos que abríamos el primer partido de los Juegos, teníamos la ceremonia de apertura y nos la perdimos por no cansarnos y estar al 100% para el día siguiente. El entrenador me había dicho que si nos clasificábamos íbamos a la ceremonia, pero luego fui consciente de que había que perdérsela porque lo importante una vez allí es poder disputarlos. Sabíamos que queríamos hacerlo lo mejor posible y el resultado, si te paras a pensarlo, es un diploma olímpico que no está mal.
Vamos a viajar en el tiempo. ¿Dónde estaba Berta García en Barcelona 92?
No tengo muchos recuerdos de Barcelona más allá de la imagen de la ceremonia de apertura. Por eso me fastidió mucho perdérmela y me encantaría poder vivirla algún día. Me acuerdo de la entrada del actual rey con todos los deportistas, Fermín Cacho en el Estadio Olímpico y poco más.
Quién le iba a decir que 24 años después formaría parte de la historia…
Cuando se decidió que el rugby iba a ser olímpico estaba en la rueda así que empecé a soñar con los Juegos, pero desde pequeña no tenía ese sueño olímpico. Era una niña a la que le gustaba mucho el deporte, disfrutaba practicándolo y una vez que estás ahí, si ves la posibilidad de estar, claro que lo quieres conseguir.
“A veces te decían que tenías que casarte, tener hijos y ponerte a trabajar porque cuando dejaras de jugar a ver qué tenías. Yo aposté por llegar a los Juegos de Atlanta”
Tras colgar las botas empezó con la formación. ¿Mejor al otro lado?
Son etapas diferentes. He disfrutado mucho como jugadora, he tenido una carrera muy amplia con una base previa procedente de otros deportes y un estudio en el ámbito del deporte que me ha enriquecido mucho personal y profesionalmente. Cuando lo dejé me vi involucrada en esa parte del entrenamiento que también me gustó y el cambio me vino bien. Llevaba muchos años jugando y el cuerpo me pedía un cambio después de tanto tiempo entrenando y lo que exige la competición con una dedicación del 100%. Mi paso del alto rendimiento a la parte profesional dentro del rugby fue muy bueno.
No sé si es muy habitual que una jugadora de rugby vaya a unos Juegos con 34 años.
Tenía otra compañera de la misma edad. Éramos uno de los equipos donde las jugadoras tenían más edad. En 2009 se decidió que el rugby se incluía dentro del programa olímpico, físicamente estaba bien, las lesiones me respetaban, perseguí el sueño de ir a unos Juegos y lo di todo para poder estar. A veces te decían que tenías que casarte, tener hijos y ponerte a trabajar porque cuando dejaras de jugar a ver qué tenías. Yo aposté por eso y había otra gente que compartía mi pensamiento. Es una oportunidad que tuve, la cogí, me ha enriquecido muchísimo y no me arrepiento para nada. Nunca me consideré mayor, sí madura para disfrutarlo mucho mejor que si fuera más joven, no tuviera toda la experiencia y ese bagaje que me ha dado vivir el proceso de que el rugby fuera olímpico, de toda la evolución que ha tenido y está teniendo en estos últimos años y que cada vez son más chicas y más gente la que juega a rugby. Me encanta ese proceso.
“El rugby en España es desconocido. Hemos tenido la oportunidad de tener en Gijón, en El Molinón, un partido de los Barbarians y no hemos sabido llegar a más público”
Todavía se escuchan ese tipo de comentarios…
La gente sigue muy anclada en las rutinas. No me lo decía todo el mundo, pero sí que había gente que pensaba así. No tuve dudas en ningún momento de lo que estaba haciendo, pero había personas que no entendían que siguiera ahí o que apostara realmente por eso.
Ha sido jugadora de quince y de siete, pero en el banquillo también ha sido entrenadora de la selección española de rugby playa femenina. ¿Es la modalidad más desconocida?
