Para muchos veraneantes, la imagen de los jardines asturianos que se graba en su retina es un jardín costero lleno de agapantos
Con el comienzo del verano, en muchos jardines asturianos comienzan a florecer los agapantos. En muchas ocasiones, las flores azuladas de esta planta acompañan a las hortensias y así, para muchos veraneantes, esta es la imagen de los jardines asturianos que queda grabada en su retina, un jardín costero con grandes hortensias y las numerosas flores de la planta que hoy nos ocupa.
Pero comencemos por el principio… Agapanthus es un género de plantas sudafricanas nativo de la zona de El Cabo, de ahí que uno de sus nombres comunes sea lirio africano. En la sistemática botánica actual se clasifica en la familia de las Amarilidáceas, aunque anteriormente perteneció a las Liliáceas, las Alliáceas y las Agapantáceas. Comparten familia con Narcissus (narcisos), Hippeastrum (la suegra y la nuera) o Allium (cebollino, ajo, cebolla…).
Los primeros ejemplares llegaron en 1629 a Inglaterra y desde allí se fueron naturalizando a otras regiones de clima suave debido a su uso como planta ornamental.
Son plantas de cultivo fácil que no requieren demasiados cuidados. Se adaptan bien el cultivo en macetas. En jardines pueden utilizarse en macizos floridos, borduras y alineaciones a lo largo de caminos. Actualmente están en tendencia entre los paisajistas pues son fáciles de combinar y armonizan muy bien con otras plantas. Se utilizan tanto en jardines con pocos requerimientos hídricos, como jardines contemporáneos, minimalistas o más naturales.
Así son los agapantos
Son plantas rizomatosas, con raíces carnosas blanquecinas más o menos gruesas que forman matas o grupos de varios individuos. Las raíces están especialmente adaptadas para captar el agua que circula muy rápidamente en los terrenos muy drenados en los que viven de manera natural.
Las hojas tienen forma acintada, con nerviación paralelifome y borde liso. Pueden ser de hoja caduca o perenne según la especie y el clima. Ejemplares de hoja perenne en un lugar costero pueden comportarse como planta de hoja caduca para “defenderse” del frío en lugares del interior de Asturias o en la Meseta.
Las flores se agrupan en umbelas sobre el tallo floral y están protegidas por un par de hojas modificadas o brácteas que se caen a medida que desarrollan los capullos. Tienen forma tubular o acampanada dependiendo de la especie, aunque todas tienen simetría radial y son hermafroditas. Tienen una única envuelta floral coloreada formada por 6 tépalos (sépalos y pétalos los tienen aquellas flores con dos envueltas florales: cáliz y corola). Algunos cultivares más modernos tienen “flores dobles” y 10 ó 12 tépalos. Antes de abrir, la coloración de las flores es mucho más intensa y una vez abiertas aclara.
Necesitan suelos ligeros, ricos y sobre todo bien drenados.
En general son poco sensibles a enfermedades. Las babosas pueden comer las hojas recién brotadas de los agapantos de hoja caduca.
En cuanto al tamaño, este varía entre los 20 ó 30 cm de altura de algunos cultivares enanos a 1.50 m o algo más, de los cultivares de mayor tamaño. Entremedias existen numerosos cultivares de tamaño intermedio.
En veranos muy cálidos, se puede acortar el periodo de floración
La floración tiene lugar a finales de primavera y/o verano. En veranos muy cálidos, como el de este año, las altas temperaturas pueden acortar el periodo de floración. Temperaturas anormalmente cálidas como las ocurridas en diciembre de 2015 en nuestra comunidad, pueden “confundir” a las plantas y hacerlas florecer en pleno invierno. Durante el mes de diciembre de aquel año, quienes visitaran el Jardín Botánico Atlántico de Gijón recordarán las masas de agapantos floreciendo como si fuera verano. Pero no solo ellos, algunos cultivares de Camellia habían adelantado su floración varias semanas, los rosales, algunos manzanos y muchos narcisos florecían en una época que no les correspondía.
El color de las flores más habitual es azul medio o el blanco, aunque en los cultivares modernos tenemos una gama de color más rica: azul cobalto, azul nacarado, violeta, morado, azul marino e incluso algunos muy oscuros que a la sombra podrían parecer negros pero que en realidad no lo son.
Respecto al frío, son plantas que soportan heladas suaves.
Para reproducirlos podemos recoger semillas y sembrarlas, aunque tendremos que tener paciencia, los nuevos ejemplares tardarán al menos cuatro años en florecer. También podemos hacer división de mata en primavera, siempre después de las heladas, pues en esta época los cortes cicatrizan mejor. Este proceso podemos hacerlo en las matas más grandes y añosas y de esta forma contribuiremos a rejuvenecerlas.
