Existe un material con una elevada resistencia mecánica, casi incombustible, inatacable por ácidos, poco conductor de la electricidad, abundante, accesible y económico. Se trata del amianto.
Los griegos y romanos ya lo utilizaron porque el fuego no lo consumía, y en la Edad Media lo emplearon reyes, alquimistas, magos, alfareros o constructores. Su presencia se generalizó en la segunda mitad del siglo XX, principalmente en la industria y construcción. Sin embargo, este material, que aún hoy puede encontrarse en gran cantidad de antiguos edificios y naves abandonadas, está catalogado, en todas sus variantes, como un agente cancerígeno de primera categoría. «En Asturias y Gijón hay muchísimos lugares donde todavía está presente» y su retirada es fundamental para salvaguardar la salud de los vecinos. «Se trata de un problema de envergadura que no se sabe cuando se va a resolver», lamenta Fruti Pontigo, portavoz de la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies. Por el momento, la inacción de las administraciones es un hecho.
El amianto en Gijón
Los hosteleros asturianos, a través de la patronal Otea, acaban de perfilar un proyecto con el que pretenden convertir los antiguos terrenos de Naval Gijón en un espacio de ocio. Según ellos mismos han manifestado, será un lavado de cara para esta zona, que la convertiría en un polo de atracción turística «de primer nivel». Precisamente, esos terrenos de los que hablan concentran buena parte de las edificaciones con amianto en Gijón. De hecho, el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) condenó en 2016 a Naval Gijón y a Pymar a indemnizar con 133.806,32 euros a la familia de un prejubilado de la factoría naval, que falleció en 2013 por carcinoma de pulmón, a consecuencia de haber inhalado amianto en su puesto de trabajo.
El arquitecto gijonés Joaquín Caamaño cuenta que «las zonas y sectores más afectados por la exposición del amianto han sido los astilleros y la construcción«, y que era muy habitual utilizarlo en aislamientos para barcos, edificios, casas, colegios y la industria en general.
Su uso se extendió por la mayor parte de los edificios y naves industriales desde el final de la Guerra Civil y hasta bien entrados los años 90 del pasado siglo. Los techos de muchas fábricas, naves, cuadras o tendejones se hicieron con este material, al igual que numerosas conducciones en los edificios.
Por su parte, Pontigo asegura que La Calzada, Moreda o El Cerillero aún concentran un gran número de naves con fibras de amianto presentes en la uralita de sus tejados. Pero, ¿es es esto ilegal?
Naval Gijón, La Calzada, Moreda o El Cerillero, además de la zona rural por la gran cantidad de cuadras y tendejones, son algunas de las zonas con más presencia de amianto en la ciudad
¿Qué dice la normativa sobre el amianto?
El empleo masivo del amianto se truncó a mediados de los años 80. Entonces se demostró que el material tenía nocivos efectos para la salud como la fibrosis pulmonar, el cáncer de pulmón y el mesotelioma (cáncer de pleura), entre otros.
Su riesgo es tal que las muertes causadas en España por la inhalación de las invisibles fibras de amianto podrían llegar a las 130.000 antes de 2050 si no se le pone remedio. Así lo indica el informe remitido al Parlamento por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) para reclamar al Gobierno la elaboración de una Ley Integral del Amianto. Tan sólo en el ámbito laboral, en 2020 se produjeron un total de 23 decesos profesionales confirmados por culpa de este material, según UGT.
Tal y como explica Caamaño, «el amianto en nuestro país ya no se utiliza en la construcción naval desde los años 80, aunque su prohibición no llegó hasta el 2002». Ahora la Unión Europea insta a sus Estados miembros a erradicar esta sustancia tóxica antes de 2032.
Mientras, Pontigo explica que, aunque prohibido en España desde 2002, «no es ilegal tener construcciones o instalaciones con elementos que contengan amianto, lo que es ilegal es hacer nuevas construcciones con este material».
En España el amianto está prohibido desde 2002, aunque no es ilegal mantener este material en las construcciones ya realizadas anteriormente. La UE insta a su erradicación completa antes del 2032
Retirada del amianto: una tarea aún pendiente
Pero, ¿cuándo el amianto se vuelve realmente peligroso? Más del 70% del amianto instalado en España ha llegado al final de su vida útil, esto es, el periodo a partir del cual se desprenden las fibras y se convierte en un material peligroso. Y esto es también lo que denuncia la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies.
Pontigo explica que este material se vuelve «extremadamente peligroso» cuando se encuentra en mal estado de conservación y el viento lo dispersa por el aire. El problema es que esto es lo que ocurre en la mayoría de los casos. Teniendo en cuenta que la mayoría de construcciones con amianto superan los 40 años, ese riesgo de desgaste resulta evidente. Y Naval Gijón es un ejemplo.
Desde la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies apuntan que las edificaciones en mal estado con amianto deben tratarse. «El Ayuntamiento debería tener una actuación más decidida y exigir a las empresas tomar medidas. Según se vayan degradando esos tejados con amianto hay que cambiarlos». Además, hay que tener en cuenta que su retirada de cualquier instalación requiere de extremas medidas de seguridad para evitar la dispersión de fibras en el aire y debe ser realizado por empresas especializadas.
Casi 20 años después de su prohibición, aún son muchos los tejados grises característicos de este material que quedan repartidos por toda Asturias en naves, tendejones o colegios. Como consecuencia, el amianto sigue siendo el asesino invisible, silencioso y omnipresente de nuestro entorno.