Noelia Duarte, Celia B y Denisse Rubio cuentan sus inicios en el emprendimiento y cómo hicieron crecer sus negocios siendo mujeres jóvenes
Noelia Duarte: «El que emprenda pensando que va a trabajar menos, que no emprenda»
Noelia Duarte emprendió “casi por obligación”. Nunca había entrado en sus planes, pero la echaron de su trabajo por no poder conciliar con la enfermedad de su madre. “Pensé que era la mejor opción por si volvía a pasar algo así, que alguien dependa de mí”, dice.
Así que cogió el paro y con unos pocos ahorros que tenía abrió un pequeño local en la calle Puerto de Pajares de Gijón el 6 de marzo de 2017. Desde el primer día tuvo mucha clientela que ya conocía de antes y empezó a crecer en las redes sociales. A los cuatro meses de abrir, su madre falleció y ella se enfrascó en el trabajo. “Con tal de no estar en casa abría de lunes a domingo, lo utilicé en beneficio del crecimiento del negocio. Dije o caigo o, por lo menos, algo de lo que estoy haciendo lo saco arriba”, cuenta.
Un año y medio después metió a su primera empleada, el negocio no paraba de crecer y ya no daban abasto con las citas, la gente le decía que se tenía que cambiar de local, pero ella no quería. “De repente el local me echó. Nos entró una humedad que llovía por todo el local y hablé con los propietarios y los responsables de la comunidad, no llegamos a un entendimiento y, después de un tiempo poniendo parches, decidí irme. Al final es un poco todo cuestión de destino, yo creo”, explica.
El 6 de marzo de 2020 abrió en su local actual, en la calle Donato Argüelles, ‘Noelia Duarte Estética Avanzada’. En la inauguración estaban muy contentas, pero llegó la pandemia. “En este local la historia cambiaba, tenía un crédito con el banco para la reforma, nuevas aparatologías y también la responsabilidad de tener tres empleadas a mi cargo”, cuenta Duarte. Después de dos días encerrada en casa, decidió abrir una tienda online con los productos de su marca que tenía en el salón y hacer rutinas en directo y por stories de Instagram para sus “troyanas”, como ella llama a sus seguidoras, y así consiguió salir adelante.
“Cuando nos reincorporamos, pensaba que la gente iba a tener mucho miedo y que iban a ser más reticentes. Teníamos más de 460 citas canceladas que había cuando empezó el confinamiento y más de 420 reagendaron y vinieron. Empezamos a trabajar con una actividad que nunca habíamos visto, la gente tenía muchísima más necesidad de cuidarse y ganas de contacto”, relata.
“El camino es muy duro y no hay que olvidar que mucha gente se queda»
Tuvo suerte con los ERTE, porque sus empleadas los cobraron desde el primer día, pero las subvenciones por covid “llegaron tarde, te daban un dinero por un lado, unos 400 euros al mes por inactividad, pero por el otro nos seguían cobrando la cuota de autónomos”, explica. Los dueños de su local también la hicieron carencia de la renta durante el tiempo que estuvo encerrada, “eso se lo agradeceré siempre” destaca.
Duarte recalca que “el camino es muy duro y no hay que olvidar que mucha gente se queda por ese camino por mucho empeño que pongan. El secreto es el que es, trabajar, tener foco y cuidar a tu equipo de trabajo, es esencial para que tu equipo cuide a tu cliente. Son muchas fórmulas”. “El que emprenda pensando que va a trabajar menos que no emprenda, pero que sepan que se puede”, añade.
Agradece también a sus “troyanas” todo el apoyo. “Que no me falten nunca, han sido mi apoyo y mi mayor sponsor. Las reseñas que tengo en Google, que además soy la más reseñada de Asturias de todos los centros de estética, son increíbles, a veces digo parece que les pagamos por ellas”. Para ella, Instagram “es una herramienta que hace que al final atraigas gente muy similar a ti. No es imprescindible, pero sí muy necesario. Sin Instagram, nuestro crecimiento no hubiera sido el mismo”.
