«Sabe que tendremos que encontrarnos en las barricadas más pronto que tarde, con alamedas o sin ellas, para defendernos de los especuladores del ladrillo y el turismo masivo»
Conocen bien las calles de Cimavilla (desde hace más de tres décadas) el paso seguro y la vivaracha mirada de Ana González Ferrero. Aunque todo el mundo llame a esta mujer: Anina Hood, una mujer con ideas claras y energía a prueba de indolencias cotidianas. Aparece Anina en cualquier recodo, plaza, esquina o portal por sorpresa pero sin inquietar a propios y extraños. A esta arquera con espíritu luchador le molestan profundamente las injusticias y no suele batirse en retirada, ni lanzar estériles peroratas de diplomacia facilona.
Sabe que tendremos que encontrarnos en las barricadas más pronto que tarde, con alamedas o sin ellas, para defendernos de los especuladores del ladrillo y el turismo masivo, o de esa atención primaria cercenada desde unos centros de salud cerrados o a medio gas. La pandemia como excusa ineludible. Y no dejaremos pasto para el olvido con la bota silente de gobiernos locales que no gobiernan para los humildes y se ponen de perfil ante esos abusos constantes por parte de grandes corporaciones e industrias que contaminan sin tasa. Con el consentimiento de poltronas, egos, cargos… Hood acerca la historia popular; la de las trabajadoras y trabajadores que dieron hálito a la piedra encargada por marqueses, bendecida por priores. Honra con «La Casa de la Memoria» a los playos y descubre a curiosos de aquí y de allá (en grupos de 15 y sin taponar callejuela alguna) que se esconde tras las imágenes que pueblan el barrio alto. En un recorrido por el patrimonio emocional, un brindis ilusionante por su identidad.
(Foto: Adrián Muñiz) (Foto: Alonso Varela)
La marca personal de Anina es «Artefakto Project», entendiendo el espacio público como una plataforma adecuada para que el arte urbano contestatario pase de boca en boca o de boca a oreja, de mano en mano, de pared en pared. Desde un homenaje collage a Rambal y a su madre: Concha La Guapa, hasta unas calcomanías gigantes; ojos que todo lo ven (regalo de una joven lluvia). En ocasiones se entrelazan «La Casa de la Memoria» y Artefakto Project» gracias a magos-aliados: Luis Sevilla, Carson y Paco Álvarez (gran escritor, periodista y mejor persona). Hace unos días las tizas de colores de Hood dejaron la cicatriz del poema «A tres agües» en la pared de uno de esos muchos solares de la nada. Dedicando el Álvarez de talento (Paco) sus líricas letras a la Fontica L’ Atalaya. Como es peleona no se deja vencer por el fracaso o este le da alas para volar y liberarse de algunos técnicos municipales con el ritmo burocrático del caracol, expertos en arruinar buenas ideas. Hood duerme en Bajovilla pero sueña en Cimavilla y ofrece la única eternidad permitida y real, apartando el cáliz del engaño religioso. Los recuerdos de raíces profundas, fotos, dibujos, gestos heredados y más de mil y una historias contadas, cantadas en las noches de Cimata.