ÁNGELA PUMARIEGA, ORO EN VELA LONDRES 2012
“Barcelona 92 fue la chispa que me introdujo las ganas de competir. Me había imaginado tantas veces subiendo a un pódium que, cuando llegó Londres, ya lo había vivido en mi cabeza”
“No tengo la sensación de que hayamos quedado en el olvido, pero sí es cierto que mucha gente desconoce el número de éxitos que tenemos en Gijón y en Asturias”
Angela Pumariega (Gijón,1984) nació dos años después del Mundial de fútbol que se disputó en España y que tuvo como una de sus sedes El Molinón. En una época marcada por el deporte rey, la gijonesa se decantó por otras modalidades que, a la postre, le encumbraron al éxito. Se acaba de cumplir una década de la medalla de oro en Londres, uno de los mayores logros de la vela española. Ahora encara nuevos retos como parte de esa generación que quiere resucitar la Familia Olímpica del Principado, aunque contando con los veteranos porque, como recuerda la asturiana, “son el espíritu”.
¿Dónde estaba Ángela Pumariega en Barcelona 92?
Recuerdo que nos juntamos toda la familia, mis primos y mis tíos en una casa y estar de noche sentados alrededor de una mesa viendo la ceremonia de inauguración.
Seis oros asturianos dejó aquella cita. ¿Una cómo ve los Juegos cuando tiene siete años?
Como una fiesta del deporte, un lugar que me llamaba la atención y donde se encontraban los deportistas buenos y grandes. En aquella época hacía gimnasia, empecé a navegar a los diez años y Barcelona 92 fue la primera llama del mundo del deporte que entró en mí.
No tuvo la oportunidad de portar la antorcha olímpica en Gijón en 1992, pero hizo el último relevo en 2016 con motivo de la capitalidad europea del Deporte y fue una de sus embajadoras. ¿Cuándo es su ciudad hace más ilusión?
Siempre. Además, casi toda mi campaña olímpica y la vida deportiva tuve la base de entrenamiento fuera de Gijón, estábamos entre Galicia y Santander. Por lo tanto, cada vez que podía hacer algo en mi ciudad siempre me hacía especial ilusión porque al final es en mi casa, con mi gente. Es verdad que me hubiese gustado hacer más cosas, pero me quedo con el enriquecimiento de lo realizado.
Y además con una leyenda viva como Agustín Antuña…
Sí, la verdad es que es un honor para mí porque Agustín es una de las referencias del olimpismo no solo asturiano sino español con todo lo que sabe. Fue una foto más para la historia.
¿Imaginaba que 20 años después de Barcelona disputaría unos Juegos y se colgaría un oro?
Lo había soñado muchas veces. Barcelona fue la chispa que me introdujo esas ganas de competir. Sí que tengo más memoria de Atlanta. Me gustaba y practicaba gimnasia y seguía, sobre todo, al equipo americano, me impactaron muchísimo esas imágenes tan épicas y era un sitio en el que quería estar. Me había imaginado tantas veces subiendo a un pódium y, sobre todo, el hecho de ver la bandera, tener la medalla y escuchar el himno que, cuando se hizo realidad en Londres, era algo que en mi cabeza ya había vivido.
“No entiendo que ningún concejo se haya interesado por albergar el Museo Olímpico o que el Principado no haya impulsado un espacio en una ciudad asturiana”
Precisamente compartió un vídeo en sus redes sociales de la ceremonia inaugural donde decía que era “la fiesta en la que todos los atletas quieren estar”. Usted estuvo en la fiesta y además fue una de protagonistas…
Nosotras queríamos ir a la ceremonia de inauguración, pero teníamos entrenamiento oficial al día siguiente en Weymouth, a tres horas en coche de donde estábamos. De hecho, la ceremonia debió terminar a las dos de la madrugada y a las cinco cogimos un coche para ir al entrenamiento. Pese al esfuerzo, no queríamos perdernos la ceremonia porque has trabajado muchos años y es algo con lo que nos queríamos quedar. En ese momento no imaginábamos conseguir una medalla. Por lo tanto, fueron momentos mágicos, la sensación de estar con todos los deportes, los deportistas que estás acostumbrada a ver por la tele, de repente son parte de tu equipo… A pesar de que dormimos tres horas antes del entrenamiento oficial, mereció la pena. Incluso nuestro entrenador nos dijo que fuésemos, disfrutásemos y que era la fiesta en la que teníamos que estar.
¿El día de la final como se gestiona la presión?
