«Lo que hicimos el domingo en Mieres es diferente a lo que he hecho hasta ahora. Se trataba solo de alabar y recordar la vida en las minas»
«Tengo muchas ganas de hacer un Public Poems sobre Putin»
«Recuerdo entrar a Casa Fulgencio (Mieres) y sentir ese carácter asturiano de gente fuerte que gritaba, que se divertía»
Alain Arias-Misson nació en Bruselas en 1936, aunque tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial emigraba a los cuatro años con su familia hasta Estados Unidos. Poeta, artista y hombre de vanguardia, Arias- Misson lleva más de 50 años recorriendo el mundo presentando sus Public Poems, un formato que considera los espacios públicos como una «página en blanco» sobre la que escribir. Así paseó este domingo su arte por Mieres, dentro de las actividades organizadas por el Ayuntamiento en el Día Mundial de la Poesía, llenado con ella las calles de la ciudad. Varios voluntarios portaron letras «tamaño humano», como gusta decir el poeta, para formar distintas palabras en una performance que buscaba homenajear algo tan arraigado en Asturias como la vida en la mina. Un evento que no pasó desapercibido entre los mierenses y que nos da pie a entablar conversación con el creador de los Public Poems.
¿Cómo ha vivido la jornada de ‘Public Poems’ de Mieres este domingo?
Fue algo maravilloso. Tenía la intención de saludar a la ciudad entera. La gente aplaudía cada vez que formábamos una palabra, creo que muchas personas se dieron cuenta de que era un homenaje y una celebración a la mina. Fue muy bonito.
¿Hubo esa sintonía especial con los mierenses? ¿Cómo fue la tónica general?
Muchos Public Poems que he hecho en mi vida han sido irónicos. En algunos casos hacemos comentarios de instituciones, sobre distintos temas… pero esto era para mí diferente a lo que he hecho hasta ahora. Se trataba solo de alabar y recordar la vida en las minas. Hubo mucho cariño de la gente. Y con mis compañeros también, personas muy buenas, se reían, se divertían. Fue una gran experiencia en todos los sentidos.
Habla de esa reivindicación de la mina, de las Cuencas, y son temas que conoce bien por su estrecha relación con Asturias. De hecho, hace solo un par de años presentaba también su obra en el Centro Niemeyer de Avilés. ¿Qué tiene esta tierra para que se sienta tan unido a ella?
Son varias cosas las personas que me unen con Asturias. Una de ellas, y muy importante, es Alicia Vallina. Trabajamos juntos pero es sobre todo una gran amiga, y fue de quien surgió un poco la idea de venir a Mieres. Ha hecho un trabajo impresionante y estoy muy agradecido, a ella y a todo el equipo que ha hecho posible estos Public Poems en Mieres.
Pero Asturias me trae además muchos recuerdos, ya que mi primera mujer, Nela Arias-Misson, era asturiana. Ella era pintora, tenía mucha relación con varios artistas de su época, como el grupo Dau al Set, en Cataluña. Y la recuerdo mucho, a ella y a su madre, Sira, con quien vivíamos. Sira era una asturiana fuerte, muy buena mujer. Los tres viajamos por ciudades como Gijón, Avilés y Oviedo. Fueron tiempos que disfruté mucho.
Ahí entiendo que pudo conocer la vida de los mineros que luego serviría de inspiración en los Public Poems de Mieres.
Sí, pude conocer la realidad asturiana, aunque es una historia, la de los mineros, que se ha vivido en muchos puntos del mundo. Por eso también la conozco por su vertiente de Estados Unidos, que es mi país. Sé que para Mieres y para Asturias la minería es una pieza fundamental en su historia. Es algo muy ligado al pueblo asturiano, son personas que se ganaban la vida, a la vez que la ponían en riesgo. Eran personas muy fuertes, con mucho coraje.
Es algo que también he visto en Mieres. Recuerdo entrar a Casa Fulgencio y sentir ese carácter de gente fuerte que gritaba, que se divertía. Allí se interesaron por lo que estaba haciendo y cuando se lo conté les encantó. Fue algo precioso.
Lleva 50 años recorriendo el mundo presentando sus Public Poems pero, ¿cómo surgieron? Hay en ellos cierta necesidad de acercar el arte a la calle.
Yo he sido poeta desde siempre. Cuando tenía 14 años ya me reconocían como el poeta de la escuela, es lo que hice toda la vida. Al principio comencé haciendo poemas convencionales, como todo el mundo. En la universidad fue cuando empecé a hacer poesía de tipo muy experimental, nadie sabía bien lo que era, pero era diferente. Consideraba la letra y la palabra como algo material que se puede articular.
Cuando acabé la carrera me vine a España y estuve viviendo con Joan Brossa. En aquella época me mostraron que en todo el mundo ya había gente haciendo eso, y que se llamaba poesía visual. Durante esos años, sobre el 66 o el 67, fue cuando tuve la idea de los Public Poems. Estaba mirando la calle y me vino la idea de trabajar con letras tamaño ‘humano’, moverlas y ponerlas en la calle de diferentes formas, de manera que el lenguaje poético ocupase la calle y formase parte de la actividad. Creo que es una manera muy diferente a un libro de poesía.
Señalaba Juan Ponte (concejal de Cultura de Mieres) que su obra está muy relacionada con la protesta social. ¿Es ese uno de los objetivos de los poemas? Despertar, de alguna manera, esa conciencia social.
Al principio, cuando empecé con los Public Poems sí eran algo muy político. Justo coincidió con la Guerra de Vietnam, que yo, como americano, sentí muy de cerca. Cuando poco después me trasladé a España, también seguimos de alguna manera esa estela. España estaba inmersa en una atmósfera franquista, y recuerdo que uno de los primeros poemas que hicimos fue ‘A Madrid’. Pasábamos por las calles e íbamos dividiendo las palabras. Frente al Congreso formamos la palabra ‘arma’ y cuando se acercó la Guardia Civil lo cambiamos por ‘amar’.
También tuvo bastante repercusión los Encuentros en Pamplona de 1972. Allí utilizamos, en lugar de letras, signos de puntuación, que conectaban lugares de la ciudad como la Policía y el Congreso. Era muy provocador y en cierto momento se acercó la Policía y me dijo: “Si usted no deja de hacer esto vamos a sacar las pistolas”. Es impresionante lo que puede despertar tan solo signos de puntuación.
Qué ha cambiado del mundo y qué sigue igual desde que comenzara con los Public Poems hace ya cinco décadas.
La digitalización es el mayor cambio que ha habido. Y es algo que hace aún más necesario una poesía de calle. Antes la gente solo tenía la televisión y los medios, hoy en día todo es digital y creo que la gente siente menos la realidad. En lugar de hablar hay mucha gente obsesionada con su móvil. Vas por la calle y hay tantas personas solo mirando el móvil. Hubieran parecido locos en otros tiempos. En lugar de ser una comunicación masiva es todo lo contrario. Hay tanta información que la gente ya no se sabe qué es verdad y qué no.
En qué proyectos está trabajando ahora.
Tengo muchas ganas de hacer un Public Poems sobre Putin. No estoy seguro si podré hacerlo, pero tengo muchas ganas, es muy horrible lo que está pasando. También estoy preparando un Public Poems en España, aunque aún no puedo desvelar la ciudad y seguiré haciéndolos por todo el mundo.