“El público da un plus de adrenalina no solo a deportistas, también a los fotógrafos”
“Seguiré viviendo en Asturias mientras pueda aunque mis viajes tengan que durar un poco más”
Echemos la vista atrás. Antes de todo esto, también trabajó para la BBC -bodas, bautizos y comuniones-.
(Risas) Muy al principio sí, alguna me tocó. Hace un par de años que ya no hago nada de esto y me puedo dedicar a lo que me gusta, el deporte. Aunque las bodas, bautizos o comuniones no me gusten tanto, si lo tengo que hacer lo hago.
También para festivales de música como el Tsunami Gijón. ¿Un concierto tiene menos dificultad?
No te creas, los conciertos son muy jodidos por el tema de la luz. A todo esto le añades que estás fotografiando a personas sobre el escenario, más complicado que los coches. En los festivales recuerdo que te dejaban las cuatro primeras canciones para estar en el foso, cuando estás cerca de los artistas y era difícil sacar todo el jugo. Si me daban la oportunidad de estar encima del escenario era con una canción y eso es muy poco tiempo. Igual tienes suerte y el artista lo estaba dando todo o no, la luz… Son muchos factores y situaciones que no tenía tan controladas. Si hubiera seguido en el mundillo, igual la conversación sería diferente.
Volvamos a la carretera. Hemos visto algunas de sus imágenes en el Tour donde el pelotón transita dejando a los lados paisajes espectaculares. ¿Alguna vez ha tenido la sensación de que está en Asturias?
Precisamente este año cuando empezó empezamos en el norte, en Bretaña les decía a mis compañeros que me parecía estar en casa: un día llovía, otro hacía sol y además era todo muy verde.
Y en la Vuelta ¿qué siente cuando juega en casa?
Las dos etapas son especiales, no ya solo por estar en casa, sino porque creo que serán las que más tirón tengan y hay que dar el 120%. Es muy especial porque igual se acercan amigos a verte. El año pasado lo sentí después de tres semanas por ahí.
¿Cuál ha sido el mejor lugar del Principado para fotografiar?
El Angliru el año pasado. Nunca había estado y, aunque me hubiese gustado que hubiera gente, al estar vacío se apreció más el paisaje y la dureza de la subida. Quedó constancia de que es la ascensión más épica de la Vuelta. Me sorprendió bastante.
¿Qué momento le gustaría inmortalizar?
Me gustaría, y este año lo hemos tenido cerca en el Tour, la victoria de un asturiano. El sprint que ganó (Mark) Cavendish y en el que luchó Cortina estaba haciendo la foto desde el lado izquierdo y se le veía a unos centímetros de la victoria. Esa es la foto que me hubiera gustado hacer, pero la haré. Esto sin meter presión a Iván (risas).
La fotografía ¿es olfato o suerte?
Suerte no. Anticipación y saber verla un instante antes de que vaya a ocurrir es la clave.
Del último año ¿confiaba en poder estar en Dakar, Tour y Vuelta?
En 2020 lo veía bastante crudo. Había hecho el Dakar y sabía que iba a ir al Tour y muy probablemente a la Vuelta, pero llegó la pandemia y empecé a dudar un poco. Por suerte, salió todo para adelante y se pudieron celebrar las dos pruebas. Si lo hicimos en 2020, en 2021 estamos haciéndolo de nuevo. Me siento muy afortunado de que estos eventos se puedan seguir desarrollando y estar dentro de ellos.
¿La pandemia ha cambiado mucho el trabajo de las competiciones?
El tema de la mascarilla todo el día es un poco incómodo para los fotógrafos porque se nos va empañando el visor, pero bueno… La gran diferencia la he notado en el Dakar donde hemos tenido que hacer cuarentena allí antes de la prueba. Por lo demás mantienes un poco la distancia con deportistas, pero durante la competición como tal no ha cambiado tanto.
El ciclista ha notado indudablemente la falta de la afición. ¿Los fotógrafos palpan esa ausencia de ambiente?
Puedo comparar algunas subidas del año pasado de la Vuelta como el Angliru o la Farrapona vacías con alguna etapa del Tour de este año como el Tourmalet lleno de gente. Te transmite una energía que sin público no la tienes. Sin gente te fijas más en el paisaje y con público tienes más adrenalina, un plus no ya solo para el deportista, también para nosotros.
Viaja por muchos lugares del mundo, pero sigue asentado en Asturias. ¿Se siente afortunado?
Me siento muy muy afortunado de poder vivir en Asturias y hacer mi trabajo como cualquiera de mis compañeros. Lo seguiré haciendo mientras pueda y si mi viaje tiene que durar unas horas más por vivir aquí, que dure porque merece la pena que el tiempo de descanso sea en casa.
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