El exmilitar senegalés niega que tales ataques se produjesen, insiste en que las patrullas, llegados en respuesta a una llamada por un delito de violencia doméstica, «se equivocaron de casa», y afirma que «me tienen manía»; piden cuatro años de prisión

Se ha escuchado miles, si no millones de veces, en aulas y hogares de todo el mundo: «Es que el ‘profe’ me tiene manía». No es tan habitual, sin embargo, oír esa frase en un juzgado español. De ahí que haya suscitado tanto revuelo que Papagore Ndoye, el exmilitar senegalés detenido en mayo de 2021 por, presuntamente, haber agredido a nueve agentes de la Policía Nacional, recurriese a dicho argumento para, en parte, justificar lo ocurrido. Lo hizo este miércoles ante el el Juzgado de lo Penal Número Tres de Gijón, con motivo de la primera sesión del juicio, en la que se reafirmó en las razones esgrimidas durante estos años para justificar su inocencia y pedir su absolución: que los uniformados, movilizados en respuesta a una llamada por un supuesto caso de violencia doméstica, se equivocaron de domicilio; que no hubo agresión alguna… Y, efectivamente, que los representantes de la autoridad le tienen manía. Todo ello, antes de volver a tomar asiento… Y, tranquilamente, ponerse a leer un libro de autoayuda en plena sala. En concreto, ‘Tú puedes: nuevas ideas para potenciar tu talento’, de Joaquín Lorente. Verídico.
Trasladado al Centro Penitenciario de Asturias desde la cárcel de Palencia, en la que cumple condena, el procesado, antes de entregarse a la lectura, contó que, a la irrupción de los agentes en el inmueble, situado en el barrio gijonés de Contrueces, «estaba limpiando«, sin tener, pues, conexión alguna con el supuesto acto de violencia doméstica. La aparición de las patrullas habría respondido, siempre según su relato, a que la Policía Nacional lleva años desarrollando una animadversión hacia su persona, llegando al extremo de «acusarme de cosas que no he hecho». También descartó de todo punto haber lesionado a alguno de los uniformados… Cuestión sobre la que su pareja, citada a declarar, arrojó aún más leña al fuego, al afirmar que los denunciantes «se pegaron entre ellos» para herirse y, después, inculpar a Papagore. Los agentes, por su parte, apuntaron que el acusado intentó encerrar a uno de ellos en la vivienda, y que en todo momento mostró «una gran agresividad», lo que, combinado con su imponente físico, hizo de la inmovilización toda una odisea. Varios policía sufrieron contusiones y fracturas en dedos, manos y brazos. Por si fuese poco, ya arrestado, Papagore habría destrozado el coche patrulla… Algo que el procesado justificó alegando que «me dejaron tres cuartos de hora a pleno sol; casi me da un golpe de calor«.
Sea como sea, y pese a sus peticiones de absolución, la acusación particular, representada por la letrada Silvia Garrido, reclama para el exmilitar una condena de cuatro años de prisión, y el pago de más de 8.000 euros en concepto de responsabilidad civil, por un delito de atentado contra agente de la autoridad, un delito de lesiones y ocho leves de lesiones. Conviene recordar que Papagore acumula un buen número de antecedentes por diversas actividades delictivas; de hecho, meses antes del suceso por el que se ha sentado en el banquillo atacó a otros cuatro agentes de la Policía Nacional, a los que, nuevamente, causó daños. En 2019 el senegalés resultó gravemente herido con un machete en el curso de una pelea en un negocio hostelero ubicado en El Llano.