Estábamos súper tranquilas y es una de las claves que ha marcado nuestro éxito en los Juegos. Nosotras no éramos ni las favoritas en el equipo español, ni en vela para conseguir una medalla. Por lo tanto, creo que no tener presión es una de las claves para llegar a la final de una cita olímpica. También es verdad que en las semifinales había que ganar tres enfrentamientos. Íbamos venciendo 2-1 y cuando nos impusimos en el tercero no celebramos ese pase a la final porque pensábamos que no habíamos terminado, nos enteramos cuando llegamos a tierra. La noche anterior estábamos en la habitación y comentábamos la importancia de estar en una final. Aunque lo hubiéramos hecho fatal ya teníamos una plata olímpica, con lo cual también esa sensación de tranquilidad y serenidad de saber hasta dónde has llegado.
Ha pasado una década desde aquella gesta. ¿Es consciente de que junto a Tamara Echegoyen y Sofía Toro cambiaron el curso de la vela femenina?
A día de hoy no soy 100% consciente de lo que conseguimos. Hubo un momento en el que me di cuenta de lo difícil que es llegar a los Juegos Olímpicos, fue en Río 2016 donde ni siquiera me clasifiqué. También es verdad que estoy muy orgullosa de pertenecer a esa generación porque 2012 fueron los Juegos de la Mujer. Formar parte de ese cambio en el deporte femenino es un orgullo y ojalá vengan muchas más medallas de chicas.
“Me hace mucha ilusión formar parte de la Familia Olímpica del Principado. Hay que dar a conocer los valores del olimpismo”
¿Su agenda de actos se multiplicó a raíz de aquel metal?
Una locura (risas). Desde el momento que pisamos tierra fue una locura. Ese verano fue súper intenso. Es más, cogí una semana para estar desconectada, sin teléfono porque eran demasiadas cosas. Fue muy gratificante compartirlo con la gente porque había muchas personas que se ilusionaban, que se habían alegrado muchísimo por mí. Poder compartir ese éxito con toda la gente me gustó muchísimo. Coincidió que el día que ganamos la medalla era un sábado, un día espectacular en Gijón, todo el mundo en la playa, muchísima gente siguiéndonos y me llegaron infinidad de mensajes, sobre todo, de darme las gracias por lo que habíamos conseguido, de hacerles muy felices. Me pareció muy impactante el haber generado tanta ilusión en muchas personas.
Ahora que ha transcurrido el tiempo, ¿cuánta gente intentó subirse a su barco al calor de la fama?
Seguramente mucha, pero tengo claro de dónde vengo, quién me ayudó y eso lo he dejado bastante patente con mis actos. Al final mi familia fue la que me impulsó, mi club y mis entrenadores cercanos. Es ahí donde tengo que realmente diferenciar quién está conmigo por mi trayectoria y quién sólo se acercó.
¿Tiene la sensación de que, pasado el impacto inicial, su medalla ha caído en el olvido? Lo digo porque con la mayoría de olímpicos se repite el patrón.
Hay una canción de David Bowie que se llama ‘Heroes’, de hecho la pongo mucho en los Juegos Olímpicos, y dice ‘héroes solo por un día, ¿no?’. En mi caso no creo que la medalla haya caído en el olvido gracias a la prensa de Gijón. No sé si es porque hacía tiempo que no había muchos resultados, también es cierto que somos pocos los que conseguimos medallas olímpicas, pocas chicas, pero los medios se han portado súper bien conmigo y siempre me han mantenido. Sí que es verdad que la gente de la calle puede tener ese desconocimiento porque además son 15 días de Juegos Olímpicos, Paralímpicos y después empieza al fútbol. Cada cuatro años tenemos ese paréntesis de deporte en el que la gente sí te sigue, pero cuando llega la temporada el deporte olímpico o el minoritario queda más en el olvido. ¿Conclusión? No tengo la sensación de que hayamos quedado en el olvido, pero sí es cierto que mucha gente desconoce el número de éxitos que tenemos en Gijón y en Asturias.
Supongo que no ayuda ser un deporte minoritario…
Pienso que la mayoría de los deportes minoritarios estamos en las mismas circunstancias. Ahora es verdad que con las redes sociales nos acercamos mucho más a la gente y saben lo que hacemos, estamos un poco más conectados. Esta época es diferente, va cambiando y cada vez tenemos mucho más protagonismo, pero todavía la gente no sabe lo que significa el esfuerzo, el sacrificio, todo lo que tienes que dejar de lado en tu vida para poder estar o al menos luchar para meterte en unos Juegos Olímpicos. Haría falta ese mayor conocimiento.