Celia B: “En España hubiera sido imposible emprender un proyecto como este»
Celia Bernardo, más conocida como Celia B, es una diseñadora de moda asturiana que emprendió su propia marca hace 10 años en China. Le surgió la oportunidad de vivir allí tras unos años trabajando como diseñadora de accesorios para otras marcas y, después de un año, pensó de que era un lugar en el que había muchas cosas por hacer.
“Al ir a ferias y buscar materiales me di cuenta de que era el sitio ideal para mí y para expandir mi imaginación y creatividad. Era un momento en el que el mercado asiático estaba en pleno boom y la gente estaba muy receptiva para nuevas propuestas”, cuenta.
¿Qué ventajas tiene emprender en China respecto a España? Para ella, “todas. Aquí hubiera sido imposible emprender un proyecto así, sobre todo hace 10 años que aquí había una crisis brutal y en China el mercado estaba en pleno apogeo. Es un mercado muy dispuesto a consumir tendencias nuevas y están dispuestos a pagar por un producto de diseño. Fue la combinación perfecta de un montón de elementos”, explica.
Realmente, “todo es más difícil siendo mujer”. “Como diseñadora, si te pones a mirar, hay muchos más diseñadores, directores creativos y modistos hombres que mujeres. No es que la moda sea una excepción, es que es así en todo el mundo. Hay una excepción, que es que las mujeres modelo ganan más dinero que los hombres, pero se les está pagando por su imagen, al final como mujer vales porque eres guapa”, dice.
“Como diseñadora, yo soy jefa de mi empresa y tengo control, las modelos no dejan de trabajar por cuenta ajena, al final son empleadas de un diseñador. Cuando hablamos de ostentar poder y tomar decisiones en las altas esferas, siguen siendo los hombres”, destaca.
«Hay muchísima ignorancia respecto a China y muchísima propaganda en contra»
Respecto a la imagen que tiene la sociedad de China, Celia B destaca que “hay muchísima ignorancia y muchísima propaganda en contra”. “China es la vanguardia hoy en día a nivel de producción, no solo de moda. Llevan años invirtiendo en la tecnología más puntera, también hay talleres pequeños en los que se cose y se confecciona muy bien, gente que ha aprendido esos oficios y aquí se están perdiendo y empresas que están invirtiendo en tecnología que aquí no se está desarrollando. De hecho, la mano de obra en China ya no es barata”, explica.
En este sentido, la diseñadora cuenta que “hay un montón de diseñadores chinos que hacen cosas increíbles, pero eso a nosotros no nos llega. Realmente hay todo un mundo de diseño, de vanguardia, de innovación y de calidad que no se conoce. Nosotros sí exportamos, a ellos sí les llega todo lo de Louis Vuitton y marcas europeas y americanas, pero a nosotros no nos llega lo suyo”.
Desde la pandemia, Celia B tiene un showroom en Oviedo, aunque sigue teniendo su producción en China y en Bali y sus ventas están fundamentalmente en Estados Unidos. “En Asturias se valora la moda, la gente se viste muy bien y hay varias iniciativas, como la pasarela Campoamor, y a la gente le gusta vestirse y el diseño. Es un sitio donde he tenido súper buen recibimiento y siempre que hacemos jornadas de puertas abiertas viene mucha gente y gusta un montón la marca”, cuenta.
Actualmente, su marca viste a muchas famosas e influencers y sus prendas han salido en la serie ‘Sex Education’, de Netflix. “Parece que ha sido de la noche a la mañana, pero ha sido un proceso de diez años. Al final es mucha persistencia, a base de sacar colecciones vas afinando el tiro y vas viendo lo que es más comercial, pero también sabes innovar y ser fiel a tu estilo, que sea reconocible. Tienes un sello único en un mercado tan saturado, entonces llega un momento en el que al final acabas siendo relevante de cierta manera”, explica.
