Tres trabajadores teyeros muestran a MiGijón la cara más humilde del fútbol popular. El club cearista debuta este martes por primera vez en la Copa del Rey ante el Sporting en El Molinón

Caen chuzos de punta, pero ahí están, esperando con un frío que amenaza como una sombra el reportaje. Siempre están. Los ‘currelas’ con aroma a barro que permiten desde un segundo plano que la bola ruede cada fin de semana sobre el césped de La Cruz. Es uno de los mantras que ha hecho del Ceares un club especial. Distinto. Y de eso presumen con orgullo. De una masa social que dignifica el fútbol popular, alejado de todo aquello que impregna la faceta moderna de este deporte. Más pendiente del dinero y del negocio que del aficionado que paga religiosamente las cuotas, las camisetas o el merchandising que mantiene en marcha la maquinaria de hacer dinero.
El fútbol, tan caprichoso, les ha traído un premio. Es la primera vez que el Ceares juega la Copa del Rey y quiso la providencia que las bolas del sorteo emparejasen al club más modesto, económicamente, de la Segunda RFEF con el gigante gijonés, el Sporting. Un derbi a las orillas del Piles (ambos clubes han acordado que el choque se celebre en El Molinón en lugar de La Cruz) con sabor a fútbol del de antes. El foco siempre se centra en los jugadores, pero MiGijón ha cruzado más allá de la banda para dar protagonismo a gente como Ceferino, Sergio o Víctor. Son tres de los responsables desempeñan una labor tan importante -o más- como la de un killer del área o el portero más felino. Gracias a ellos las cuentas del club cuadran, el agua caliente nunca falta y las instalaciones se mantienen impolutas. Ahí van tres ejemplos que demuestran que el jugador número ’12’, el que juega sin calzarse las botas, tiene mucho empuje.
«Nos hubiera gustado que fuera en La Cruz, pero no ha podido ser»

Cerferino Laviada, secretario desde hace dos temporadas, lo tiene claro. “Nos hubiera gustado que fuera en La Cruz, pero por especificaciones técnicas no ha podido ser”. De hecho, y a pesar de que el partido se disputará en El Molinón, el modesto club será el local el martes. Por ello no han querido olvidarse de la base, de los guajes, “son el futuro de este club”, y tienen previsto un protocolo para que los críos salgan con los jugadores en la previa del partido, disfrutando de un escenario mítico como es el campo más antiguo de España. También esperan que puedan pasar al campo todas las pancartas y carteles que les acompañan en La Cruz cada fin de semana. Por una vez en la vida, El Molinón no será rojiblanco. Pase lo que pase mañana, los gijoneses celebrarán la victoria de un club de la ciudad.
«Es el partido más importante del Ceares»

Sergio Rionda, socio desde hace ocho años y jugador del filial, trabaja en la administración del club. Llegó a colaborar con el equipo durante la fase de ascenso del año pasado. “Para mí es el partido más importante del Ceares. No vas a olvidar otras temporadas, pero para mí este es el más importante”. Ver a su equipo jugar en el templo del Sporting es un sueño, aunque “va a ser extraño estar acostumbrado a ver los partidos de pie, poder verlo sentado”.
En un club donde el presidente se encarga de atender la cantina cada día de partido, la colaboración de la directiva y el resto de la masa social es esencial. El lema “los últimos en dinero, los primeros en corazón” no es una soflama lanzada al viento. El año pasado, donde se celebró el ascenso a la Segunda RFEF, fue uno de los clubes más modestos económicamente. Sobrevivía con unos 6.000€ al mes. Este año han doblado sus posibles, pero siguen luchando con uno de los presupuestos más bajos de la categoría.
«Toda la directiva siempre está dispuesta a ayuda»

El espíritu de colaboración y de trabajo se refleja en las palabras de Víctor Xuan Melero, directivo responsable del mantenimiento de La Cruz. “Soy el que se encarga de esto, pero toda la directiva está siempre dispuesta a ayudar, eso quiero dejarlo claro”. No es un trabajo menor. Cuando el primer equipo juega por la mañana y el femenino por la tarde, hay que dejar el campo en condiciones. Y no estamos hablando de un césped artificial, ni de un campo de tierra. La Cruz es tan purista en esto del fútbol que no se permite ni siquiera la comodidad que supondría jugar sobre hierba sintética. El campo del Ceares luce un verde natural, cuidado pese a la cortina de lluvia que lleva cayendo como una condena en Gijón desde hace una semana.
Con las apuestas sobre el resultado, se les ilumina la mirada. Son conscientes del reto mayúsculo al que se enfrenta el equipo de su corazón. El Sporting cuenta, en su once titular, con tres internacionales sub21 con España, el delantero centro de Montenegro y el extremo de Panamá. Tiene en sus filas a uno de los mejores porteros de la Liga Smartbank y jugadores que han competido en primera división como Babin, Marc Valiente o Cristian Rivera. Pero no dudan. Los tres confían en sus hombres, en los chavales del Ceares. A pesar de que su equipo, como el rojiblanco, lleva una mala dinámica. Cefe es más optimista. Ve un 1-0 de manual. Sergio y Víctor apuestan al sufrimiento con un empate a unos, prórroga y que decida la lotería de los penaltis. Y que la suerte caiga, como el día del sorteo, del lado el equipo teyeru.
Comentarios 1