La llaman ‘Paraíso’ y no es para menos. Asturias y sus recovecos, esos lugares sacados de una postal, atraen a propios y extraños, sin importar la estación del año. El invierno ya está aquí, pero sigue siendo un momento estupendo para visitar parajes llenos de maravillas. Hoy nos perdemos en cuatro, pero en los próximos días otros muchos más se unirán a esta propuesta para disfrutar de esos rincones por descubrir del Paraíso Natural.
Piloña, Tierra de Asturcones
Piloña, puerta de la comarca oriental asturiana, se reconoce a sí misma como Tierra de Asturcones, no en vano aquí se celebra una Fiesta de Interés Turístico Nacional, en la majada de Espineres: la Fiesta del Asturcón.
La “otra” Covadonga: el Santuario de la Virgen de la Cueva
Muy cerca de L’Infiestu, su capital, encontramos el Santuario de la Virgen de la Cueva, un precioso enclave a orillas del río Mon (o de La Marea), visita obligada donde llevarse una de las mejores fotos de la zona.
Una ruta de cuento: plan familiar en plena naturaleza
La zona ofrece muchas y variadas rutas, entre ellas destaca la que recorre L’Infiestu, la Senda del Río de La Marea y Peridiella, que parte del Área Recreativa de La Cueva, ideal para acudir en pareja o con niños. Casi tres horas de caminata tras las que tocará descansar y guardar fuerzas para un nuevo día de turismo.
Cuando gastronomía y paisaje se dan la mano
En la zona encontraremos varios alojamientos, de los que destacan dos opciones muy especiales: el Palacio de Cutre y la Casona del Viajante. Ambos pertenecen a la red de Casonas Asturianas, la primera marca de calidad de alojamientos puesta en marcha en Asturias -y en España-. El primero se encuentra en un paraje estratégicamente aislado, en el que reina la tranquilidad. La Casona del Viajante, por su parte, es una casona de indianos rodeada de 7.000 metros cuadrados de pradera y frutales.
Por su parte, Piloña cuenta con una embajadora de ‘Cocina del Paisaje’, emblema de la gastronomía asturiana. Se trata de una de las propuestas más personales de Esther y Nacho Manzano, Narbasu, que se abastece con su propio huerto y con productos de proximidad.
Los Oscos: la ejemplaridad del buen disfrute
Un Pueblo ejemplar que son tres. Los Oscos ofrece cultura centenaria, naturaleza y artesanía en una síntesis perfecta de los tres municipios que lo forman: Santa Eulalia, San Martín y Villanueva, todo de Oscos.
Se trata de una riqueza cultural que se lleva forjando a fuego lento desde hace siglos, entre ramas de bosques frondosos que ha sabido reinventarse y ser reconocida, en 2016, por la Fundación Princesa de Asturias.
El fuego nunca se extingue de Mazonovo
Cerca de Santalla, el visitante puede realizar un viaje a un pasado muy presente. Aún hoy sigue habiendo ferreiros en el mazo de Mazonovo, un conjunto de mazo hidráulico y taller de forja que se remonta al siglo XVIII. Allí se pueden adquirir desde sartenes a barandillas, e incluso formarse con cursos de forja tradicional. De la misma época, el Museo Casa Natal del Marqués de Sargadelos, gran ilustrado, nos brinda talleres, de cestería, cremas caseras o cervezas.
El pan que conquistó a los monjes
Vilanova es inseparable de su pan. Una tradición milenaria que tenemos sintetizada en el Ecomuseo del Pan, que además cuenta con un molino del XIX. Fue quizás el pan lo que conquistó a los monjes, primero benedictinos y luego del Císter, quienes residieron en el Monasterio de Santa María de Vilanova, fundado en 1137, e impulsaron sus sucesivas remodelaciones.
Rutas para todos los gustos (y la leyenda de un monstruo)
El señorial Palacio de Mon, cerca de Samartín, es el inicio de una ruta que nos ofrece castaños y robles, entre otros, a la vera de los riachuelos. Se trata de una construcción que alojará la futura Escuela de Gastronomía Rural de Asturias además de contar con una leyenda: un rey concedió el palacio y la mano de su hija al héroe que mató al monstruo que asolaba la región.
Con poco más de 6 km de recorrido, la ruta de los Bosques de Vilanova comienza en la plaza de la localidad y se adentra entre árboles, donde los líquenes nos anticipan la pureza del aire. Sea a pie o a caballo, Los Oscos nos invita a apreciar la belleza de la naturaleza en cada tramo.
No te vayas sin probar alguno
Tanta actividad no impide disfrutar de los mejores productos locales: bótelos, longanizas, chorizos, jamones, o sus “roxois’ (chicharrones), caldo de nabizas, fabada, arroz con leche, requesón, freixolo, arándanos… La lista es difícil de acabar sin salivar.
Descanso de bosque y montaña
En la propia Santalla, se erige el alojamiento A Casoa I. Pertenece a la marca “Aldeas”- Asturias Calidad Rural, que reúne lo más selecto de las casas de aldea y apartamentos rurales existentes en la región. Además de vistas a la montaña, esta casa presenta una Ladeira, antigua cocina con sus utensilios originales, donde sumergirse en el pasado más costumbrista de la zona.