Denisse Rubio: “Abrir un negocio siendo joven es muy duro, sobre todo cuando no tienes una familia con dinero detrás»
Denisse Rubio estaba trabajando en un centro de uñas en Gijón y lo dejó. Empezó por su cuenta en su casa durante seis meses, ya dada de alta en autónomos, hasta que la clientela creció tanto que su madre le dijo “Denisse, quiero dormir la siesta”. Empezaron a buscar un local pequeñito que fuera barato y abrió su centro It Nail’s en 2019, con 22 años.
“Abrir un negocio siendo joven es muy duro, sobre todo cuando no tienes una familia con dinero detrás. Yo tenía 3.000 euros ahorrados y necesitaba otros 3.000 para poder coger el local y para conseguir un préstamo por esa cantidad me recorrí todos los bancos hasta dar con uno que me lo daba, nadie te da ninguna ayuda, ni el Gobierno ni los bancos. La única ayuda que me dieron fue la de pagar 70 euros de autónomos al principio, que se lo dan a todo el mundo”, dice.
Tampoco obtuvo ninguna ayuda o subvención por joven emprendedora. Rubio cuenta que le iban a dar una ayuda de 100 euros por el covid, pero que “te obligaban a hacer tanta burocracia que pasé, no te ayudan a nada. Solo tuve la ayuda de mis padres y de mi abuela como buenamente podían, a los que les estoy enormemente agradecida por su confianza y su apoyo, porque sin ellos no hubiera sido posible”.
A la hora de abrir un negocio, Denisse Rubio cree que “faltan ayudas para emprender y falta que entiendan que el autónomo no es el empresario de Inditex. No puede ser que yo pague tanto y no tenga derecho a nada, mismamente cuando cogí mi única baja como autónoma solo me daban 600 euros, cuando ahora mismo la cuota ya ronda los 400. Cada trimestre es matador, sobre todo si tienes empleados, porque todo cuenta por dos”.
“Siendo mujer y joven te toman más a la ligera»
“Siendo mujer y joven te toman más a la ligera, sobre todo si a la persona a la que te estás dirigiendo es un hombre. Piensan que tienes menos conocimiento del que puedes tener”, destaca. El pasado mes de abril decidió cambiar de local y mudarse al centro a uno más grande, porque el otro ya se le quedaba pequeño, sobre todo al tener una compañera trabajando con ella. “A raíz del covid, sabía que estaba todo más barato y en Gijón centro había muchos locales vacíos, vi una buena oportunidad para ampliar el negocio y encontré este local”, cuenta.
“También fue difícil el hecho de tener que volver a hablar con bancos y hacer todos los trámites, menos que al principio, al tener una base más consolidada, pero siguen diciendo “es que eres muy joven”, “¿seguro que quieres tanto, no lo puedes hacer con menos? A mí me llegaron a decir que si tuviera 30 años no me estarían pidiendo tantos requisitos y tengo 25, voy a pagar el préstamo tenga los años que tenga”, recalca.
El mundo de las uñas es todavía muy nuevo en Asturias y mucha gente “no lo ve como un trabajo, sino como un hobbie. A mí me llegaron a preguntar qué quería hacer después, aun teniendo un negocio”, dice la manicurista. “En Gijón y en Asturias se está empezando a valorar. En otros países de Europa están muy interiorizados con la estética en la mujer, aquí eso cuesta más, vas por la calle y ves que no es lo común ir arreglada en el día a día. Se arreglan más las uñas para una boda, aunque es verdad que mucha gente va cogiendo vicio y se las va haciendo”, añade.
En España también se dice que las uñas no respiran, “es el eterno mito, muchas veces me preguntan ¿no tendré que dejar mis uñas respirar? “No, señora, sus uñas no tienen pulmones”, bromea. Rubio cuenta que también hay mucho intrusismo laboral. “Con un curso de tres días hay mucha gente que ya piensa que sabe hacer uñas, entonces luego vienen los problemas de hongos, gente que viene con las uñas que parecen mejillones, uñas que se caen porque les hacen daño con el torno… Todo eso también hace que la gente tenga miedo y piensen que estos servicios dañan la uña cuando no es así”, explica.