«¿Por qué el último fin de semana hemos registrado en Asturias el mayor índice de contagios?«
¿Tenemos que volver a encerrarnos porque no somos capaces de hacer autocrítica (…)?
“Ya vos lo decía yo”. Este aserto tan castizamente asturiano no se puede rebatir y más cuando suena en un chigre. En este caso fue en la terraza de una cafetería. El pasado viernes escuchaba al presidente del Principado, Adrián Barbón, explicando -o al menos intentando explicar- los motivos para decidir el cierre de las tres principales de Asturias. Hasta el próximo 6 de noviembre, en principio, Gijón, Oviedo, Avilés blindan sus fronteras con la intención de que el puñetero y desbocado virus deje incrementar día tras día la presión sanitaria, los contagios, las muertes y las puertas cerradas.
Adrián Barbón, flanqueado por su consejero de Salud y el director general de Salud Pública daba explicaciones, puntualizaba dudas, respondía a preguntas mientras en las terrazas de una soleada en Gijón desde las mesas llenas se prestaba más o menos atención a una pantalla en la que realmente lo que nos estaban diciendo era lo que oí un poco más tarde.
En los últimos días hemos alcanzado los mayores niveles de contagio y de positividad. La presión sanitaria continúa creciendo y en las residencias de la tercera edad los casos son preocupantes. Mientras tanto, en las terrazas se nos olvida que cuando nos hablan de burbujas de seis personas no son seis amigos con los que hemos decidido quedar esa tarde, sino convivientes habituales; se nos olvida que las mascarillas quirúrgicas tienen una vida útil de cuatro horas, y sobre todo se nos olvida que las terrazas no son el acuto que gritábamos para parar nuestros juegos infantiles cuando nos sentíamos demasiado amenazados. Cuando nos sentamos en un bar, en una cafetería, da la sensación de que hemos llegado al refugio antinuclear en el que no nos va a pasar y en el que el virus nada puede hacernos.
También se les olvida a muchos adolescentes que ser joven no es un salvoconducto. Puede que ellos y ellas jamás padezcan ni un solo síntoma pero, al igual que el resto de los mortales, pueden ser portadores de un bicho que ha demostrado su alta capacidad de letalidad.
«Algo no hemos hecho bien»
Y si ya es duro tener a un familiar en una residencia, pensemos que más duro sería pensar que por un deseo tan humano y comprensible como un abrazo o un beso, aunque sea con mascarilla, pueden convertirse en armas mortales para decenas de personas. Y sé de que hablo. Desde el 14 de marzo he podido ver a mi madre en tres ocasiones y sólo una fuera de la residencia en la que la cuidan y la miman con el esfuerzo de unos profesionales cuya labor podemos cargarnos con un simple abrazo.
Los cierres perimetrales son incómodos; el recorte de horarios y los aforos reducidos suponen pérdidas económicas, ERTES… Pero los datos demuestran que algo no hemos hecho bien. Todos y digo todos, nos encogemos de hombros, miramos hacia otro lado e incluso perplejos ante el continuo y virulento aumento de las cifras de contagio en esta segunda ola. Mi pregunta es clara; si los hosteleros aseguran que sus negocios son seguros; si la enseñanza garantiza lo mismo; si los más jóvenes reivindican su cumplimiento de las normas ¿Por qué el último fin de semana hemos registrado en Asturias el mayor índice de contagios?
Yo que quieren que les diga, no tengo muy claro si los cierres perimetrales son la solución, pero lo que tengo muy claro es que solo cuando estuvimos confinados se pudo reducir los contagios. ¿Tenemos que volver a encerrarnos porque no somos capaces de hacer autocrítica y cumplir con unas normas de ordenamiento hasta que llegue la vacuna o el tratamiento que nos devuelva a la verdadera normalidad?
De momento parece que no somos capaces y de ahí que no pudiera evitar una sonrisa al escuchar al paisano decir eso tan asturiano de “esto ya vos los decía yo”.
Nacho Poncela es periodista y colaborador de miGijón
Estoy totalmente de acuerdo con Nacho Poncela. Una parte de culpa muy alta la tenemos los ciudadanos que pensamos que el virus ye cosa de vieyos y no va con nosotros. Tenemos que quedarnos en casa el mayor tiempo posible y salir a la calle a lo imprescindible.También tomar una botella sidra para ayudar a hosteleros y demás, pero todo ello respetando las normas.¡¡¡¡Vamoss coño,que podemos con esto!!!!
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