En Quintela, a diez minutos en coche de Santalla, encontramos la magia del río Agüeira y del frondoso bosque autóctono que rodea los apartamentos Balcón de Oscos. También forma parte de “Aldeas”- Asturias Calidad Rural. Este alojamiento consiste en una antigua casa tradicional típica de la zona que ha sido rehabilitada utilizando piedra, madera, pizarra y hierro. Uno de los apartamentos está adaptado para personas con movilidad reducida (El Corralón).
Lo imposible toma forma en Coaña
Coaña: historia y vida. Así podríamos empezar a describir este precioso concejo del occidente asturiano regado por el río Navia. Y es que los restos de su castro, el más popular de la región, atraen cada año a multitud de personas en descubrir un territorio esencial para el Principado. Su belleza, y la espectacularidad de sus vistas, la hacen parada obligatoria en el camino. No es sin embargo el único que posee el concejo, que también alberga el castro de Mouguías/Mohías, declarado en 2014 Bien de Interés Cultural.
Paisajes imposibles: Ortigueira
Además de su castro, dos de los lugares más instagrameables del entorno son su puerto y la villa marinera de Ortigueira, conocida por su antigua tradición de caza de ballenas y por la pesca de langostas. Un precioso pueblo de apenas 500 habitantes hasta el que se acercan muchas parejas en busca de algunos de los atardeceres más impresionantes de la costa asturiana.
Sin salir del concejo, encontramos también la Quinta Jardón, una construcción indiana, con costas al mar y que cuenta con uno de los jardines de influencia francesa mejor conservados de Asturias.
De faro en faro: una ruta distinta
Las rutas en Coaña pueden ser algo distintas, y es que hasta puedes quedar para ir “de faro a faro”, el antiguo y el moderno. Entre medias, el monumento a los marineros fallecidos, un homenaje del pueblo a todos aquellos hombres que se llevó la mar.
Una parada en el camino: dónde comer y dormir
Casa de Castro, perteneciente a Casonas Asturianas, se erige como uno de los mayores atractivos de Coaña. Su situación, a escasos 800 m del mar Cantábrico, le permite tener unas maravillosas vistas tanto a los acantilados como a las montañas. Construida en el siglo XIX, esta casona cuenta además con 4.000 metros cuadrados de jardín, totalmente amurallados. Un lugar perfecto para descansar y degustar sus desayunos en un paraje apartado del ruido.
En el vecino concejo de Navia, a quince minutos en coche, podremos alojarnos en A Llamabúa, un antiguo caserío asturiano con el sello “Aldeas”- Asturias Calidad Rural. Máximo relax en esta casa tradicional cuya restauración ha respetado su arquitectura original. Pero esa no es la única opción que permite el complejo que lo rodea, Hacienda Llamabúa, que forma parte de la red de Casonas Asturianas. Cuenta con un hotel de tres estrellas y cuatro apartamentos desde donde observar la zona de juegos, picnic y barbacoa.
Para los que son más de costa, en la próxima Veiga el aroma a salitre invade el descanso que brinda el hotel Pleamar. Consta de 9 habitaciones con vistas al mar y la mejor comida de nuestras abuelas. Este alojamiento es miembro de Casonas Asturianas, al igual que el hotel La Sobreisla, en el Valle del Navia, que mira al Cantábrico desde los acantilados y que ofrece un plan singular: disfrutar de los espectaculares temporales marítimos desde una galería acristalada, mientras ves arder el fuego en la chimenea.
Vid y pura vida en Pesoz
En el corazón de la cuenca del Navia nos encontramos el concejo de Pesoz, tierra de viñedos y pizarra negra sobre la que se levanta uno de los museos más bonitos de la zona: el museo etnológico, dedicado al vino y más concretamente a la forma de producción del concejo. Y es que ese producto, el vino, es una de los activos del occidente, donde cuenta con su propia denominación, la D.O.P Cangas. Esto nos da una pista de la riqueza gastronómica del territorio.
Un pueblo de cuento: Argul
Si estamos pensando en visitar Pesoz, debemos hacer una parada en el mapa para visitar la aldea medieval de Argul. Un viaje al pasado que nos lleva a una localidad que es de las pocas que ostentan el título de Bien de Interés cultural en el Principado. Entre su magnífico caserío destaca la Casa de Vilar, que cuenta con un túnel de más de 15 metros. Estos túneles, son resultado de los de los pasadizos aéreos – veiriles – que unen distintas partes de la misma casería.
La ruta de A Paicega
Poco más de seis kilómetros, esa es la distancia que podemos recorrer en la ruta de A Paicega. Un recorrido apto para todas las edades, pero que nos permite disfrutar de los bellos paisajes de la zona. Entre ellos destaca sin duda el mirador desde el que disfrutar unas de las mejores vistas de la presa de Salime. Paso obligatorio para quienes busquen inmortalizar el momento.
Si quieres descubrir más secretos del Paraíso, visita la web de Turismo Asturias.