El rugby en España es desconocido. Hemos tenido la oportunidad de tener en Gijón, en El Molinón, un partido de los Barbarians y no hemos sabido llegar a más público. El rugby playa es una modalidad más como están saliendo en otros deportes. Tuve la oportunidad de ir de entrenadora, pero la preparación tampoco fue la adecuada.
Por cierto, hizo pareja con un histórico del rugby y con pasado en Asturias como Mario Copetti.
Sí, él está muy vinculado al rugby playa y tiene un proyecto a nivel europeo para montar un circuito. Tiene un torneo en Barcelona muy potente dentro del circuito europeo y está tratando de que la Federación Española apueste por el rugby playa, ese año lo consiguió. Mario le ve muchas posibilidades al rugby playa y yo también pienso que las tiene. Es más, en Gijón, con los niños y con la academia entrenamos en la playa porque ofrece muchas posibilidades para perder ese miedo al contacto, a caer al suelo. Además las jornadas de Juegos Escolares que tuvimos a final de temporada fueron todo un éxito y es una modalidad que tiene mucho potencial.
También ha dirigido a Asturias en el campeonato de España por autonomías de rugby a siete disputado el pasado mes de junio en Avilés.
Sí, estoy vinculada tanto al equipo senior de Seven como a las chicas sub16 y sub18 de la selección asturiana desde hace unos cuantos años, cuando había muy pocas chicas de 16, 18 años en Asturias. Los clubes cada vez están trabajando más sobre esa edad, hay más chicas y con las senior estuve en el Seven y seguiré trabajando con ellas.
Ha llevado las riendas de la sección de rugby del Grupo de Cultura Covadonga…
Cuando volví de los Juegos cogí el cargo de responsable de sección y en junio de este año lo tuve que dejar porque estoy trabajando en el Patronato Deportivo como técnico de Deportes. Tuve que abandonar mi vinculación, pero voy a seguir ligada al rugby, aunque menos porque me gusta disfrutar de mi tiempo. Antes estaba 100% dedicada al rugby, entrenaba todas las tardes y ahora trabajando por las mañanas eso cambiará.
Ahora coge el equipo femenino del Gijón Rugby Club. ¿Es un reto ilusionante a la par que complicado?
Es un reto porque hay muy pocas jugadoras. Mi objetivo es promocionar el rugby y el problema está en la base. No es tan amplia como para que lleguen los mejores jugadores y jugadoras al alto rendimiento como me pasó a mí con la selección. Yo llegué porque era rápida, venía de atletismo y buscaban una chica con esa característica. No sabía hacer nada más, solamente me llevaron a la selección por ser rápida. Ahora no es así, hay más gente, pero lo que se necesita es trabajar en la base. Cuando llegue a Gijón en 2010 había empezado a entrenar a las chicas, cuando era el único equipo de Asturias que las tenía, pero cuando volví de los Juegos y me establecí en la ciudad, quise trabajar en la base porque creo que es la clave para que realmente se monte una estructura. Este año, para tener menos implicación, me encargaré solo de las chicas. También trabajaré con las sub16 y sub18, la base y parte importante que viene por debajo y que hay que cuidar para que lleguen al equipo senior y tengamos un conjunto con muchas licencias.
En 2019 fue una de las siete entrenadoras elegidas a nivel mundial para formar parte de la ‘Escuela de Liderazgo Deportivo Femenino de World Rugby’. ¿Estos son palabras mayores?
Sí lo son, fue una experiencia genial. Era una beca de la Federación Mundial, el Comité Olímpico Internacional y la Federación Española. Pude compartir experiencias y conocimientos con otras seis entrenadoras de rugby de Nueva Zelanda, Hong Kong o Samoa, entre otras. Fue una formación con otras entrenadoras de deportes olímpicos y fue un reto por el inglés. Me coincidió con la pandemia y pude aprovechar mucho más para tener más tiempo para leer y analizar cosas. Es una de las de las mejores experiencias que tuve posteriormente a nivel profesional.
