«Nunca cobró ni una simple dieta en ninguna de sus facetas de entrenador o directivo. El deporte, tanto el fútbol como la natación fueron para él una pasión sin remunerar»

El pasado 8 de febrero fallecía en Ribadesella Ana Morán, hija de Edmundo Morán, mito sportinguista. Lo hacía a los 101 años, después de una vida de amor a los colores rojiblancos. No en vano, su padre lo fue todo en el Sporting…
Edmundo Morán ejerció como futbolista rojiblanco desde 1914 hasta 1918 (había llegado al club procedente de la Sportiva Gijonesa), y fue uno de los jugadores más destacados en esos cuatro años, hasta tal punto que en su retirada la propia afición organizó junto con el club una comida de homenaje a la que asistieron jugadores, directivos y aficionados. El homenaje fue compartido junto a otros dos futbolistas que dejaban el Sporting, los hermanos Saturno y Senén Villaverde. La fiesta se organizó en la Semana Grande de Begoña y consistió en un banquete en los salones del Gran Kursaal Casino.
Tras dejar la práctica del fútbol como jugador ejerció como árbitro, algo muy habitual en la época, y llegó a ser presidente del Colegio de Árbitros de Asturias. Hasta aquí una biografía habitual en un jugador de la época, pero la traigo a colación porque me recuerda al ‘marrón’ al que se apuntó ahora Abelardo. Resulta que en el año 1925, Edmundo Morán era presidente del citado colegio arbitral, y el Sporting había traído al club a un entrenador profesional, un ‘campeón del mundo’ (en realidad’ era olímpico) uruguayo llamado Monegal. Fue el primer entrenador cesado en la historia sportinguista. Y no había dinero para contratar a otro profesional, así que Edmundo Morán dejó su cargo presidencial del colectivo arbitral asturiano, y entrenó al Sporting de forma totalmente gratuita.

Fue una temporada muy convulsa, que acabaría con un tercer entrenador esa campaña, Argüelles. Edmundo Morán nunca se desligó del Sporting y entrenó a su equipo infantil en los años treinta y, con anterioridad, al primer equipo del Cimadevilla. También tuvo responsabilidad en los despachos sportinguistas, puesto que ejerció como directivo (con el cargo de vocal) en 1946. Nunca cobró ni una simple dieta en ninguna de sus facetas de entrenador o directivo. El deporte, tanto el fútbol como la natación (también fue directivo del Club Natación Gijón y de la sección que de este deporte tenía el Sporting) fueron para él una pasión sin remunerar.
Su vida profesional la desarrolló como cajero de la Unión de Armadores de Buques Pesqueros de Asturias. Edmundo Morán falleció en Gijón el 21 de febrero de 1962 a los 72 años. Un sobrino suyo, Vicente Morán, fue, por cierto, directivo del filial sportinguista allá por los años ochenta, siguiendo la enorme estela familiar vinculada al club gijonés.