¿Asturias podía haber aprovechado esta medalla para dar un impulso a la vela?
Por supuesto. Siempre que me llaman para actos, eventos o charlas en colegios intento ir porque es bueno para promocionar el deporte en general y el deporte femenino. También es importante impulsar el deporte de competición porque es una tarea pendiente. Está muy bien que se haga deporte base, infantil, juvenil, pero hay que apoyar a la competición para tener esos referentes y eso queda por hacer para poder generar esa masa deportiva que quiere llegar a conseguir éxitos. Pienso que se aprovecha muy poco.
¿Se puede vivir de la vela?
Ojalá. Me ha abierto puertas o he podido vivir el tiempo que estaba compitiendo a alto nivel, pero si no tienes resultados, no tienes beca. Hay años que se puede mantener un tiempo y de hecho cuando dejé la campaña olímpica compaginaba la empresa familiar con el deporte, tenía siempre un plan B bastante bien asentado y por eso alargué tanto mi vida profesional, pero hay que ser realistas. Hay que tener siempre un plan B, un C y un D (risas).
“No soy 100% consciente de lo logrado, pero hubo un momento en el que me di cuenta de lo difícil que es llegar a los Juegos: en Río 2016 ni siquiera me clasifiqué”
¿Disfruta del deporte como cuando era niña o su sensación ha cambiado?
Disfruto mucho, pero la perspectiva es diferente. Ahora, por ejemplo, soy muy competitiva, quiero clasificarme para el Mundial y me gusta ganar en todo lo que hago, pero si un día sale mal no pasa nada. Disfruto en el agua, disfruto compitiendo y disfruto haciendo deporte en general. Ese es el objetivo: primero disfrutar y luego, si viene los éxitos, mejor.
Una de las cosas que valora son los equipos. 10 años después sigue señalando la importancia de su preparador físico Diego Quintana.
No hubiésemos conseguido esa medalla si no tenemos detrás un gran equipo. Cuando doy charla en colegios o empresas, la foto que se conoce es el pódium de nosotras tres, pero siempre que hablo de la importancia del grupo después de esa foto oficial se subió al pódium todo el equipo con nosotras: nuestro preparador físico, que hace poco vino por Gijón, y además trabajo muchísimo conmigo porque tuvimos una gran labor por delante para llegar a los Juegos, el fisio, el médico, el encargado de la logística, el director, compañeros de otras categorías… Esa foto es realmente la importante. Yo no hubiese llegado al oro olímpico si no llega a ser por el gran equipo que tenía detrás. Todos estábamos luchando por el mismo objetivo y eso es la diferencia de un equipo.
Oiga, también le vimos debutar como comentarista en los últimos Juegos Olímpicos de Tokio. ¿Se pasa peor al otro lado?
Lo pasé fatal, mucho peor (risas). En los Juegos de Río no vi prácticamente nada porque había perdido la selección unos meses antes y estaba un poco disgustada con no haber llegado a ese objetivo. De hecho, fui incapaz de ver absolutamente nada de los Juegos. La campaña de Tokio la dejé a la mitad porque me lesioné el hombro, pero TVE medio la oportunidad de ser comentarista de la vela y no dudé ni un segundo en ir con ellos. Lo pasé fatal viendo las regatas porque cuando tú estás en tu trabajo, sabes si te sale bien o mal y desde fuera me puse muy nerviosa, tanto que con la última medalla de bronce que ganaron Jordi (Xammar) y Nico (Rodríguez) se me saltaban las lágrimas de verles lo contentos que estaban. Esa sensación de todo el trabajo que había detrás de esa medalla lo conozco de primera mano y aparte de que son mis amigos y sé lo que han trabajado por estar allí, no podía hablar de lo emocionada que estaba. Lo pasé mucho peor desde fuera, pero los Juegos de Tokio me sirvieron también como un reencuentro con el olimpismo. Después de no haber conseguido el objetivo en Río, Tokio fue volver a conectarme y ya que no podía participar como deportista, ir de comentarista era una forma de estar con ellos.
¿Es de estas cosas que a una le llegan en la vida sin esperarlo?
Sí. Estaba de ayudante de comentarista. Mi labor era un poco la parte más técnica y es complicado hablar de la vela porque realmente son conceptos, nombres y es un deporte que desconoce la gente. Explicarlo de una forma que sea fácil de entender para los que no saben, pero tampoco parecer muy básica para los que controlan el deporte es complicado y estaba algo nerviosa porque quería hacerlo bien. Una pena que con el COVID no estuviésemos en Tokio (risas), lo hicimos desde Madrid y los horarios eran horribles, pero me pareció alucinante estar ahí.