“Me ha costado mucho dejar lo que tenía porque quería tratar de ser profesional en el rugby. Lo había conseguido en parte, pero en verano como no hay actividad no hay contrato”
¿Cuántas veces ha escuchado que el rugby es un deporte de chicos?
No tanto porque me muevo en ámbitos en los que siempre fuimos respetadas. Más que nada es la gente que desconoce el deporte y que no te conoce, ni sabe la implicación que tienes, ni lo que realmente estás aportando al deporte. Las personas que lo dicen lo hacen sin conocimiento y es gente que igual no merece la pena. El rugby es un deporte de contacto, pero yo no juego a rugby femenino, juego a rugby, deporte que practicamos tanto los chicos como las chicas. Para mí no hay deportes ni masculinos ni femeninos y eso es lo que tenemos que enseñarles a las jóvenes generaciones. Tienen que elegir algo que les gusta y si, como a mí y a mucha gente que conozco, a través del rugby les ayuda a desarrollarse personal y profesionalmente por esa capacidad que te da para luchar y tirar adelante con lo que sea, ojalá todos los deportes fueran así.
Su curriculum le señala como una de las promotoras del programa ‘Mujer y Deporte’. ¿Queda mucho camino por delante?
Sí (risas). Se ha avanzado mucho en el deporte español e incluyo al rugby como una modalidad emergente en España. Tenemos muchas referencias en deportes como el balonmano, baloncesto, la propuesta de liga que tienen las chicas de fútbol está a años luz en el rugby… El potencial tiene que estar en los clubes desde donde se tiene que trabajar. He vivido muchos años en la Federación y espero que haya un cambio con esta nueva directiva que ha entrado ahora, pero se necesita mucho trabajo. Hay mucha competencia entre deportes en nuestro país y el rugby en otros lugares del mundo tiene muchísimos más seguidores, más practicantes. En España, las chicas estábamos en ese top mundial y nos estamos quedando abajo. No se han clasificado para el Mundial que este año se celebra entre octubre y noviembre en Nueva Zelanda, van al Mundial de Sudáfrica de Seven en septiembre -hay una asturiana-, pero de rebote después de quedar terceras en un clasificatorio porque este año en las World Series no han ido muy bien los resultados. No se está trabajando lo bien que se debería. Sin embargo, ese trabajo no solamente viene de la selección, tiene que proceder de los clubes que aporten jugadoras al combinado. Hay mucho potencial porque las jugadoras que llegan ahora no lo hacen como nosotras, tienen muchísimo más nivel, pero algo se está haciendo mal cuando hay algunas que no quieren estar ahí.
Usted se gana la vida en el Principado y con lo que le gusta. ¿Es consciente de que no es lo habitual?
Me ha costado mucho dejar lo que tenía porque quería tratar de ser profesional en el rugby, tener mi contrato remunerado en los clubes y que se valorase mi trabajo. Lo había conseguido en parte porque en el Grupo Covadonga se apuesta por ello y se complementaba con el Gijón con la Federación y no era malo, pero en verano como no hay actividad no hay contrato. No estaba mal, pero tampoco estaba bien. ¿Qué ha pasado? He aprobado un examen, estoy en una bolsa de trabajo y no puedo seguir aportando al rugby porque mis condiciones profesionales no eran buenas. Esto hace que no se dedique más gente al rugby y por eso no evoluciona en España, no se considera un deporte profesional. En otros países sí, otros deportes también y ese es el salto de calidad que hay que dar en el deporte. Seguimos anclados en el plan ADO, en lo que se planteó para Barcelona y el deporte español ha evolucionado poco.
“A los políticos les encanta el potencial de Asturias, pero para la foto cuando tienes éxitos. En otras comunidades por haber sido deportista de alto nivel tienes un punto en las oposiciones de secundaria”
¿Qué valoración hace del trato al deporte en Asturias?
