Quizás convendría al menos que los partidos políticos a la hora de mover las piezas de sus integrantes obedecieran a algún tipo de coherencia similar al de la vida misma. O no.
Hay ciertos temas de los que hablar en esta ciudad no está muy bien visto, son los que tienen que ver con el poder establecido. Sea este poder una asociación de vecinos, una asociación cultural o un partido político. Esta mal decir que en algunas de las asociaciones de vecinos hay personas que llevan más en el poder que cualquier político en el Ayuntamiento, y eso ni es sano ni tampoco deja ver que ese tejido asociativo este precisamente muy vivo. De igual manera, dar por sentado que determinadas asociaciones culturales son la bandera y la palabra de lo que piensa la ciudad es también muy atrevido, máxime cuando esas asociaciones llevan el mismo programa de renovación vecinal anterior, ninguno. El caso de los partidos va todavía más allá. Tomemos como ejemplo al recientemente dimitido concejal Olmo Ron. Según figura en la declaración de bienes del Ayuntamiento de Gijón, entró en el Ayuntamiento de nuestra ciudad siendo operario de mantenimiento eléctrico en Arcelor Mittal, de ahí paso a ocupar la concejalía de obras públicas, la presidencia de EMULSA y la presidencia de la EMA. Después de casi cuatro años ha dejado su acta de concejal para ocupar el cargo de responsable de la Dirección General de Emigración y Memoria Democrática del Principado de Asturias. No parece que exista una vinculación formativa ni de conocimiento sobre estas áreas, tan diferentes entré si, aunque puedo estar totalmente equivocado.
Pero tranquilidad, que nadie se suba al clasismo ni a la titulitis para abordar este tema, ni a nada que no tenga que ver con la democracia pura. Es licito, justo, muy sano y necesario que todo el mundo conozca cómo funciona el tejido democrático desde dentro, cómo funcionan las instituciones, sí, pero quizá convendría al menos que los partidos políticos a la hora de mover las piezas de sus integrantes obedecieran a algún tipo de coherencia similar al de la vida misma. O no. Tenemos un ejemplo cerca, en la Dirección General de Medio Ambiente y Movilidad actual del Ayuntamiento. El actual responsable, que rinde cuentas a la concejalía de Medio Ambiente y Movilidad, en posesión de IU, es el antiguo asesor en esa rama de IU. Tiene cierto sentido. O no.
El fin de todas estas líneas es remarcar que el mensaje como sociedad que lanzamos cuando una parte del entramado democrático que sostiene este municipio deriva durante los últimos 20 años en las mismas personas, en puestos o cargo distintos, indica dos cosas; que por un lado la supuesta renovación democrática de todas estas representaciones peca de poca vitalidad y dos, el resto de la gente que lo ve desde afuera, no deja de sorprenderse por ver al presidente de su asociación de vecinos ejercer de apoderado o similar de un determinado partido político, o al representante de un colectivo ser también cabeza visible en una plataforma y en una lucha determinada y así en un interminable baile que hace que uno no sepa si lo que pasa es que no hay gente nueva para dar el relevo o que el relevo, en política y en todo lo demás, en realidad no se quiere dar, porqué salir de vez en cuando en la prensa diciendo lo que sea, en representación de lo que sea, tiene mucho más apego de lo que parece.
Y si alguien tiene dudas de esto es muy fácil de comprobar. En los próximos meses en los que abordaremos un proceso electoral local, algún medio de comunicación sacara las típicas entrevistas a la sociedad civil para que hablen de lo que está por venir. Las mismas caras que hace cuatro, ocho, doce o dieciséis años, en muchos (demasiados) casos. Difícil que cambien las cosas así. O no.