En cuanto al abonado solo se hará si el suelo del jardín es muy pobre o si están en maceta. Lo ideal es abonar en primavera para favorecer la floración de verano.
Las especies más habituales son Agapanthus africanus, Agapanthus campanulatus, Agapanthus praecox y Agapanthus inapertus. Los cultivares más modernos han mejorado la resistencia al frío, pueden soportar heladas de hasta -10º y -15ºC, tienen floraciones mucho más largas, primavera y verano e incluso, donde los inviernos sean suaves, prácticamente todo el año. Eso sí, en primavera y verano la floración será mucho más abundante que en los meses de otoño e invierno en los que las plantas seguirán floreciendo pero en menor cantidad. Además los encontraremos con las flores bicolores o de tamaño más compacto.
Algunos Agapanthus que podéis encontrar fácilmente en el mercado.
- Agapanthus “Double Diamond”, un agapanto enano de no más de 30 cm de altura, muy floríferos, con flores dobles blancas. No da semillas por lo que sólo puede reproducirse por división de mata.
- Agapanthus “Ever White” y A. “Ever Sapphire”, un agapanto de unos 40-45 cm con flores blancas o azules respectivamente, que florece casi todo el año.
- Agapanthus “Charlotte”, un agapanto de tamaño medio y flores de color azul nacarado.
- Agapanthus “Northern Star”, con flores azul marino, unos 80 cm de altura y hoja caduca.
- Agapanthus “Blue Jeans”, flores azul cobalto y tamaño medio.
- Agapanthus “Twister”, “Fireworks” y “Queen Mum”, los tres tienen flores bicolores, con la zona tubular azul y el resto blanco. Los dos primeros son de tamaño mediano, 50 y 80 cm de altura respectivamente. “Queen Mum” es de tamaño grande, pudiendo sobrepasar 1.50 m.
- Agapanthus “Poppin Purple” y “Black Pantha” son de color morado intenso. El primero de unos 60 cm de altura y que resiste -9ºC. El segundo de hoja perenne y tamaño grande, 1.50 m.
- Agapanthus inapertus “Black Magic”: con flores tubulares muy oscuras, a la sombra parecen negras, al sol un color chocolate con reflejos morados.
- Agapanthus “Sea Breeze”: flores blancas con borde lavanda.
El otoño, buen momento para su plantación
En cuanto a las combinaciones en el jardín podemos hacerlo combinándolos con otras plantas de flores azuladas y hojas con otra textura como Salvia yangii (antes Perovskia atriplicifolia) o Nepeta “Walker’s Low”. Con gramíneas también pueden quedar muy bien. Podemos usar Festuca con las hojas azuladas. O Nassella tenuissima de hojas verdes muy finas y aspecto plumoso, dan mucho movimiento al conjunto, hojas que se mueven a la menor brisa son el contrapunto perfecto de las varas florales de los agapantos.
Podemos irnos a combinaciones con flores de colores complementarios como el amarillo del Solidago o el naranja de algunos Hemerocallis, las flores lima de Alchemilla mollis. O a combinaciones con plantas de follaje plateado como Santolina, Stachys bizantina o Artemisia, también constituyen una buena combinación.
Y si queremos mezclar con flores rosas o violetas, más en la gama de colores fríos, Gaura, Echinacea y Verbena bonariensis son buenas parejas de baile.
Finalmente si os preguntáis por la época de plantación, suelo comentar que cuando las compréis será buen momento. En muchas ocasiones estas plantas solo están unos pocos meses disponibles en el mercado, que suele coincidir con el momento de la floración. En cualquier caso descartad siempre plantar en días de ola de calor, de mucho viento o cuando hay ola de frío. En esos momentos conviene esperar a que pasen esos días.
Y si no tenéis claro si es mejor esperar a la primavera, os diré que el otoño suele ser un buen momento. Los días no son tan fríos como en invierno, la temperatura es parecida a la de primavera aunque con el paso de los días irá disminuyendo. Con las horas de luz ocurre lo mismo. Pero pensad que plantar en septiembre o a principios de octubre (según la zona) permite a la planta establecerse. Tienen unas semanas para que las raíces crezcan un poco y eso, comparado con plantarla en primavera, le dará ventaja. Esas pocas semanas harán que cuando la planta brote en primavera lo haga con más fuerza.
Muy bien explicado y con mucha información adicional. Gracias y a esperar el siguiente artículo