Empleada como vigilante de seguridad por la empresa SABICO, esta avilesina de 55 años resolvió el problema tomando por las piernas a la menor, de cuatro años, colgándola boca abajo y extrayéndole el caramelo con el que se había atragantado
La biografía de Anahy Brandy Fernández bien podría ser recogida en una novela de aventuras. Cosa lógica, por otra parte, dada su profesión de vigilante de seguridad. A sus 55 años esta veterana del sector, avilesina de pura cepa pese a lo exótico y hasta etílico de su segundo apellido, atesora un buen puñado de anécdotas de relatar, no siempre agradables de recordar, ciertamente, aunque sí pintorescas. Sin embargo, ninguna de ellas le ha dejado tan buen sabor de boca como la sucedida este lunes. Pasadas las once de la mañana, Brandy se encontraba en el control de acceso a las dependencias de la Empresa Municipal de Aguas de Gijón (EMA), el puesto que hace seis años le asignó la empresa SABICO, cuando, sin comerlo ni beberlo, salvó la vida a una niña de sólo cuatro años que se había atragantado con un caramelo. Algo aparentemente lógico, de no ser por un detalle: lo peculiar del método aplicado para ello. Lejos de recurrir a la maniobra de Heimlich o a otros protocolos reglados semejantes, este ‘ángel de la guarda’ de uniforme cogió a la menor por las piernas, la colgó boca abajo y dejó que el dulce obstáculo se deslizase desde la garganta hasta la boca. Y funcionó.
«Llega a pasarle algo, y me tendría que haber dado de baja; no lo habría podido soportar«, confiesa Brandy, que todavía no se cree la repercusión que su acción está teniendo en la ciudad. Y eso que, en principio, la primera jornada de esta semana pintaba normal. Tal como rememora, «estaba en mi despacho, y empecé a oír toser mucho a la niña; estaba en el vestíbulo del edificio con su madre, que le daba golpes en la espalda, así que salí a ver si podía llegar». Bastaron un vistazo y dos palabras atropelladas de la progenitora para que Brandy tuviese claro lo que debía hacer. «Si llego a practicarle la maniobra de Heimlich, con mi fuerza y teniendo sólo cuatro años, le habría roto seis costillas; por eso, y porque el caramelo era lo que era, pensé que sería mejor colgarla boca abajo y sacárselo«, afirma. Algo poco ortodoxo, alejado de lo impartido en los cursos de primeros auxilios y más propio, quizá, de una serie de animación o de un programa de pesca… Pero radicalmente eficaz, dadas las circunstancias. En cuestión de segundos, el caramelo recorrió los centímetros suficientes para que Brandy introdujese un dedo en la boca de la menor y se lo extrajese, evitando así un desenlace fatal.
Convertida en heroína involuntaria en cuestión de segundos, las primeras muestras de gratitud hacia la avilesina llegaron de manos de la propia madre de la niña. «Me cubrió de bendiciones, me dio las gracias… Hasta me dijo que deberían pagarme más por ello«, ríe Brandy, que se limitó a sugerirle a la mujer que llevase a su pequeña a un centro médico, «por si, al meterle el dedo en la garganta, le había hecho daño». A partir de ahí, sus compañeros de SABICO, los empleados de la EMA y no pocos ciudadanos de a pie se han ido sumando, conformando una oleada de homenajes que tiene un poco abrumada a su protagonista. «Sinceramente, no pienso que sea para tanto… Creo que es algo que cualquiera en mi situación habría hecho«, reflexiona, humilde. Sea verdad o no, lo cierto es que el haber hecho lo que hizo ha reafirmado su convicción de que haber accedido al sector de la seguridad privada, hace ahora quince años, no fue, en absoluto, una maña decisión. «Antes de esto trabajé de camarera, cuidando niños… Un poco en todo. Entonces mi expareja, que también era vigilante, me animó a hacerlo; me preparé durante tres meses y medio, empecé y aquí sigo», apunta. Su periplo como uniformada la ha llevado a prestar seguridad en destinos como la tienda KIABI, el Carlos Tartiere o Asturiana de Zinc, en su San Juan de Nieva natal. «La mayoría de mis historias son de fuerza, lo normal en este oficio, pero cosas como la de ayer te dejan un buen cuerpo… Es con lo que te quedas«.