Jugué a rugby en Galicia porque estudié allí y mis compañeras gallegas siempre tenían, igual que las vascas, becas de sus comunidades autónomas. En mi caso, la tuve solamente un año. ¿Más cosas? Hay una chica que está en la selección y tenía posibilidad de ir al Centro Regional de Medicina Deportiva, pero por estar en el combinado nacional y no le pusieron muchas facilidades. En cuanto a los clubes, lo vemos en Gijón con las chicas de hockey, balonmano… Los presupuestos son elevados, pero siempre parece que tienen que andar ‘miagando’ para conseguirlo. La ley del deporte del 90 es lo que tiene que evolucionar y en una comunidad como Asturias lo que ayudaría realmente es crear clubes grandes que tengan una base importante, como por ejemplo en rugby las franquicias. En todos los países británicos (Irlanda, Gran Bretaña, Gales, Escocia) funcionan con franquicias que tienen muchos clubes en la base y sacan jugadores arriba. La realidad del rugby español, tanto a nivel masculino como femenino, especialmente el masculino son ejemplos como el Belenos donde no hay casi ningún jugador de la casa, todos son fichajes. ¿Esto es bueno para el deporte de Asturias o realmente quieres construir para tener un equipo en la máxima división? Hacen falta unas leyes que no existen y que debe orientar cómo se tienen que elaborar esas estructuras de clubes.
¿Los políticos son conscientes del potencial que tiene nuestra comunidad autónoma?
Les encanta el potencial que tiene, pero para la foto cuando tienes éxitos. Por ejemplo, en otras comunidades por haber sido deportista de alto nivel tienes un punto en las oposiciones de secundaria. Eso te podría ayudar. Tienes que tener tu formación, pero hay que valorar de alguna manera esa experiencia que han ganado como deportistas. En la prueba que hice en el Ayuntamiento de Gijón podría haber sido una forma de valorar esa trayectoria deportiva: campeonatos del Mundo, Juegos Olímpicos… Hace algunos años creo que lo había, pero se quitó. En definitiva, no se ayuda.
Uno de los proyectos que regresa en torno al olimpismo es el de la Familia Olímpica del Principado. ¿Se echaba en falta un organismo que sea la casa común de todos?
Donde me he sentido deportista y dentro de un club ha sido en el Grupo Covadonga porque con el nivel de profesionales que hay les permiten dedicarse al deporte. La sección de rugby es muy pequeña, pero el Grupo es de las pocas entidades que se dedica profesionalmente al deporte y eso me ha hecho sentir deportistas dentro de una familia. ¿La Familia Olímpica? No sentía esa necesidad, pero porque lo desconocía. Sí es verdad que cuando coincidía en algún evento con alguien olímpico es algo que tienes siempre conmigo y me molaba estar con gente que había tenido otras experiencias olímpicas.
Ya le ha contactado uno de los integrantes, el juez Pablo Carriles.
Me comentó que estaba con Jessica Alonso y Ángela Pumariega, entre otras y le dije que contara conmigo. Estaría encantada porque me siento olímpica.
El Museo Olímpico de Asturias busca ubicación 22 años después de negociaciones infructuosas. ¿No tener un equipamiento de estas características en una comunidad que ha dado tanto al deporte es una oportunidad perdida?
¿Sabes qué proyecto me gustaría a mí? Una campaña que tiene el COE que se llama ‘Todos Olímpicos’ y hacen promoción de los deportes olímpicos en los centros escolares. Ahí es donde realmente tenemos que dar a conocer nuestras experiencias como deportistas, los valores del olimpismo que son los del deporte. Se nos llena la boca de querer promocionarlo, pero eso no siempre se hace. Esta campaña sí quiere transmitir eso. Eso sí que me gustaría más que tener un Museo Olímpico porque ahí serían los propios deportistas, con todos los que tenemos en Asturias, los que podrían transmitir esos valores a los niños que se quedan con esa ilusión de ver a un deportista olímpico que te cuenta su experiencia.
No es una pena es una vergüenza que en España no se ayude a los deportistas, es vergonzoso que efectivamente solo se acuerdan para sacar la foto, después nada de nada, después queremos tener medallas ………