Las propuestas de la empresa de recurrir a un ERE de extinción de ayudas previas, o a uno con ayudas extraordinarias, no convence a CCOO y UGT, que ven peligrar el futuro del contrato relevo tras dos décadas en vigor
Todas las alarmas han saltado en los sindicatos que, estos días, participan en la mesa de negociación con ArcelorMittal, dentro de la Comisión de Empleo derivada del Acuerdo Marco. La multinacional siderúrgica planteaba ayer, durante la tercera de las reuniones sostenidas hasta la fecha, un ajuste de plantilla que, en la práctica, dejaría sin trabajo a más de 400 trabajadores de sus plantas en España, consecuencia directa de la construcción de la nueva factoría eléctrica en Gijón. En concreto, la medida afectaría a los empleados de las quintas de 1962 y de 1963, que causarían baja en la plantilla… Aunque sin poder acogerse al ventajoso contrato relevo, vigente desde 2001. En su lugar, la empresa propone recurrir a una de dos opciones: un Expediente Regulador de Empleo (ERE) de extinción de ayudas previas, u otro dotado de ayudas extraordinarias. Y son esas opciones las que han causado el malestar en el seno de CCOO, UGT, USO, ELA y LAB, las cinco entidades sindicales presentes en la negociación.
Con la firma vasca Sarralle encargada de la construcción de la nueva planta, que se prevé que comience a principios de 2024, ArcelorMittal cuenta con que, en el momento de su puesta en servicio, ofrezca una capacidad de producción anual de 1,1 millones de toneladas, frente a las 900.000 toneladas de la acería actual. La producción de acero para los trenes de carril y alambrón se hará, además, con bajas emisiones de carbono, para lo cual se incorporará tecnología de última generación, con un proceso más automatizado y menos intensivo en mano de obra. Un avance que, en la práctica, dejará en suspenso el futuro de esos varios cientos de trabajadores, que pasarán a ser catalogados como personal excedente por la multinacional. De ser posible acogerse al contrato relevo, en el caso de su modalidad ordinaria, los afectados cesarían la actividad a los 62 años y seis meses, manteniendo su vínculo con la empresa hasta los 65 y, muy importante, siendo reemplazados por otros tantos relevos; un escenario muy similar para la modalidad manufacturera, si bien, en su caso, la edad de baja se sitúa en 61 años.
Discrepancias entre UGT y CCOO por las alternativas al ERE
Pese a que Arcelor asegura que los despidos se harán en condiciones que podrían llegar a ser mejores que las ofrecidas por el contrato relevo, esa posibilidad no ha convencido en CCOO ni en UGT, los dos sindicatos mayoritarios en la negociación nacional. «Es un número de despidos desmedido», asegura José Manuel García, secretario general de la Sección Sindical de UGT de Arcelor. Más aún, la gran incógnita es qué sucederá con los trabajadores eventuales, que hasta ahora podían beneficiarse del relevo para reemplazar a los salientes. Una preocupación no menor, ya que la empresa, en toda Asturias, emplea a unos 5.000 profesionales, incluyendo a esos eventuales y sin contar a los 1.800 externos de las compañías auxiliares. Por ello, desde UGT se ha planteado una posibilidad: descartar los ERE y hacer contratos relevo, o, en el peor de los casos, compensarlo con cien contratos indefinidos. A expensas de la siguiente reunión, que tendrá lugar el martes, el sindicato está decidido a «agotar todas las vías de negociación. Si no, tomaremos las medidas sindicales que consideremos oportunas».
Esa última alternativa, empero, no ha sido bien acogida en CCOO, la fuerza sindical más potente a escala nacional. «El relevo manufacturero es una línea roja para nosotros, y no es lo mismo un despido colectivo», sentencia José Manuel Castro, secretario general de su Sección Sindical en Arcelor. Su razonamiento es sencillo: «en el hipotético caso de que concedieran cien contratos indefinidos, seguiríamos dejando a más de 300 trabajadores condenados a la más absoluta precariedad; nunca accederían a un contrato relevo, mientras otros seguirán como fijos discontinuos o eventuales. Y, en el caso de los despedidos, económicamente quizá vayan un poco mejor, pero no con la misma seguridad que si dispusiesen del relevo. Si cambia la legislación y se endurecen las condiciones de acceso a la jubilación, se verán con la espalda al aire». Ahora bien, como UGT, también en CCOO permanecen expectantes ante la negociación del día 5; eso sí, «no descartamos ninguna solución, ni daremos nuestro brazo a torcer en lo que es una lucha coherente». Al fin y al cabo, el contrato relevo «ha sido el santo y seña durante veinte años para la creación de empleo de calidad, y no vamos a renunciar a él. Sobre todo, cuando el año pasado tuvimos unas huelgas bastante importantes».