Fue de unas de las 19 elegidas como experta en su deporte. ¿Esto al escucharlo impone?
“Tokio fue volver a conectarme con los Juegos Olímpicos y ya que no podía participar como deportista, ir de comentarista con RTVE me pareció alucinante”
Hablemos de futuro: la Familia Olímpica del Principado. Todos los ojos se posan en una nueva generación joven que viene con fuerza. Intuyo que usted está entre ellas…
Se pusieron en contacto conmigo y me hace mucha ilusión formar parte de esta familia. La verdad es que desconocía incluso de su existencia porque desde 2012 estaban parados y me pareció muy interesante. Hace unos días tuvimos una reunión y nos encontramos con gente que ha vivido lo mismo hace un montón de años en diferentes Juegos Olímpicos. Es importante que entre nosotros nos conozcamos, que se den a conocer los valores del olimpismo y con ganas de intentar reflotarlo.
Muchísimo porque al final sabes que va a estar toda España pendiente de ti y ser un referente impone. La vela es difícil de seguir porque si no te ponen los planos correctos es complicado y, sobre todo, me generaba un poco de inquietud el saber transmitir, que los espectadores entendieran realmente el deporte porque si eso sucedía se iban a enganchar. El objetivo era ambicioso y sí que es verdad que impone mucho.
¿Qué le gustaría aportar?
Dinamismo, energía. Me gusta luchar por mis sueños y trabajar con retos. Aportar esa energía de trabajar conjuntamente por conseguir el museo o dar a conocer los deportistas que hemos ido a los juegos. Incluso más que los deportistas, lo que significa estar en unos Juegos Olímpicos.
Se me ocurren varios nombres del olimpismo asturiano que pertenecen a esta generación: Jorge García, Jessica Alonso, María López… ¿Tienen la ilusión que se les ha agotado a sus antecesores?
Es complicado conseguir el nivel que tuvo el equipo anterior porque han dejado el listón muy alto. Uno de los objetivos quedó un poco diluido, pero la idea inicial que tenían era importante y era potente, ojalá podamos luchar por ellos. Es verdad que van a seguir ahí porque les hemos pedido también que, aunque nosotros cojamos el relevo, estén a nuestro lado porque al final son el espíritu.
¿El Museo Olímpico ya no puede esperar más?
No. Espero que se materialice antes de París 2024, es una fecha ambiciosa. Obviamente habrá unas elecciones por medio que no sé si puede influir, pero es algo de Asturias y que Asturias se merece. Hay que buscar una ubicación lo antes posible y luego llenarlo de contenido, algo para lo que no va a haber problema.
Contaban Ramón Gallego, Luisa Álvarez o Agustín Antuña en las entrevistas las infructuosas conversaciones en el pasado con los Ayuntamientos de Oviedo, Gijón, Avilés, Mieres y Carreño. Como olímpica, ¿le entra en la cabeza que ninguna institución quisiera un espacio que acoja la historia del olimpismo asturiano?
No lo entiendo. Creo que se merece un espacio, tiene contenido como para generar un lugar adecuado y además va creciendo porque cada vez hay más asturianos que están ahí, con lo cual sería una exposición viva. No consigo entender que ningún concejo se haya interesado o que el Principado no haya impulsado un espacio como este en una ciudad asturiana.
Alicante puso en marcha en 2012 el museo The Ocean Race para potenciar la vela. Una infraestructura que cuenta con talleres, programas educativos, visitas guiadas… ¿Podría ser un ejemplo a seguir?
Ese museo es muy interesante porque no solo habla de las regatas, sino que tiene experiencias. La gente puede conocer mucho más el deporte. Al final los deportes minoritarios o el olimpismo en general es desconocido para la gente. Esto hace que ver equipaciones o los materiales que utilizaban en cada deporte sea interesante y además puede generar interés no solo en los adultos, también en los más pequeños, que los colegios puedan ir, conocer los diferentes deportes y quizás generar esa semilla, como me paso a mí en la ceremonia de inauguración de Barcelona, para que algún niño o niña decida practicar un deporte de esos que están en el museo.
¿Tiene alguna preferencia sobre quién debe liderar esta nueva etapa de la Familia Olímpica?
Se está trabajando bien. Hay grandes personas que ya están haciendo una labor muy buena, así que quien decida dar un paso al frente estoy segura de que va a tener un equipo de trabajo que le va a ayudar. Lo importante es eso, la labor colectiva.